Hazle caso a Zuckerberg: cómo conseguir leer más este año

Para disfrutar aún más y mejor de esa pila de libros pendientes

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Sawyer, de Lost, sabía aprovechar los ratos muertos entre enigma y enigma
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Es posible que no necesites leer más. Por ejemplo, si leer te aburre, no te engancha, terminas un libro y no piensas en empezar el siguiente, si no tienes un montón de libros (un tsundoku) esperando... Pero si efectivamente lo tienes y empieza a desbordar estanterías, mesas, la cama, el revistero del cuarto de baño, el trastero, el portaequipajes del coche, entonces necesitas leer más. Y te vamos a dar 10 consejos (o un número totalmente arbitrario si no llego a tantos o, por el contrario, se me ocurre alguno más) para que ataques con fruición esa pila de libros y liberes al menos un hueco de una mesa, lo suficiente para colocar tu taza de bebida cafeínica favorita.

1. No conviertas la lectura en una obligación. Uno lee para divertirse, no porque “tenga que leer este libro del que todo el mundo habla”, y más cuando el libro del que habla todo el mundo es el del Rubius. Si un libro aburre, se deja. Yo dejé El Señor de los Anillos en la página 400, cuando los elfos se pusieron a cantar por enésima vez. Y no me he arrepentido. Luego se ve la peli, si sale, y si no, has ganado varias horas en tu vida que puedes dedicar a cualquier cosa.

2. A veces no te queda otro remedio que leer. Porque tu pareja te ha regalado un libro con toda su ilusión o te lo ha mandado tu profe de literatura sin ninguna ilusión. Por cierto, si el libro no encaja con tus gustos, tienes varias opciones. Pon la mejor de tus caras, besito en la mejilla, y “gracias, cariño”. Déjalo/la inmediatamente. Si una pareja no conoce tus gustos lectores y aún así insiste en regalarte un libro en vez de un móvil, no te conviene. O vete a una librería de segunda mano, cámbialo por un libro de bolsillo andrajoso y por el camino prepara una buena excusa sobre qué ha sucedido con ese libro de tapas duras que te regalaron con tanta ilusión (tú puedes, eres una lectora y no te resultará difícil). Pero si no hay más remedio, tómatelo a pequeñas dosis y, sobre todo, no lo dejes. Nada hay peor que leer por obligación y que encima no te acuerdes de si el protagonista se llama Federico o Doctora Malvad. Altérnalo con otro libro que sí te guste.

3. Ten un programa de lectura. No tienes que respetarlo estrictamente, pero conviene que tengas al menos una serie de prioridades. El programa puede ser un género, un lugar geográfico, un tiempo. O todo junto: novela fantástica francesa de finales del XIX (¡Verne!). Con esto no sólo entenderás mejor los temas y el zeitgeist, sino también qué diablos es lo que significa zeitgeist. También te lo puedes plantear como un reto, como ha hecho Zuckerberg: un libro cada dos semanas. O auto-gamificarte: nada anima más a la lectura que un grupo de WhatsApp donde comentéis, en un par de mensajes, qué os ha parecido cada libro y os piquéis a ver quién ha leído más o mejor.

4. Alterna temas, tipos de libro, longitudes. Tras un libro enjundioso sobre la historia del Khanato de Crimea, algo ligero, como un thriller con mucha violencia y giro inesperado al final de Harlan Coben. Tras Crimen y castigo (y sí, deberías leer Crimen y Castigo), algo de Robert Sheckley. Alta cultura, baja cultura, cultura pop. ¿Qué más da? Una desengrasa a la otra y mantiene tus ganas de leer vivas y hojeando. Para esto tienes que mantener tu tsundoku saludable, variado y lleno. Acaba un libro y acércate a él, habrá alguno que te llamará, que saltará de la estantería o del índice del lector de libros electrónicos diciéndote: “Es mi momento”. Y lo será.

5. Ve a la librería de tu barrio y déjate aconsejar por tu librero. La mayoría es gente muy leída y si apareces por allí con cierta frecuencia conocerá mejor tus gustos que tu ex-pareja a la que has dejado por no acertar con los mismos. De hecho, ¡ni siquiera ha acertado con tu librería favorita donde el librero sí los conoce! Además, si te soy sincero, yo es que no os veía.

6. Esto es muy importante. Es el consejo más importante de todos. No dejes que tu pareja que sí comparte los gustos literarios contigo, tu librero/a con el/la que has comenzado la relación tras, despechado/a, dejar a la anterior, se lea los libros antes que tú. No ayuda a una (nueva) pareja ir gritando por la casa, con las manos en los oídos: "¡No espóilers! ¡No espóilers!". Tampoco el que deje caer, así como quien no quiere la cosa: “¿Has llegado ya a esa parte en la que encuentran el pelo del bigote de la Doctora Malvad y con ello resuelven todo el misterio?”.

7. Explora nuevos temas, autores, periodos. Lee a alguien a quien sabes que sólo ha leído el editor y a veces ni eso, porque es un libro autoeditado. Las recomendaciones de las librerías en internet a veces son una buena guía, pero navega por ellas, lee la sinopsis, lee siempre las peores críticas (nunca las mejores) y déjate llevar. Te llevarás muchas sorpresas agradables. También alguna desagradable, pero en ese caso se aplica el punto 1.

Sherlock Holmes (interpretado por Benedict Cumberbacht) no sería Sherlock Holmes si no leyera tanto

8. Escribe una pequeña reseña de cada libro en tu blog, en Twitter, en GoodReads, en el apartado de reseñas de la librería online donde has comprado el libro, donde sea. ¿Has cogido a veces un libro de la estantería, empezado a leerlo y pensado: “Esto me suena”? Es que te lo has leído ya. Las reseñas te ayudan a reflexionar sobre el libro, sus temas, sus contenidos y sobre todo a recordarlo con más nitidez para que no pilles el mismo libro de nuevo, a quién se le ocurre, con la pila de libros que tienes... Sitios como Goodreads (una división de Amazon) te permiten introducirte en comunidades de lectura y compartir lo que quieres leer, lo que estás leyendo y una breve reseña de lo escrito, o al menos unas simples estrellitas.

9. Busca tu tiempo, ajusta la lectura a tu rutina. Porque tienes rutina. Todos los tenemos. Si tu tiempo de sofá no es suficiente y vas andando a trabajar, siempre puedes escucharlo en audiolibro. Y fíjate que digo el tiempo, no el lugar. Se puede leer de pie en el bus, esperando en la cola de la frutería, entre clase y clase, con la tele puesta, en la playa, en silencio, escuchando música, con té y sin té. Bueno, sin té es complicado, pero sé de gente que lo ha conseguido. Hay gente que lee andando por la calle, lo que yo sólo he hecho con las novelas negras de Connelly y con Kafka en la Orilla de Murakami. ¿Acaso no lees y escribes en Whatsapp?

10. Busca libros gratuitos. No como estás pensando. Seguro que hay una biblioteca a unos pasos de tu casa. Si estás estudiando, la de tu centro. También tienes el proyecto Gutenberg y Archive.org. Y fanfiction.net, el único sitio donde puedes leer crossovers escritos por fans entre Parque Jurásico y Bola de Dragón. En serio. Bueno, no. De Don Quijote y El Señor de los Anillos, sí. Este sí va en serio.

En resumen: lee y disfruta. Que son dos consejos adicionales. O uno. Sabía que no me iba a quedar en 10.

Marilyn Monroe leyendo. Cordon Press

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