True Story es una serie de vídeos cortos animados en los que Anabel Lorente –Catana3el en redes– cuenta, desde hace dos años, breves historias reales relacionadas con el machismo. El pasado verano, cuando la serie estaba asentada y gozaba de cierta popularidad en Twitter e Instagram, esta barcelonesa desapareció de las redes sociales y con ella, la serie. Siete meses después, publicó un vídeo en el que hablaba del motivo: había pasado por una depresión y había decidido desconectar. “Cuando empecé con la depresión y con el tratamiento, vi que me iba muy bien sentarme y escribir”, cuenta por teléfono a Verne. Aquellos textos que comenzó a escribir como terapia han visto la luz en su primer libro, bautizado como su serie animada: True Story.
Lorente se se ha ocupado de todo el proceso de creación del libro: de las ilustraciones que aparecen en el interior y de la portada, de la edición, distribución... “Era un proyecto muy íntimo y decidí que, aunque me llevará más tiempo, me ocuparía sola”, explica. “Tuve que aprender nociones de autoedición, a utilizar programas de maquetar… un lío, pero ha sido un ejercicio de instrospección muy importante para mí”, cuenta. “La mayoría de las historias que aparecen son mías o de gente de mi alrededor, aunque decidí escribirlas en tercera persona porque creo que mucha gente puede haberlas vivido o sentirse identificada, así que no son solo mías”.
En el libro, esta joven de 26 años ha plasmado algunos de los temas que aparecían en los vídeos de True Story, como el acoso, la percepción del cuerpo femenino y la heteronormatividad o los cuidados en el hogar. “A través de los vídeos [de True Story] y de mi inmersión en el feminismo me di cuenta de que había vivido en un círculo profundamente machista”, cuenta. “Muchas de las historias que tenía y quería contar estaban determinadas por ese machismo, que es el que sufren miles de jóvenes: desde el llevar cuidado por lo que te pueda pasar por llevar esto o lo otro, a actividades o tareas de las que tienes que encargarte solo por ser mujer… Y en definitiva, tomando responsabilidades que no deberían correspondernos”.
Cuando sentí miedo volviendo del colegio. pic.twitter.com/gytC6o8Hdl
— Anabel (@catana3el) January 19, 2019
Sin embargo, también ha profundizado en otro tema: la salud mental. Lorente habla en el libro de la depresión, las ideas de suicidio y la anorexia que sufrió a los 16 años. “Los problemas de salud mental son parte de una realidad muy cruda, que nos afecta a todos y que tiene un estigma gigante”, cuenta Lorente. “Los números de suicidios, por ejemplo, son mucho mayores que los de accidentes de coche, y todos estamos mentalizados de que hay que ponerse el cinturón y respetar los límites de velocidad, pero no sabemos qué hacer para prevenir el suicidio”.
Lorente habla del suicidio en la primera línea del libro, que comienza así: “En un momento en el que pensé que podía acabar con mi vida, quise, al menos, compartir estas historias llenas de coraje para que todas aquellas personas que viven en sufrimiento se sintieran acompañadas”. “Es duro decirlo, pero es real”, afirma la joven por teléfono. “Cuando me senté a escribir el libro estaba empezando a tomar medicación psiquiátrica, en una depresión superjodida y no sabía ni cómo iba a salir de todo eso, ni si iba a salir”, cuenta, “y pensé: si algún día desaparezco, al menos que estas historias queden aquí, porque no soy la única que ha sufrido bullying, ha tenido trastornos alimenticios o se ha sentido sola”.
José Ramón Pagés, coordinador nacional de la Fundación ANAED (Asistencia Nacional para la Ayuda al Enfermo de Depresión), explicaba a Verne en este reportaje sobre la importancia de hablar abiertamente de salud mental que ha habido un cambio de mentalidad en los últimos años en este tema. “Antes se pensaba que hablar de suicidio podría provocar un efecto contagio”, explicaba. “Ahora, sin embargo, los especialistas defienden lo contrario, que es importante hablarlo con tu entorno de confianza. Solo contarlo en voz alta ya es una forma de autoterapia y, además, seguro que desde el entorno de la persona afectada se le recomienda que acuda a un especialista”.
Los vídeos de True Story, el comienzo
Anabel Lorente publicó su primer vídeo de True Story el 26 de agosto de 2018, en el que hablaba de la condescendencia con el que un médico de cabecera la había tratado. “Los vídeos de True Story nacieron básicamente del aburrimiento, buscando cosas nuevas que hacer”, explica. “Probé a hacer animación y vi que mis relatos animados funcionaban”. Actualmente, estos son algunos de sus vídeos más compartidos en Twitter:
Cuando pienso que una tía es una guarra. pic.twitter.com/3uhDV3IjwY
— Anabel (@catana3el) September 12, 2018
Cuando le dije que no a un colega.
— Anabel (@catana3el) September 6, 2018
Me sigue asombrando la reacción de algunos hombres que no aceptan un rechazo y te lo hacen pagar. pic.twitter.com/PM9xWGM3HQ
“Cuando pasé por la depresión miraba los True Story desde la rabia, sentía que habían desencadenado todo lo malo”, cuenta Lorente. “Conforme ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de que no, de que era una expresión de mí misma y estoy orgullosa de cada uno de los vídeos que he hecho, pero no ha sido así todo el rato”.
Desde el pasado noviembre, y tras superar su depresión, Lorente ha vuelto a publicar contenido. No solo nuevos True Story, sino también vídeos y viñetas en los que interactúa con sus seguidores y habla de arte o salud mental, veganismo… “Me gusta dejar un espacio para la reflexión y leer las opiniones de la gente, incluso lanzar preguntas directamente: sobre la creación artística, sobre el amor… Creo que es una manera sana de conectar con el público”, cuenta.
Este marzo, Lorente tomó la decisión de dejar su trabajo de gestión de proyectos educativos en el Ayuntamiento de Prat de Llobregat. “Tenía varias ofertas para dar talleres, charlas, etcétera, y poco a poco veía que podía mantenerme, así que me pareció el mejor momento para dejarlo todo e intentar dedicarme a ello”, explica. “Ahora no puedo contarlo sin reírme: dejé el trabajo estable que me ha costado años de esfuerzo, una carrera y un máster para dedicarme a mi carrera artística... justo antes del coronavirus”.
Aunque reconoce estar algo arrepentida, Lorente cree que a largo plazo será la decisión correcta. “Tengo 26 años, un discurso y muchas ganas”, afirma. “Si no apuesto por este camino, me voy a arrepentir toda mi vida. No quiero quedarme con las ganas de explorar”.
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