Después de diez horas sentado y aguantando el dolor de la aguja con tinta, Raúl G., un valenciano de 25 años, asegura que está reventado, pero no se arrepiente. El valenciano buscaba una forma de plasmar la experiencia de los últimos meses y no encontró mejor forma de hacerlo que dejando un recordatorio en su muslo izquierdo. “Fernando Simón ha sido el símbolo de este confinamiento”, afirma Raúl mientras que habla con Verne por teléfono. Pide no publicar su apellido para no aparecer en buscadores por si le afecta a la hora de encontrar trabajo. Son las 21.00 del viernes 20 de junio y todavía le queda una hora de sesión para acabar el tatuaje. Empezó a las 10.00 de la mañana.
“Para mí no es un tema político. Yo no quiero entrar a debatir si Fernando Simón ha hecho un buen trabajo o no en su gestión de la pandemia”, afirma Raúl. “Algunas personas escriben lo que les pasa, otras cantan y yo me tatúo”, confiesa. Esa es su forma de darle fin a 98 días de estado de alarma. “La tinta es mi vicio”, afirma Raúl.
El nuevo tatuaje, de 20 centímetros, acompañará a otros que David se lleva haciendo desde que tenía 14 años, como uno de Stallone en Rocky y de Sigourney Weaver en Alien, entre otros. Tiene su brazo lleno de recordatorios de acontecimientos que le han marcado. Sin embargo, reconoce que este es el que más le ha dolido. “Es una zona muy sensible”, explica Raúl.
Hace dos semanas, Raúl estaba en el estudio Noble Art, en la zona de universidades en Valencia y mientras que Nacho Frías le tatuaba se pusieron a hablar de cómo les había ido en el confinamiento. “Le dije que me quería tatuar algo que dejará plasmado este acontecimiento en mi cuerpo”, afirma Raúl. Discutieron algunas ideas y al final Frías hizo un diseño con la cara de Fernando Simón que decía: “Gracias Simón”. Aunque el diseño le encantó, a Raúl no le convencía el texto. “Quería darle un toque gracioso y esa frase podría llegar a considerarse política”, afirma. Al final decidió que el texto que iba a acompañar su tatuaje iba a ser: “Fucking master” (equivalente a “puto amo”). “Podría haber puesto otras cosas, pero quería romper con la tensión que hay sobre una sola persona”, afirma.
El doctor Fernando Simón se ha convertido en un icono pop de la pandemia, alimentado por memes, vídeos y muestras de admiración en redes sociales, como explicábamos en este artículo. El lenguaje de los memes aplicado a la política. También ha sido blanco de muchas críticas. Con su imagen se han hecho camisetas, tazas, chapas, graffitis e incluso muñecos de punto. “A mí tener la camiseta de Fernando Simón, me sabía a poco”, afirma Raúl, entre risas, que ahora está en el paro, pero antes de la pandemia trabajaba en el sector de la exportación agrícola. Cuando le preguntaron sobre las camisetas que se venden con su rostro, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias dijo: "Estoy encantado de que la gente que lo necesite haga negocio con mi cara pero me gustaría más que dieran un pequeño porcentaje a ONG". Una de las marcas que las fabricaba anunció después que que destinaría lo ganado a la asociación Medicus Mundi, para la que Simón trabajó.
El tatuador es Nacho Frías, de 36 años que tiene su estudio en la ciudad de Valencia. Frías lleva cinco años tatuando, es especialista en retratos y cuenta que lo que más suele dibujar son caras de actores y de futbolistas. “Lo más difícil del trabajo ha sido la parte de los ojos y la nariz”, afirma. Dice que está orgulloso del resultado. Para el tatuaje utilizó la técnica de realismo en grises. “Si yo fuera el epidemiólogo me sentiría orgulloso por el hecho de que alguien quisiera llevarme toda la vida”.
El hecho de que Fernando Simón se haya convertido en un personaje público y objeto de adoración memética, después de tres meses compareciendo a diario ante la prensa, no es una excepción española. En Estados Unidos, el doctor Fauci, el científico que ocupa en Estados Unidos una figura similar a la del epidemiólogo, también cuenta con un club de fans en Facebook con más de cien mil seguidores. Brad Pitt interpretó el personaje del doctor en un sketch del Saturday Night Live, después de que Fauci bromeara en una entrevista diciendo que el actor que más le gustaría que le imitara era Pitt. Ni siquiera la técnica del tatuaje es nueva: hace ya dos meses que en Suecia un ciudadano se tatuó a Anders Tegnell, epidemiólogo estatal del país.
Después de un largo día de dolor y tensión, Raúl lo tiene claro: “Me gustaría mucho que Simón supiera que me he tatuado su cara”.
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