En octubre de 2012, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó un estudio sobre 40 marcas de aceite de oliva. Su conclusión, recogida por medios de comunicación, fue que nueve de ellas defraudaban al consumidor al venderse como "Virgen extra" cuando solo eran "Virgen". Dos más ni siquiera encajaban en esa denominación y deberían haberse destinado a ser refinados. Esta información ha sobrevivido hasta 2017 acompañada con falsedades y mensajes alarmistas en WhatsApp que la propia OCU ya desmintió en 2014.
"¡¡MÁXIMA DIFUSIÓN!! A todos vuestros contactos. Listado de los aceites de oliva testados por la OCU. Asegúrese de que consume siempre 'ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA'. Los que llaman 'lampantes son industriales, o sea, no son comestibles. Estamos vivos de milagro", dice uno de los mensajes que circulan por WhatsApp. A continuación se citan las marcas "no recomendadas" por la OCU.
Lampante es el aceite de oliva que este mensaje califica de "industrial". La OCU explica que es el que tiene una acidez superior a dos grados o presenta defectos importantes en la cata. "No se puede comercializar como virgen y hay que someterlo a un refinado", señalaban, sin alarmismos, en aquel estudio. En bulos difundidos en redes se atribuía a esta organización haber denunciado que "el aceite de oliva lampante es tóxico". En el desmentido que publicaron en su propia web, dos años después del lanzamiento del informe informe, subrayaban que no era tóxico y que su estudio nunca lo calificó así. Simplemente, explicaba, no cumplía las normas para ser calificado como "Virgen" o "Virgen Extra".
La organización de consumidores denuncia que su estudio, ampliamente difundido, se haya alterado para "manipularlo y llenar los textos de exclamaciones y mensajes alarmistas". Ellos, insisten, nunca utilizan un tono alarmante.
La OCU adviertía ya en 2014 de que "el estudio ya tiene algún tiempo y quizá los resultados no se correspondan ya exactamente con la realidad actual de los aceites de oliva vírgenes". Y defiende que su análisis sirvió para que algunas marcas tomaran medidas para cumplir con la norma que rige para los aceites.
Este caso nos recuerda a otros en los que la información, que en un primer momento fue veraz, se va manipulando con el tiempo y va incorporando elementos falsos y alarmistas. Lo vimos también hace unos días con una lista de productos de Mercadona supuestamente cancerígenos que procedía de una noticia de 2012. "¿Por qué surge ahora esta información en Internet?", se preguntaba la OCU sobre aquel bulo, y se contestaba: "Porque hay quienes se dedican a alarmar y no dudan en adornar una información de hace dos años para lograr su instante de gloria. Así de claro".
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