Resistieron (IV) | La vuelta al cole de los alumnos de primaria que escribieron un diario durante el confinamiento

El regreso no ha sido tranquilo, ya que una de las clases ha estado en cuarentena

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Raúl Rubio
Raúl Rubio.

(Ya han pasado seis meses desde que acabó el confinamiento y comenzamos, por fases, el retorno a "la nueva normalidad". Con esta serie, Resistieron, queremos recordar a las personas y las historias, muchas de ellas virales, que nos ayudaron a sobrellevar la primera ola de la pandemia).

Durante el confinamiento total por el coronavirus, miles de profesores tuvieron que readaptar sus clases para seguir enseñando a distancia a sus alumnos. Con el objetivo de "fijar y fotografiar ese momento en el tiempo", Raúl Rubio, docente del colegio público Miguel Hernández de Alcorcón (Madrid), pidió a sus alumnos, de nueve y diez años, que contaran a través de dibujos y escritos cómo se sentían.

Las aportaciones de todos los niños quedaron recopiladas en Caro diario, un libro en formato digital para compartirlo con los padres y con otros docentes, del que nos hicimos eco el 5 de abril en esta noticia. La mayoría de alumnos contaron su preocupación por el coronavirus y cuál era su rutina diaria: los deberes, cómo y a qué jugaban, el aplauso de las 20.00, cuánto echaban de menos a sus abuelos...

Ahora que han pasado seis meses desde que se levantaron las medidas más duras del confinamiento, nos hemos puesto en contacto con Raúl Rubio para conocer cómo ha sido el reencuentro con sus alumnos y la vuelta a las aulas. Según el profesor, los alumnos echaban mucho de menos el cara a cara porque "han acabado hartos de las nuevas tecnologías y tienen muchas ganas de hablar". "Cuando ahora les pregunto qué recuerdan del confinamiento muchos me resaltan algo que ya plasmaron en Caro diario: el aburrimiento", explica el docente. Una de las entradas de este diario, por ejemplo, recogía la siguiente afirmación: "Conclusión: Al principio pensé que esto eran como unas vacaciones. Al cabo de unos días me di cuenta de que esto iba a ser duro".

Pero los alumnos también supieron sacarle cosas positivas al encierro, según explica el profesor: "Una alumna me ha comentado que le ha permitido darse cuenta de todo el trabajo que lleva a cabo su madre. Otros alumnos también valoran aquel encierro de manera positiva, pero porque dicen que les encantaba no madrugar y tampoco tener tantos deberes".

Sobre el proyecto de Caro diario, Rubio destaca que ayudó a que los niños y niñas del centro Miguel Hernández pudieran conectar aún más con sus familias. "A ellos les ha permitido ubicar sus sentimientos y encauzarlos. A la vez, sus padres han podido así darse cuenta de lo que sentían sus hijos y de cómo lo expresaban", comenta el docente.

Otra de las ventajas de Caro diario fue que permitió a Rubio comprobar la evolución de sus alumnos. "Quizá haya gente que lea ciertos textos y no sienta nada, pero yo juego con la ventaja de saber quién los escribe y me llegan más profundo", comenta Rubio. En concreto, destaca dos escritos que le llamaron especialmente la atención. En uno de ellos, una alumna detalla cómo ha intentado "no dar la lata" y ocupar su tiempo haciendo muchas actividades.

En el segundo texto seleccionado por el profesor, otra alumna cuenta cómo lo que aprendió de su primera semana de confinamiento fue "nada, el aburrimiento". La madre de esta menor se puso en contacto con el docente para decirle que no entendía de dónde venían esas impresiones. "Yo le dije que respetase lo que pensaba y se parase a entenderla, es una alumna muy creativa e inquieta", cuenta.

El confinamiento para este profesor ha sido, sin embargo, mucho más "agridulce" que para la mayoría de sus alumnos. Rubio perdió durante el confinamiento a su padre, quien falleció a causa de la covid-19. Aunque este haya sido un trago duro tanto para él como para sus familiares, aun así destaca: "Este tiempo ha sido todo un descubrimiento con mi pareja y mis hijos. Ver cómo me apoyaban y cómo respetábamos nuestros espacios ha sido increíble". El trabajo, aunque en ocasiones haya sido desbordante debido a toda la materia que había que readaptar, también ha sido en ocasiones "un regalo". "Con proyectos como Caro diario los chavales te devuelven piezas maestras de emociones y sentimientos. Consigues ver a través de sus ojos y eso es una cosa mágica", sostiene el docente.

Cuarentena en el nuevo curso

Los comentarios que el profesor recibió a este proyecto ha hecho que quiera repetirlo nuevamente a lo largo de este curso en la asignatura de Lengua. "Vamos a seguir hablando de las emociones y de lo que sentimos, porque en un diario cabe todo". Esta actividad de Caro diario, que llevará a cabo cada semana, parte de la misma premisa que antes: una frase o palabra propuesta por el profesor que permita a los alumnos desarrollar un escrito libremente, sin más pautas por parte del docente. La primera frase que los alumnos tuvieron que completar durante el confinamiento, por ejemplo, fue: "Llevo más de una semana en casa y de esta experiencia he aprendido...". Aunque este curso habrá matices diferentes. "Hay muchos alumnos que ya no quieren que sea público porque les da más pudor mostrar sus sentimientos", comenta Rubio.

Durante el confinamiento, la actividad de Caro diario estuvo dirigida a los alumnos de cuarto de primaria, a los que Rubio enseñaba Lengua y Matemáticas. Este año, ya en quinto de primaria, Rubio volverá a enseñarles Matemáticas a todos, pero solo impartirá Lengua a una de las clases. "La Comunidad de Madrid dictó que el ratio de las aulas tenía que ser de un máximo de 20 personas, así que ahora hemos pasado de ser dos clases a tres", explica Rubio. Esta rebaja del ratio de alumnos por aula es una de las medidas propias de este curso escolar atípico, marcado por las mascarillas y la distancia social a causa del coronavirus.

Este año el desarrollo de contenidos está siendo un poco más lento porque alumnos y profesores han tenido que aprender muchas nuevas medidas sanitarias. Los menores ahora entran de manera escalonada según la clase a la que pertenezcan, y tienen que seguir unas pautas de higiene como no ir al baño juntos, el lavado de manos frecuente, la toma de temperatura y, por supuesto, el llevar mascarilla. Aun así, Rubio sostiene: "Los niños lo han entendido perfectamente, mucho mejor que los mayores. No se quitan la mascarilla, no se andan toqueteando y tampoco se quejan. Nos están dando una lección de convivencia, de saber estar y de respetar las normas".

Uno de los dibujos que formaron parte de la actividad original

A pesar de tantas precauciones, una de las tres clases a las que Rubio imparte clase este año ha tenido que ser confinada durante unos días. "El jueves 22 de octubre los padres de un alumno notificaron que su hijo había dado positivo. Como somos un grupo estable de convivencia hemos tenido que pasar una cuarentena de diez días", explica el docente. Esta noticia sorprendió y preocupó a los alumnos, quienes —aunque al igual que el profesor temían que esta circunstancia pudiera darse en algún momento— no se esperaban que fuese tan al comienzo del curso. "Sobre todo estaban temerosos de dar síntomas y contagiar a sus abuelos o algún familiar", sostiene Rubio.

El profesor Rubio, junto a otro compañero del centro, ha tratado de hacer que esta circunstancia afecte lo menos posible al aprendizaje de sus alumnos. Para ello, ha dividido a sus 20 alumnos en grupos de 5, a los que daba clases a distancia lo más personalizadas posible. "Hemos intentado cubrir lo esencial, dando lo que dábamos en clase pero adaptado", explica. Una de las actividades que han desarrollado en este tiempo es precisamente la de Caro diario, donde los menores han contado esta breve cuarentena bajo la siguiente premisa: "El día que me enteré de que nos iban a confinar sentí que...". "La mayoría mostraban preocupación pero también ha habido alumnos que han intentado sacar lo positivo. Como se echaban tanto de menos algunos han quedado incluso a jugar a las muñecas por videollamada", cuenta el docente.

Actualmente, tanto alumnos como profesores han vuelto al aula después de este confinamiento de diez días, salvo el afectado por la covid, dado que todavía sigue dando positivo en las pruebas. La vuelta a las clases ha sido para Rubio un alivio, ya que sostiene que "la enseñanza online es un sucedáneo. Donde aprenden realmente es en el cara a cara". Con esta última experiencia, y en vista de que quizá en un futuro pueda decretarse una segunda cuarentena como la de marzo, el docente tiene una idea de proyecto por si finalmente se produce: un diario personal fotográfico que sea un timelapse de lo que sucede en un día desde la ventana de sus alumnos.

Pese a las dificultades propias del confinamiento y del aburrimiento y la preocupación del que se quejaban algunos menores, el profesor destaca el esfuerzo de las familias por preservar el estado anímico de los pequeños. "Afortunadamente todos han estado muy recogidos por sus padres en el plano emocional, no creo que se haya creado un trauma de esta experiencia", explica.

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