Mira el primer dibujo durante unos segundos y luego pasa al de abajo. ¿Qué letra se forma al combinar los puntos rojos de ambas ilustraciones? En teoría, esta prueba publicada en la página de tests Playbuzz permite determinar si tienes o no memoria fotográfica. Según esta web, solo el 1% de la población es capaz de dar con la solución correcta.
¿Lo sabes ya? La solución está en la línea de abajo.
Es la letra G.
Esta es la superposición de las dos imágenes:
¿Pero funciona?
Este test se ha publicado en medios como Daily Mail, The Sun y The Telegraph, y ya está empezando a compartirse en medios y páginas españolas. ¿Se ha difundido con motivo o no sirve para nada?
Ignacio Morgado Bernal, catedrático de psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de Cómo percibimos el mundo, explica a Verne que la clave está en que tras ver la primera ilustración, seamos capaces de retener la imagen. Debido al proceso químico que se produce en nuestros ojos, las imágenes pueden permanecer en la retina durante un tiempo muy breve. “En algunas personas la capacidad de retención de la imagen es mayor y pueden llegar a ver esa letra” al fijarse en el segundo dibujo.
¿Sirve para demostrar si tenemos memoria fotográfica?
Según Morgado, se trata de una prueba de memoria fotográfica, pero solo en este contexto limitado: “Puede tener validez, pero es una cosa que no tiene importancia práctica, que no sé si sirve para mucho, más que para explicar algunos experimentos o ilusiones ópticas”.
La idea de que nuestra memoria funciona o puede funcionar como una cámara de vídeo que registra todo lo que vemos y oímos no es correcta. Como explica Slate, en 1970 se llevó a cabo un experimento parecido al de este test, pero con 10.000 puntos diferentes que una mujer pudo fusionar para ver una imagen en tres dimensiones, en lo que suponía la primera prueba de que realmente existía la memoria fotográfica. Pero este experimento nunca se pudo repetir con éxito. Esta mujer ni siquiera volvió a intentarlo, a pesar de que acabó casándose con el investigador.
Lo que sí existe es la llamada memoria eidética. Una imagen eidética es esencialmente una postimagen vívida que puede permanecer en la percepción no ya unos instantes, sino hasta unos minutos. Pero como explican en Scientific American, esta postimagen no es exacta, e incluso es habitual que “se alteren detalles y se inventen otros que nunca estuvieron en la imagen original”.
¿Solo el 1% lo ha resuelto?
Según Slate, entre el 2% y el 15% de los niños tiene memoria eidética, pero esta habilidad se pierde a partir de los seis años, cuando empezamos a procesar información abstracta. Casi ningún adulto tiene este tipo de memoria y tampoco se puede aprender.
Sin embargo, en su pieza sobre este test de los puntos, el diario Metro publica que el 57% de sus lectores lo ha resuelto con éxito. Así que probablemente no sea muy de fiar. El test completo de Playbuzz incluye más pruebas de memoria para las que se pueden aplicar otras técnicas y eso explicaría estos resultados. Hay que recordar que esto del 1% es el clásico truco de los test que se hacen virales: cuentan con que nos pondremos tan contentos al ver que somos (o creemos ser) excepcionales, que lo compartiremos en Facebook. Aquí está el test completo.
¿Y qué hay de esa gente que lo recuerda todo?
La memoria de contenidos complejos “es reconstrucción -explica Morgado-. Cuando recordamos algo, la mente mezcla cosas nuevas y viejas porque cambia nuestra manera de pensar sobre ese asunto. El cerebro recapacita sobre el recuerdo”.
Es decir, cada vez que evocamos un recuerdo, este es susceptible de ser modificado de forma inconsciente, en relación a nuevos acontecimientos. En esta reconstrucción influyen nuestras expectativas, deseos, estereotipos y valores, como explicábamos en Verne respecto a la nostalgia.
Obviamente, hay gente que tiene mejor memoria que otra e incluso existe lo que se llama una memoria autobiográfica superior o hipertimesia, que es el recuerdo muy detallado de hechos que ocurrieron en un pasado ya lejano, como explican en Scientific American.
Pero como cuentan en el mismo artículo, estas personas “no muestran mejor cognición en otros ámbitos” ni “logran mejores resultados que un grupo de control en habilidades de memoria a corto plazo”. Ni siquiera saben cómo usar esta memoria en su vida diaria. Lo cual tiene sentido: ¿para qué sirve recordar lo que cenaste el 22 de marzo de 1991?
(Ensalada).
(Es broma).
De hecho, una parte importante de la memoria y del aprendizaje consiste en olvidar. Si lo recordáramos todo, nos veríamos sobrepasados por una multitud de datos inútiles. El cerebro continuamente evalúa, edita y ordena la información, procurando que nos quedemos con los recuerdos a los que damos más importancia, lo cual le permite funcionar de forma más eficiente.
Y esto para mí supone un consuelo, porque yo no he sido capaz de ver la letra G. Estaba seguro de que era una B. Convencidísimo.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!