Hay muchísimas formas de reírnos en Internet: con emojis, con onomatopeyas, con siglas… Y cada una tiene su contexto y sus usos adecuados. No es lo mismo escribir “jajaja”, que puede usarse cuando ni siquiera nos estamos riendo, que hacerlo en mayúsculas, por ejemplo. ¿Por qué hay tantas formas de reírse por WhatsApp o en redes sociales? ¿Son modas? ¿Hay que seguir algún tipo de norma no escrita para que nadie nos malinterprete?
Agnese Sampietro, investigadora posdoctoral de la Universidad Jaume I y experta en lingüística de la comunicación digital, explica a Verne que se han hecho estudios grabando en vídeo a personas que chateaban. Estos trabajos han confirmado lo que todos sabíamos: escribimos carcajadas y usamos emojis sin reírnos de verdad.
Pero eso no es tan extraño: Sampietro recuerda que en las conversaciones cara a cara, la risa y la sonrisa tienen “muchas funciones. Sonreímos para que nuestro interlocutor sepa que le escuchamos y siga hablando, por ejemplo, o para que se entienda que estamos siendo irónicos, o para indicar que hemos terminado de hablar”. En redes, la risa es un recurso similar.
La lingüista aclara que “no hay una correspondencia exacta” entre las risas en una conversación cara a cara y las risas posibles en un chat. Pero, por ejemplo, un "xd" o un "jejeje" pueden indicar que estamos siendo irónicos, en caso de que nuestro interlocutor no nos conozca lo suficiente. También podemos escribir “jajaja” para que la otra persona sepa que hemos entendido la intención humorística de su comentario. En casos extremos, puede incluso ser un “acuse de recibo”, como cuando arrojamos unos cuantos “jas” o ponemos el emoji de la flamenca en un grupo de WhatsApp en el que hay, por ejemplo, cuarenta y siete chistes y memes por leer.
A veces escribimos “jajaja” sin reírnos, quizás incluso por cortesía. Y, por eso, cuando algo nos ha hecho mucha gracia y queremos que nuestro interlocutor sepa que nos estamos riendo, a menudo recurrimos a las mayúsculas, a añadir sílabas o incluso incorporamos errores al teclear, muchas veces simulados, como en JAJAAJJJASKSAKA, para que parezca una carcajada espontánea. Como recoge la lingüista canadiense Gretchen McCulloch en su libro Because Internet ("Porque Internet"), también podemos escribir algo como “he escupido el café en el teclado de la risa”.
Por supuesto, normas como estas no son universales y dependen del contexto. Cada grupo puede tener sus propios códigos, dependiendo, por ejemplo, de la edad, del medio o de sus propios usos privados. También hay modas y algunas formas de reírse pueden desaparecer (como LOL, el casi prehistórico "juas" o como pasó en inglés con "rolf", rolling on the floor laughing, rodando en el suelo de la risa) e incluso volver, no siempre con los mismos usos. “Varía muchísimo”, apunta Sampietro, también de modo parecido a cómo “varían los registros en otros ámbitos”. Por ejemplo, recuerda, nosotros no hablamos igual con un amigo que con el jefe, ni escribimos igual un hilo en Twitter que un mensaje rápido en WhatsApp. Y, aparte, están las preferencias personales. A alguien le puede parecer seco escribir "jaja" y hay quien le tiene manía a los emojis.
la gente que se ríe “😂😂 o 🤣🤣” en vez de “JAJAJAJAJAJ” no me gusta
— 🕷 𝕲 𝖆 𝖇 𝖇 𝖎 𝖊 🕷 (@baddgabbie) May 10, 2020
no confío en la gente que se ríe con "jajajajaj" sin mandarle una s o una k en alguna parte
— Valen Reales (@valen_reales) August 25, 2019
— Eva 🌱 (@EvaR001) August 10, 2020
La gente que en WhatsApp se ríe con un p delante "puajajajaja" me da mala espina
— R A C H E L (@Chavarriiia) January 9, 2019
La gente que se ríe en WhatsApp con "😹" merece morir.
— perita (@perielmono) May 20, 2016
La risa, una herramienta social
¿Y por qué hay tantas formas de reírse en Internet? Pues en gran parte, por las propias características de la risa y del humor. Robert Provine, autor de Curious Behavior: Yawning, Laughing, Hiccupping, and Beyond ("Comportamientos curiosos: bostezar, reír, el hipo y más"), escribe que la risa “tiene más que ver con las relaciones que con el humor”, lo que explica que nos riamos 30 veces más en grupo que a solas. Reírse con alguien trae consigo los placeres de ser aceptado, de pertenecer a un grupo y de estrechar lazos y afectos (todo lo contrario, apunta, que reírse de alguien).
Sampietro coincide en este aspecto, al recordar que el humor es muy importante en comunicación, al ser “afiliador”. Por eso se emplea tan a menudo y en entornos precisamente sociales como las redes o las apps de mensajería. El humor es tan habitual en estos ámbitos que, según Unicode (la entidad que decide qué emojis se usan en WhatsApp y otros entornos), el emoji más usado es el de la cara que suelta lagrimones de la risa. El tercero es el que se ríe con la cara torcida.
Pero el humor “también es arriesgado, si no se interpreta correctamente”. Podemos no pillar una ironía y tomarnos en serio un mensaje, o interpretar una broma como burla o incluso sentirnos rechazados porque nadie se ríe de ese chiste bue-ní-si-mo que hemos dejado en Slack. “Uno de los principios que rigen la comunicación es el de que hablamos en serio y decimos la verdad por defecto”, explica Sampietro. Por eso a menudo tenemos que marcar de algún modo que nuestras palabras se han de interpretar como un chiste o un comentario sarcástico, ya sea cambiando el tono en el lenguaje oral, añadiendo emojis en el escrito o con otros recursos como, por ejemplo, la exageración. De lo contrario, corremos el riesgo de esperar un :D y recibir un >(.
Las carcajadas llevan siglos en el diccionario
Con la comunicación digital se ha hecho habitual el uso del lenguaje informal por escrito, pero ya nos reíamos en cartas, libros y otros textos. Lola Pons, lingüista y colaboradora habitual de Verne, nos explica que “ja, ja, ja” está en distintos diccionarios del español, con esa forma triple, al menos desde 1884, donde el diccionario de la RAE la define como “interjección que denota risa”. En el DRAE actual es “ja”, aunque el propio diccionario apunta que se suele usar repetida. De hecho, el Libro de estilo de la lengua española, publicado por la entidad en 2018, recomienda repetirla entre comas (ja, ja, ja), a pesar de que admite que esas comas pueden hacer que las carcadas suenen sarcásticas. Casi se pueden leer como palmadas lentas.
Sigue Pons: para Covarrubias (1611) la interjección “ha, ha” (doble y con hache) “es propio del que ríe o haze burla de otro”. María Moliner y el DRAE desde 1970 también registran como interjección de risa “jajay”.
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