Qué hacer cuando vivimos un terremoto como los de Granada

No salir de casa, no usar el ascensor y otros consejos de expertos en seísmos

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En los últimos días, la provincia de Granada ha sufrido varios temblores, algunos de ellos con una magnitud superior a 3 en la escala de Richter, una intensidad suficiente como para que los vecinos de municipios como Santa Fe y Chauchina –epicentros de los seísmos– o de la propia capital granadina lo sintieran notablemente. Algunos de ellos compartían vídeos y fotos de los momentos posteriores al terremoto, convirtiendo el suceso en uno de los temas más comentados durante estos días en redes sociales como Twitter.

Aunque los de los últimos días han sido los que más atención mediática han tenido, la región lleva registrando seísmos desde el 1 de diciembre. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha notificado más de 400 de varias magnitudes en ese periodo. Uno de los más intensos se produjo el sábado 23 de enero (4,4 de magnitud), provocando daños y desperfectos en Santa Fe.

Como explica a Verne la sismóloga de la Red Sísmica Nacional –dependiente del IGN– Lucía Lozano, la repetición de terremotos a lo largo de los días se conoce como “series sísmicas” o “enjambre sísmico” y es algo común en zonas propensas a este tipo de fenómenos como, por ejemplo, en el sur y sureste de la península Ibérica. “Todos los días se registran varios terremotos en todo el mundo, también en España, en torno a unos diez diarios, pero eso no significa que debamos preocuparnos porque son de una intensidad moderada”, aclara.

Aun así, no está de más conocer por qué se producen estos seísmos y saber cómo proceder en estos casos. Los terremotos se producen por la liberación de la energía acumulada en la corteza terrestre tras los movimientos de las placas tectónicas. En el caso de esta región geográfica española, la causa es el acercamiento de las placas euroasiática y africana, que lo hacen a una velocidad de unos 4 a 5 milímetros al año. “Es un ritmo moderado comparado con lo que sucede en otras regiones del mundo como en el arco del pacífico con Japón y Sudamérica que lo hace a un ritmo anual de centímetros”, explica Lozano.

Consejos para antes, durante y después de un terremoto

Como se explica en este video de Protección Civil, si vivimos en una zona de riesgo sísmico podemos adoptar una serie de medidas de prevención que ayuden a minimizar su impacto si se produjese: anclar los muebles de las viviendas y oficinas a la pared, preparar un botiquín de emergencia (con medicamentos necesarios en caso de tuviésemos que abandonar el lugar) o elaborar un plan que nos permita reunirnos con familiares y convivientes si el terremoto nos pillase fuera de casa.

Cuando se produce un terremoto, las autoridades recomiendan no abandonar el edificio si nos encontramos en el interior. Lo mejor es resguardarse bajo una mesa para protegerse de cualquier desprendimiento o situarse junto a un muro de carga. “Hay que actuar con calma, salir corriendo de casa solo puede traer otros accidentes como caídas por las escaleras debido al pánico”, apunta César Puerta, jefe de la agrupación de voluntariado de Protección Civil de Granada, que añade que nuestro mejor aliado es “la calma y la serenidad”.

Otro consejo muy importante es cortar los suministros de agua, luz y gas –cuando podamos– para evitar fugas y otros incidentes relacionados. Si se procede al desalojo por algún motivo relacionado con la estructura del edificio, nunca usar el ascensor.

Si nos encontramos en el exterior cuando sucede, debemos alejarnos de cualquier mobiliario urbano (semáforos o farolas) y edificios. En caso de que vayamos conduciendo, se recomienda alejar el vehículo –si se puede– a una zona despejada y no salir del interior hasta que pase.

Una vez haya concluido el terremoto, hay que evaluar los daños de la vivienda. “Una pequeña grieta en la pared no es un daño grave, es importante no volvernos locos y no marcharnos de casa cuando ha finalizado”, advierte Puerta en relación a lo vivido la noche del martes 26 de enero en Granada y su área metropolitana. “Muchas personas salieron a la calle corriendo; eso sí entraña peligro porque en el exterior hay elementos ornamentales como las farolas o las cornisas que sí se han podido ver afectados por el seísmo y caerse posteriormente”.

Lozano explica que es raro que terremotos de intensidades menores de 5 en la escala de Richter provoquen daños en infraestructuras. También recuerda que la normativa de construcción sismorresistente para viviendas está vigente en España desde 2002, aunque hubo otras normas anteriores que también exigían estas características de construcción.

Vecinos de Granada salen a la calle tras sentir tres terremotos de fuerte intensidad. En la imagen, habitantes del barrio Zaidín-Vergeles. Álex Cámara (Europa Press)

Los terremotos se pueden estudiar pero es imposible predecir cuándo ocurrirán

La Junta de Andalucía ha declarado la fase de preemergencia para la provincia de Granada, según el Plan de Emergencia ante el Riesgo Sísmico. Como explica Puerta, esto no implica medidas específicas para la población, “es simplemente el seguimiento especial y el estudio de estos fenómenos sísmicos que ya han sucedido”. Y añade: “Los terremotos se analizan a posteriori, no hay ninguna forma actualmente de predecirlos y mucho menos de saber su intensidad”.

Puerta hace hincapié en esta cuestión para desmentir los bulos que desde hace días circulan por redes sociales y de mensajería entre los vecinos de la provincia granadina sobre otro terremoto de gran magnitud que ocurrirá próximamente. Se trata de una tendencia recurrente cada vez que ocurre un seísmo de especial relevancia. “Los bulos son más peligrosos que los propios terremotos porque generan pánico entre la gente”, afirma Puerta.

Para combatir esta desinformación, tanto Puerta como Lozano recomiendan fiarse solo de fuentes oficiales. “No hay que creerse aquello que nos mandan por WhatsApp o cualquier otro canal. Los planes de emergencias contemplan todos los escenarios posibles y si hay alguna información relevante para la ciudadanía, las autoridades competentes lo harán saber”, señala Puerta.

El IGN, por ejemplo, publica en su cuenta de Twitter @IGN_Sismologia todos los seísmos que registran sus más de 200 estaciones repartidas por España, sobre todo aquellos ocurridos en la península y alrededores, pero también los de gran magnitud que tienen lugar en otras partes del mundo. “A partir de una magnitud 3 los seísmos son fácilmente percibidos por la población”, explica Lozano, “incluso algunos de 2, dependiendo de la zona”.

Si clicamos en el enlace de los tuits de la cuenta, podemos ver dónde se ha producido exactamente en el mapa, y si lo hemos sentido, podemos incluso aportar esa información a través del “cuestionario macrosísmico”, que facilita el IGN y que está disponible en versión web y en aplicación móvil. Lozano explica que “esa información que nos proporciona la gente sobre cómo siente el terremoto nos ayuda mucho a la hora de caracterizar las intensidades y que se utiliza luego para elaborar otra serie de estudios como mapas de sacudidas o de cómo la atenuación del terreno influye en la velocidad de las ondas sísmicas”.

Algunos de los seísmos más relevantes en el sur de la península Ibérica

Como explicábamos antes, la placa euroasiática y la africana, y su acercamiento, son las responsables de los seísmos que se producen no solo en esta región, sino también en las Azores, pasando por el estrecho de Gibraltar, el sur de Italia, las islas griegas y el sur de la península de Anatolia. Un recorrido que supone el el punto de encuentro entre estas dos grandes placas tectónicas sobre las que flota la superficie terrestre. Por eso, durante millones de años se han producido y registrado seísmos en todos estos lugares (a veces también en el mar). El IGN tiene una larga documentación sobre ellos y data el primero en 1048 con epicentro en Orihuela (Alicante).

Dos de los más mortíferos y catastróficos que se recuerdan fueron el del Mar de Alborán (6,5), en 1522, con unos mil fallecidos en Almería y Granada; y el de Portugal, en 1755, que tuvo su epicentro al sur del cabo de San Vicente (8,5) y provocó un gigantesco maremoto que levantó olas de 15 metros de altura, asolando la costa y matando a más de 15.000 personas.

Ya en siglo XXI, el terremoto con más repercusión que se produjo en la península fue el de la ciudad de Lorca (Murcia), de magnitud 5,1, que dejó casi una decena de muertos y más de 300 heridos.

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