Los grupos de WhatsApp formados por padres de alumnos se pueden convertir en fuente de conflicto con los profesores. Una madre de un niño de primaria del colegio Carrasqueira (Vigo) se ha sentado en el banquillo esta semana por los comentarios que realizó en el chat sobre una profesora de apoyo de su hijo. L. D. escribió que la maestra en cuestión había zarandeado al niño y le había mordido el bocadillo de la merienda. La fiscalía ha pedido para ella una multa de 1.600 euros por difamar a la docente, una sanción rebajada porque la afectada está en paro y no tiene ayudas asistenciales.
"La profesora se dedica a zarandearlo de malas formas, a tirarle del brazo, se burla de él, le tira las fichas del puzle al suelo, le come el bocadillo. Con esto os quiero decir que controléis a vuestros hijos, que les preguntéis por esa individua, y si pasa con alguno más tenemos que hacer fuerza entre todos y plantarle cara".
Mensaje en WhatsApp de L.D. el 14 de enero de 2016
La titular del juzgado de lo Penal número 3 de Vigo será la encargada de dictar sentencia. "De haberlo sabido nunca lo hubiera hecho; solo advertí a otros padres de lo que mi hijo me había contado por si a ellos también les estaba pasando lo mismo", ha asegurado a los medios la acusada, que además es exalumna de ese mismo centro. Ella lamenta ahora que el centro "no se haya preocupado por averiguar la verdad" y asegura que nunca imaginó que acabaría en los juzgados por algo así. La titular del juzgado de lo Penal número 3 de Vigo será la encargada de dictar sentencia.
El mensaje trascendió a la dirección del centro dos semanas después, la autora fue citada para aclarar el incidente y, según su versión, allí mismo le pidió perdón a la profesora agraviada. Además se comprometió a retractarse en el foro, pero en su mensaje solo se lamentaba de enviar un comentario equivocado al grupo. Según ella, "muchos padres" están de su parte, pero "tienen miedo a hacerlo público".
'Rompieron la magia en clase'
Ante lo ocurrido, no hubo acuerdo en el acto de conciliación, que se celebró posteriormente en el juzgado, y la profesora, considerando insuficiente la disculpa pública, la demandó. Así fue como la madre acabó este martes sentada en el banquillo. "Creí lo que mi hijo me contaba y no me pareció grave decírselo a otros padres", declaró ante la juez, insistiendo en que su intención no era ofender a la maestra.
La profesora, que lleva nueve años impartiendo clase en el colegio de Carrasqueira, explicó en el juicio que las difamaciones vertidas contra ella "rompieron la magia creada en clase con los niños". Admitió que jugaba con ellos "al monstruo de las galletas" en las sesiones de la merienda, "para incentivar los sentidos de los pequeños, como el tacto o el olfato", justificó. Pero al difundirse el mensaje de la acusada, pasó a ser el "monstruo del chorizo", relató entre sollozos.
Respecto a tirar los puzles de los niños, la maestra aseguró que es habitual trabajar con los pequeños en el suelo. En el juicio declararon como testigos la jefa de estudios del colegio y un inspector de Educación y ambos aseguraron que no habían recibido quejas por el comportamiento de la profesora.
La repercusión de un WhatsApp
Según el informe 2016 delDefensor del Profesor, organismo de atención gratuita para docentes, el pasado año atendieron a 1.961 de ellos. Entre los casos relativos a los padres, un 29% se debían a acoso y amenazas.
Desde el Defensor del Profesor afirman llevar años preocupados por el uso que padres y madres dan a las redes sociales en lo referente a la educación de sus hijos. "Rechazamos el uso de este tipo de instrumentos para que se cuestione el trabajo de los profesores", cuenta Jesús Niño, coordinador del servicio, a Verne. "No es el canal por el que se deben intentar solucionar los problemas", añade.
Niño considera que la repercusión que puede tener un solo mensaje inapropiado en un grupo de WhatsApp es alta. "Aunque sea un solo padre o madre el que envíe un mensaje problemático, puede difundirse y que se acaben enterando todos los alumnos", explica.
"Esta es una profesión que en muchos casos es muy vocacional y estas situaciones pueden afectar muchísimo", explica Niño. "Hemos atendido casos de personas que se plantean incluso abandonar la profesión". Además de a los profesores, afecta al clima de clase, como ha ocurrido en este colegio de la provincia de Vigo, según la profesora afectada.
Qué pueden hacer los profesores
Desde el Defensor del Profesor aconsejan a los docentes que, al comienzo del curso, se realice un trabajo de prevención con padres y alumnos. "Hay que hablarles de valores, de nuestros derechos, exigirles respeto para nosotros y nuestra profesión, y explicarles que todo esto repercute en sus hijo", cuenta Niño.
El coordinador del Defensor del Profesor explica que muchos profesores prefieren no dedicar ese tiempo al principio del curso porque puede provocar un retraso en el temario, aunque no hacerlo puede suponer retrasos durante el resto del curso.
En caso de que un docente tenga noticia de que circulan mensajes negativos sobre su actividad, el Defensor del Profesor recomienda:
- Determinar si es una situación de acoso, con mensajes reiterados, o algo puntual que se puede solucionar con la familia. Si se trata de acoso, se debe poner en conocimiento de la policía.
- Si tanto el profesor como la familia implicada quieren solucionar el conflicto, intentar solucionarlo con mediación del personal del centro o del Defensor del Profesor.
- Pedir el apoyo del equipo docente del centro.
Niño defiende que "si hay un problema con el profesor y se le quiere criticar, debe hacerse en una tutoría". Criticar a un profesor a través de un grupo de WhatsApp puede hacer que llegue a oídos de los niños. "Si un padre cuestiona al profesor delante del niño, el niño también lo va a cuestionar", cuenta.
La experiencia de una profesora y madre
Teresa Hernández, profesora durante 18 años y madre de tres hijos en primaria,comentaba en 2016 a Verne en la sección Primera Personalas razones que le habían llevado a abandonar un grupo de WhatsApp para padres.
"Incluso antes de que empezaran las clases, algunos padres compartieron opiniones desfavorables sobre el docente que les habían llegado a través de terceras personas. Curiosamente, yo era la única que había tenido una experiencia directa con el docente, porque había dado clases a mi hijo mayor, pero la gente estaba predispuesta en su contra sin conocerlo", comentaba.
Decidió dejar el grupo cuando "una de las integrantes del grupo pidió un poco de paciencia y algunos de los padres se volvieron en su contra. Como si el hecho de reclamar sensatez fuese sinónimo de no preocuparse por el bienestar de los niños".
Desde su experiencia en ambos lados, el de profesora y el de madre, ofrecía varios consejos a la hora de participar en este tipo de grupos de WhatsApp. Por un lado, que las opiniones vertidas sean propias, basadas en una experiencia directa. También es necesario crear un clima agradable, dejando al margen los asuntos privados, y no ignorar la responsabilidad que le corresponde a los hijos, comentaba.
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