Cuando la Comunidad de Madrid cerró los parques el 14 de marzo por la pandemia de coronavirus, los huertos urbanos tuvieron el mismo destino. Pero las cosechas sembradas en aquellos meses necesitaban cuidados y también un lugar al que ir. De ahí nació la idea de los huertos solidarios que, durante la pandemia, han ido donando sus productos a bancos de alimentos, comedores sociales u otras entidades de carácter social.
La ciudad de Madrid cuenta con casi 60 huertos urbanos, espacios donde las personas pueden ir a cultivar, aprender sobre cómo trabajar la tierra o simplemente socializar con sus vecinos. De estos, 21 decidieron contribuir con el programa desarrollado junto al Ayuntamiento de Madrid. Algunos no lo hicieron por su pequeña producción, mientras que otros decidieron donar sus cosechas de manera independiente.
Primero, los hortelanos se unieron para conseguir autorización para volver a cuidar de sus huertos durante el estado de alarma, a principios de abril. De uno en uno, con un permiso de las autoridades, pudieron acudir a hacer tareas básicas en el huerto, como el riego. Luego, llegó la hora de decidir qué hacer con los productos que iban madurando. El plan de huertos solidarios fue “resultado de una conversación entre hortelanos y Ayuntamiento”, como explica a Verne por teléfono la ingeniera de montes Aída Rodríguez, colaboradora del huerto de Adelfas, en el distrito Retiro de Madrid, activo desde hace cinco años.
La huerta sigue su camino exhuberante sin nosotras...pero ayer fue un día especial y recogimos toda la cosecha...
Publicado por Huerto urbano de Adelfas en Jueves, 9 de abril de 2020
El plan de huertos solidarios se puso en marcha el 20 de mayo, aún durante el estado de alarma, que terminó un mes después. Los huertos participantes han donado sus cosechas a instituciones como Cáritas, comedores sociales e incluso residencias de mayores, como hizo el huerto Alameda de Osuna, en el distrito de Barajas. Desde marzo hasta junio, el programa ha conseguido donar cinco toneladas de alimentos frescos, según datos del Ayuntamiento.
Las donaciones siguieron durante otoño y hasta la última cosecha, que tuvo lugar a principios de octubre y, en el caso del huerto de Adelfas, el día 7. Ahora los huertos se preparan para sembrar sus cosechas de invierno, aunque muchos no saben si seguirán formando parte de este programa de donaciones.
Otras alternativas
Algunos huertos no han participado en el programa del Ayuntamiento, pero también han donado parte de sus cosechas a alguna institución social. Es el caso del huerto Huerkarral, en Fuencarral-El Pardo, que comenzó a funcionar en 2015.
Huerkarral ha decidido donar parte de su producción a una ONG del barrio, la Asociación La Frontera, que ayuda a personas en situación de marginalidad. Se tomó esta decisión para evitar pasar por los filtros del Ayuntamiento, que el huerto considera poco efectivos porque, en su opinión, no dan prioridad a las personas más necesitadas.
Otro huerto que no participó en la iniciativa ha sido La raíz cuadrada, abierto en 2017 en San Blas-Canillejas. Allí, en general, no se produce mucho y no tenían para donar. En el huerto colaboran personas con autismo y familiares de la Asociación Psicopedagogía del Autismo y Trastornos Asociados (que gestiona Raíz Cuadrada), además de cuatro o cinco vecinos que también trabajan la tierra.
La producción ha pasado por problemas adicionales, cómo explica José Antonio Abajo, uno de los responsables por el huerto. “Durante la pandemia sufrimos actos vandálicos frecuentes: restos de botellón, y destrozo de plantas y mobiliario del huerto”.
Regad ahí un poquitín
Publicado por La Raíz Cuadrada - Huerto comunitario de Torre Arias en Martes, 3 de noviembre de 2020
Una herramienta de conexión social
Con el confinamiento, las actividades de los huertos se paralizaron totalmente. Y también las interacciones que allí se desarrollaban. Para Jesús Vidal, colaborador de Huerkarral, “la figura de los huertos no está reconocida todavía en la sociedad como algo de primera necesidad”, por eso se planteó en un primer momento que estuvieran cerrados.
El huerto de Huerkarral cuenta con la participación de aproximadamente 23 familias de la zona y tiene como filosofía “cultivar cada temporada lo que la tierra puede dar”, como Vidal. “La gente que está en el huerto cambia, ve la vida de otra forma”, añade.
El sábado pasado nos visitó una familia. Los niños nos pintaron este simpático cartel. Muchas gracias!!
Publicado por Huerkarral huerto sin ley en Jueves, 22 de octubre de 2020
Los cuatro hortelanos con quienes Verne ha hablado son unánimes: el mayor perjuicio de la pandemia ha sido la disminución de las relaciones que producían los huertos. "Los huertos son espacios que refuerzan mucho las conexiones entre vecinos. Permiten detectar muy rápido cuándo hay un problema y establecer soluciones muy locales y ajustadas a la realidad de cada sitio”, explica Aída Rodríguez, colaboradora del huerto de Adelfas, al que acuden a trabajar entre 10 y 20 personas. Rodríguez añade que el huerto de Adelfas es fundamentalmente un espacio de educación ambiental y de creación de tejido social en el barrio.
Ir a cultivar la tierra cada semana creaba una relación más estrecha entre los colaboradores que se han debilitado mientras los huertos estaban cerrados. Ahora, empiezan a fortalecerse otra vez, poco a poco, con la vuelta de las personas a estos espacios, aunque todavía bajo las restricciones impuestas por el nuevo estado de alarma, como la de que no se pueden reunir más de seis personas a la vez.
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