La versión de 'Dune' de Denis Villeneuve y la de David Lynch, frente a frente

Hay mucha expectación con la nueva adaptación cinematográfica del libro de Frank Herbert

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El primer tráiler de la esperada Dune de Denis Villeneuve llegó y despertó el interés que se esperaba: acaparó trending topics y ha sumado millones de reproducciones en sus primeras 24 horas. El deseo del director de hacer una adaptación cinematográfica de la épica novela de ciencia ficción de Frank Herbert ha sido posible gracias a la confianza de Warner Bros y Legendary. Los tres minutos mostrados este miércoles permitieron ver el gran lienzo cinematográfico sobre el que ha trabajado el director, con un diseño de producción impresionante y una escala épica que lleva al terreno de la ciencia ficción el espíritu de aventura trascendente de David Lean, a ritmo de Eclipse de Pink Floyd. Pero, tras las impresiones iniciales, muchos fans y usuarios de redes han comenzado a hacer una comparativa del metraje con la adaptación previa de 1984, obra de David Lynch. Entre los muchos fotogramas enfrentados y comentarios han aparecido vídeos como el de Imdb o el del canal de YouTube de Matt Stuka.

Dos miradas diferentes enfrentadas

Las imágenes confrontadas dejan ver las diferencias entre ambas versiones a un nivel visual. Lo primero que llama la atención es que, respecto al diseño, no hay demasiados cambios en los atuendos de los personajes y la concepción general de la construcción de los planetas. Tampoco parece que el nuevo film se salte los puntos básicos de la historia por los que ya pasó Lynch. Sí que se aprecia, de forma general, una tendencia al minimalismo que contrasta con la manera en la que la fantasía de los ochenta recreaba escenas de forma más barroca y colorida. Se nota el efecto del acabado digital de postproducción y los efectos especiales, frente a la óptica, el celuloide y el látex de la original.

Quitando un aspecto más sobrio y la gran fotografía de Greig Fraser frente a la de Freddie Francis, no podemos adivinar qué cambios más profundos existirán entre ambas obras, pero Villeneuve reveló este mes a Empire sus impresiones sobre la Dune original y su intención con su nueva adaptación: "Soy un gran fan de David Lynch, él es el maestro. Cuando vi su adaptación, recuerdo estar emocionado, pero hay partes que me encantan y otros elementos con los que me siento menos cómodo. Quedé medio satisfecho y pensando que había una película pendiente sobre ese libro con una sensibilidad diferente”. Sus palabras nos indican que su perspectiva quizá no sea tan abstracta y se centre más en la odisea emocional que supone para el protagonista.

Por qué está generando tanta expectación la nueva Dune

El hecho de que Villeneuve esté detrás del proyecto puede tener que ver con la expectación que ha supuesto la llegada del tráiler. Dune parece su incursión definitiva en la ciencia ficción tras dos películas muy bien valoradas como La llegada (2016) y Blade Runner 2049 (2017), que además de elogios tuvieron nominaciones a los Oscar, llevándose premios a los mejores efectos visuales y a la mejor fotografía. Se ha ganado su reputación de ser uno de los grandes directores de gran estudio película a película, y parece que era el nombre más adecuado para el desafío.

Pero el hecho de que una adaptación de una obra de ciencia ficción difícil como Dune haya creado ondas expansivas virales, con millones de visualizaciones e impresiones en redes, crea una paradoja que tan solo se puede explicar con una estrategia de marketing que ha sabido retroalimentarse con su reparto intergeneracional. El hecho de estar protagonizada por Timothée Chalamet, en su primer papel al frente de una superproducción tras aparecer en Call me by your name, confirma su conexión con la generación Z. Además está acompañado por Zendaya, que ha pasado rápidamente de chica Disney a ser la It-girl del momento tras protagonizar Euphoria. Que el tráiler comience con un beso de ambos no parece casualidad.

Los mileniales más talluditos ponen sus ojos en otros actores que han reinado de alguna manera durante la década de 2010, como Oscar Isaac, que salta de la mayor franquicia galáctica, Star Wars, a otra, Rebecca Ferguson, que destacó el año pasado en Doctor Sueño, Jason Momoa, que siempre será Khal Drogo de Juego de tronos además de una cara conocida en el universo DC, así como Dave Bautista, familiar para todos los fans de Marvel por su papel de Drax en Guardianes de la Galaxia. Los cinéfilos más veteranos interpretan cierto signo de pedigrí con la presencia de actores consagrados como Charlotte Rampling, Stellan John Skarsgård, Josh Brolin y Javier Bardem. Es un reparto de infarto, se mire desde donde se mire, pero elegido de forma inteligente para llegar a todo el público objetivo posible.

Lo que Villeneuve puede aportar sobre la Dune de Lynch

El tráiler de Dune deja claro que seguirá fielmente respecto al libro la historia del joven Paul Atreides, cuya familia adquiere la propiedad del peligroso planeta desértico Arrakis. El planeta es el hogar del recurso más valioso del mundo, una droga llamada “la especia” que prolonga la vida y confiere habilidades sobrehumanas. Al tomar posesión de Arrakis, la familia Atreides se convierte en enemiga del imperio rival Harkonnen y de los nativos del planeta, conocidos como Fremen. Esta es la primera diferencia con el caso de Blade Runner 2049, en la que Villeneuve también se enfrentó a una franquicia de ciencia ficción venerada y prestigiosa, con la diferencia de que aquella tenía la responsabilidad de ser una secuela.

Dune es un reboot, o una nueva adaptación, que se percibe como una oportunidad para dar vida a la novela como sus fans esperaban. Su aspecto es más realista y tangible y se puede comprobar con las imágenes de momentos como la prueba de la Reverenda Madre interpretada por Charlotte Rampling, la líder de una orden religiosa cósmica de mujeres que han guiado el destino del universo durante siglos. La escena inicial del libro, en la que Paul debe colocar su mano dentro de la caja y soportar un dolor insoportable, se resuelve aquí de una forma que parece evitar las visiones alucinógenas de la mano de la original, y el atuendo de Rampling es mucho menos llamativo.

Otra escena que deja ver las diferencias es el combate cuerpo a cuerpo contra Gurney Halleck, en el que Chalamet activa un dispositivo brillante en su muñeca que crea un campo de protección mucho menos surrealista e imaginativo. Más adelante en el tráiler, conocemos a su otro mentor, Duncan Idaho (Jason Momoa), y las diferencias siguen siendo meramente estéticas. En general, en cuanto a construcción visual, más allá de la obvia mejora de algunos efectos especiales, la de Villeneuve tiende a las construcciones más colosales, que dejan clara la gran escala de la arquitectura frente a la insignificancia de los humanos. Esto llega a su culmen en la aparición de los gusanos de la arena, más similares a la descripción del libro.

El momento perfecto para Dune

Quizá el mayor aporte de la adaptación de Villeneuve no tenga tanto que ver con la forma en la que aborda la novela sino en cómo el mundo ha cambiado en los casi 40 años que separan ambas versiones. El triunfo de Star Wars en los ochenta pedía a gritos una nueva space opera para llenar el hueco, pero la horma de los zapatos era muy grande y la propuesta de Lynch demasiado excéntrica, por lo que el productor mutiló su montaje. Hoy, Dune llega tras la nueva trilogía dedicada a la saga de George Lucas, que tuvo amantes y críticos, y todo indica a que llega con un enfoque más maduro y sofisticado, algo que, desde una perspectiva sociológica, conecta más con cómo la gente busca sentirse ante lo que consume.

Ahora, Villeneuve tiene la oportunidad de borrar la idea de que el Dune de Alejandro Jodorowsky, que nunca se hizo, era la versión que el mundo necesitaba. También puede corregir la visión de David Lynch, respetuosa con el material original, pero llena de interferencias del productor. Pero la diferencia principal es que el público ha consumido franquicias como El señor de los anillos, Star Wars y Juego de tronos. Muchos personajes diferentes con nombres extraños, geografías inventadas y películas de duraciones cercanas a las tres horas. Es un momento diferente para la ciencia ficción épica y los productos masivos ya no solo buscan ser blockbusters descerebrados.

Por ello, la mayor diferencia que tendrá con la versión de 1984 –y con las nuevas entregas de Star Wars– es que parece que no ha habido imposiciones del estudio en contra de la visión creativa de Villeneuve. No se ha despedido a nadie en el proceso, no hay rumores de haberse rodado material de nuevo, ni pases de prueba que hayan hecho cambiar toda la película. Parece que para Warner la mejor garantía de una buena película es dejarle libertad creativa a un director que ha probado su prestigio con creces. Es muy difícil entender Dune como una película convencional, pero lo que antes era friki, ahora es mainstream. Los espectadores están preparados para nuevos desafíos en el cine fantástico, queda comprobar cómo aceptarán las complicadas maquinaciones políticas del universo de Herbert y si esto llevará o no a una gran saga de varias películas.

 

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