La Sala Dorada del Musikverein de Viena tiene un encanto especial. Bajo las pinturas y las volutas de ese techo todo parece llevarnos a un pasado imperial que no podemos siquiera imaginar. Viena es el lugar donde creen firmemente que escuchar música es la mejor forma posible de empezar el año. Con la familia Strauss acaparando prácticamente el programa de mano, Austria y el planeta se rinden a recibir al nuevo año a ritmo de vals.
Pero claro, los 1 de enero son duros si hemos trasnochado… El Concierto de Año Nuevo es una tradición, pero para muchos el problema es levantarse de la cama a tiempo para verlo (el concierto de Año Nuevo en Viena se puede ver en La 1 a las 11.15). Por eso, si el madrugón no es una opción, te dejamos una lista de piezas de música clásica con las que puedes montarte tu propio recital para dar la bienvenida al nuevo año. Quizás no están todos los que son, pero sí son todos los que están.
1. Para sentirse un Habsburgo
El Concierto de Año Nuevo del 2014 fue una buena muestra de lo que Viena es y será: la casa del Clasicismo musical, aquella ciudad donde Mozart dejaba boquiabierta a la realeza con un talento sobrenatural y donde Beethoven dio su último aliento tras haber estrenado allí su universal Novena Sinfonía.
Con Daniel Barenboim a la batuta –con bastante desparpajo y sentido del humor-, este concierto se recuerda como uno de los mejores que ha acogido el primer día del año la Sala Dorada. A pesar de que Barenboim introdujo en el repertorio algunas piezas inusuales, no faltaron El Danubio azul y la Marcha Radetzky, grandes clásicos de la cita. En la segunda, es tradicional que el público, con más o menos ritmo, se rinda a acompañar con palmas la interpretación de la Filarmónica de Viena, siguiendo las directrices del director de turno.
2. Lo mejor de cada casa
Cuando juntas al ya mencionado Daniel Barenboim –experto en la música de Beethoven- con su exquisita orquesta del West-Eastern Divan –formada por israelíes, palestinos y europeos, la que muchos han llamado “orquesta de la paz”-, la Novena de Beethoven y el escenario espectacular del Royal Albert Hall de Londres, nada puede fallar. Los Proms, el festival de verano de la BBC, los reunió en 2012 con las cuatro voces solistas de excepción de Anna Samuil, Waltraud Meier, Michael König y René Pape. Lo mejor de cada casa en un vídeo de producción de la BBC en el que no se escapa un detalle.
La Novena, por su extensión de más de una hora, conforma en sí misma un concierto. Y es natural que en Navidad, por su carácter universal y esperanzado, sea programada como un clásico indiscutible de tiempos de paz y familia como estos. Beethoven nunca llegó a escucharla, mientras la componía y cuando se estrenó, él ya estaba sordo. Aún así, era consciente de que lo que anotaba en aquel papel pautado era algo histórico. Más de tres millones de visualizaciones tiene este vídeo en YouTube, que nos trae una Novena de verano a tiempos invernales.
3. ¿Hay otro Aleluya más que este?
Eso es lo que se preguntarán muchos al escuchar, año tras año, la magnificencia barroca de Händel en su oratorio El Mesías. A pesar de que hay que esperar casi dos horas para escuchar esos minutos del Aleluya del oratorio, bien merece la pena la espera. Por el camino, se van repasando los Evangelios con una música excepcional y en inglés, lo que hace más sencillo seguir la letra que si fuera en alemán.
En este vídeo, el experimentado coro del King’s College de Cambridge es el encargado de poner sus voces masculinas y blancas al servicio del oratorio. No salten hasta el Aleluya, que el camino merece tanto o más la pena que la meta. Aunque para los que tengan menos tiempo, pueden elegir los distintos fragmentos seleccionando desde el minutado de la descripción del vídeo.
4. El canto optimista de Bernstein
Puede que de Bernstein a muchos les suene más su popular West Side Story, pero el compositor y director hizo una opereta que últimamente está al alza gracias a su recuperación en los teatros llamada Candide. Es divertida, como un gran cuento para todas las edades, y tiene un final al nivel del resto de la música del compositor estadounidense.
Con texto de Voltaire, esta opereta tiene un final atronador con Make our garden grow, un canto optimista que aquí encabezan las buenas voces de June Anderson y Jerry Hadley, con el plus de que quien dirige a la orquesta es el propio Bernstein. Para escuchar la obertura, también memorable, y ver la personalidad de Bernstein dirigiendo, puede verse aquí.
5. Un concierto que vale una película
El Concierto para violín y orquesta de Chaikovski es en sí un protagonista más de la película Le concert que estrenó Radu Mihaileanu en 2009. Esta pieza como obsesión del antiguo director de la sinfónica del Bolshoi ruso configura una entretenida comedia que acaba con la interpretación de fragmentos del propio concierto.
Si hay un violinista que haya sabido extraer la belleza de este concierto romántico con un talento incuestionable ese es Itzhak Perlman, uno de los mejores violinistas de la historia. En este vídeo puede verse su virtuosismo y su sensibilidad con la Philadelphia Orchestra. Para los no iniciados en el violín, ver moverse las manos de Perlman en el vídeo puede dejarlos con la boca abierta.
6. La apoteosis de la guitarra
Casi ocho millones de visualizaciones en YouTube tiene la versión del Adagio del Concierto de Aranjuez interpretada por Paco de Lucía. Tirando de música patria, es probable que la obra de Joaquín Rodrigo, de la que este año celebramos el centenario, sea la más representativa de nuestros compositores.
En esta versión, es un guitarrista flamenco y no clásico el que interpreta la obra pero, sería injusto también clasificar a Paco de Lucía exclusivamente como guitarrista flamenco cuando bebió y habló con músicas de muy diversos estilos y orígenes.
7. Un Réquiem potente
Aunque quizá sea la primavera o el mes de noviembre el tiempo de las misas de réquiem, una buena manera de reconciliar el espíritu a través de la música es con una pieza como el Réquiem de Verdi. Aquí la Sinfónica de Köln dirigida por un talentoso Semyon Bychkov aborda uno de las composiciones para misa de difuntos con más fuerza de la historia.
El Réquiem de Verdi es de un fragor que no parece hecho para el recinto de una iglesia, sino para las cualidades de un teatro, donde la emoción y la espectacularidad no tienen límites. A partir del minuto ocho puede encontrarse una buena muestra de esto con el Dies Irae, en el que parece que se resquebraje la tierra bajo los pies y que el Juicio Final esté a punto de llegar.
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