Todos deberíamos hacer la pausa para el café aunque no tomemos café

Una sentencia reconoce el derecho de las empresas a descontar los descansos del sueldo

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Pausas en el trabajo
Hay que descansar de vez en cuando y no solo para el café de media mañana. Getty Images

Si bajamos a tomar un café a media mañana, la empresa podría obligarnos a fichar y descontarnos esos minutos del sueldo. Una sentencia de la Audiencia Nacional reconoce a Galp Energía España el derecho a descontar este tiempo de las nóminas. El fallo señala que las empresas pueden tomar esta decisión de forma unilateral si no hay acuerdo previo en el contrato o en el convenio.

Sin embargo, propiciar que los trabajadores se tomen menos descansos es malo para los empleados y para la propia compañía. Hacer la pausa del café es necesario para nuestra salud y para nuestro rendimiento. De hecho, además de esa parada a media mañana, médicos y psicólogos recomiendan hacer otros descansos más breves a lo largo del día.

Para qué sirve parar de vez en cuando

El doctor Francisco José Sáez, responsable del área de salud laboral de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, explica a Verne que descansar no solo es necesario para mantener un buen nivel de actividad en nuestro puesto de trabajo, sino que además es una necesidad sanitaria. Pone el ejemplo de los conductores, que tienen regulados estos tiempos de descanso para evitar accidentes.

Explica, por ejemplo, que las personas que trabajan sentadas deberían levantarse al menos cada dos horas para dar un breve paseo y evitar así problemas lumbares. Estas pausas también ayudan a prevenir la aparición de otro tipo de problemas, como los relacionados con la vista por pasar demasiado tiempo frente a las pantallas.

Por supuesto, quienes tengan una actividad física continuada también deberían descansar varias veces a lo largo del día para evitar lesiones, por ejemplo. Y quienes pasan horas de pie deberían sentarse o moverse para evitar problemas vasculares. El doctor Sáez recuerda los problemas que la decisión de descontar las pausas del sueldo puede provocar en algunas personas con dolencias concretas, como la diabetes, que requiere comer de vez en cuando para evitar una hipoglucemia.

Es decir, incluso si lo miramos únicamente desde el punto de vista de la empresa, propiciar descansos continuados evita bajas y mejora la productividad.

Además, y aunque tuviéramos una espalda y una vista perfectas, nuestro cerebro solo puede mantener la atención de manera continua en torno a 50 minutos. Juan Carlos Marzo, profesor de Psicología del Trabajo de la Universidad Miguel Hernández explica a Verne que cada hora, más o menos, nos hace falta descansar unos 5 o 10 minutos. “Sin descansar no se rinde”, resume.

Descansar renueva nuestra atención y motivación, e impulsa nuestra creatividad (tanto en el trabajo como fuera de la oficina, claro). Cuando no hacemos nada, en realidad se activa la red neuronal por defecto. Este sistema neuronal es el que nos ayuda a divagar y a soñar despiertos, escribe el neurocientífico Andrew Smart en El arte y la ciencia de no hacer nada. Esto a su vez tiene efectos positivos en nuestros procesos emocionales y sociales, y nos ayuda a tener ideas e intuiciones originales.

Smart afirma que la medallita que nos ponemos por trabajar sin parar solo se justifica por “nuestra ignorancia profunda acerca de cómo funciona el cerebro”.

Las ventajas de trabajar menos

El efecto de estos breves descansos, con o sin café, también acaba desvaneciéndose: “A partir de las seis horas, nuestra capacidad decae”, explica Marzo. También recuerda que “las dos últimas horas de la jornada laboral son las menos productivas” y recomienda dejar para ese rato las tareas más mecánicas que no requieran tomar decisiones.

Este psicólogo critica la idea de que el mejor trabajador es el que trabaja más horas: “Está demostrado que si se trabajan jornadas más cortas, vamos a rendir más que en jornadas más largas”. Sobre todo si a esto se le suma la perspectiva de tener que trabajar horas extra sin cobrarlas. Marzo recomienda parar y retomar el trabajo al día siguiente, ya que “haremos lo mismo en menos tiempo”.

Los agravios comparativos

Las pausas ayudan a crear un mejor clima de trabajo. Pero Juan Carlos Marzo, profesor de Psicología del Trabajo de la Universidad Miguel Hernández, advierte del peligro que puede tener que las condiciones no sean las mismas para todos.

A veces ocurre con los fumadores. Algunos (no todos) se toman sus 15 o 20 minutos para desayunar, a los que añaden varios paseos para fumarse un cigarrillo. Dejando al margen el problema de salud -que sí menciona el doctor Sáez Martínez-, el problema para Marzo es el agravio comparativo: por ejemplo, cuando se ve con normalidad hacer pausas para fumar, pero se recrimina a quien emplea el mismo tiempo en resolver un problema con el banco.

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