Es lunes a las 9:56 de la mañana. Quedan algunos minutos para que el Museo del Prado se abra al público. La sala 11 está prácticamente vacía, pero más de 200 personas están admirando ya uno de sus cuadros, La fragua de Vulcano (1630), de Velázquez. Javier Sainz de los Terreros, que trabaja en su área de comunicación, retransmite en directo y para el mundo a través de Instagram Stories. Un teléfono, un palo selfi, algunas notas que ha apuntado en un papel y la ayuda de su compañera Diana Olivares son sus herramientas.
La cuenta del museo ofrece a sus seguidores de lunes a viernes una elaborada y distendida píldora cultural de 10 minutos sobre algunos de sus pintores o corrientes artísticas. Y la de Javier es la voz tras la cámara que humaniza el discurso.
"Queremos crear una conexión más emocional con el visitante y hacer que el museo sea algo más cotidiano. La gente tiene la idea de que el Prado es el edificio, imponente y clásico, pero en verdad encierra historias curiosas que pueden interesar a todo el mundo. La intención es romper esa barrera y que no se tenga miedo a asomarse a sus salas", cuenta él mismo a Verne, como responsable de estos directos de Instagram. También son una ventana a lo que pasa allí justo antes de que lleguen sus visitantes.
En la pieza que acaba de emitir, cerca de mil espectadores han conectado en algún momento con su relato. La cifra se multiplica por 4 o por 5 a lo largo de las 24 horas siguientes, que es el tiempo que permanece publicada antes de desvanecerse para siempre.
Su píldora del día se ha centrado en algunos cuadros de Velázquez relacionados con su primer viaje a Italia. Javier cuenta con sus propias palabras que el sevillano se convirtió en el pintor más joven de la Corte de Madrid. Decidió salir de España por consejo de Rubens, otro artista cercano a la realeza española. Y así es cómo el precoz Velázquez volvió a ser aprendiz. Se dedicó a pintar paisajes y a experimentar, alejándose de la formalidad de los encargos que le hacía el rey Felipe IV cuando estaba en la capital española.
En la grabación, Javier gira el teléfono y lo acerca al lienzo de La fragua de Vulcano para mostrar uno de sus detalles. Mientras, a su espalda, los vigilantes cruzan la sala para ocupar sus posiciones antes de que empiece la jornada. "El dios Apolo le está diciendo a Vulcano que su esposa le está siendo infiel con el dios Marte. Velázquez capta justo ese momento la cara de sorpresa de Vulcano", relata a los espectadores. Aprovecha también para hablar de cómo se representa la luz en el cuadro.
"Con un par de apuntes, el visitante disfruta mucho más la experiencia. En especial los jóvenes, que no viven pensando en cuadros. Si les cuentas una anécdota, quizá sí atraigas su atención", explica a Verne Sainz de los Terreros.
Hay quien se pone a dibujar bocetos en un cuaderno desde su casa mientras observa la obra, como ocurre a menudo en algunos de los bancos de los museos, solo que en este caso a través de una pantalla.
"Escuchando una retransmisión en directo del Museo de Prado con uno de sus jefes de Conservación, Alejandro Vergara, y haciendo este borratajo mientras intento seguir la charla en español..."
He visto la retransmisión en directo por Intagram de @museodelprado sobre La Fragua de Vulcano y no he parado de pensar en cuánto lo habría disfrutado mi abuela, que adoraba a Velázquez :____ Gracias por esos stories!!!
— The Lost Dreamer (@thelostdreamer) 19 de febrero de 2018
Últimamente el Museo del Prado está haciendo directos en instagram y me alegra la existencia.
— catharsis. (@Aiatar) 11 de agosto de 2017
En sus directos, Javier dirige la mirada hacia detalles que pasan desapercibidos para la mayoría de visitantes y olvida durante un momento las grandes obras maestras.
Cada píldora suscita un buen número de preguntas sobre el museo, los cuadros o el artista del que se está hablando. "Llegan dudas desde Michigan (Estados Unidos) o Sinaloa (México)", apunta. El equipo del Prado intenta resolver las más interesantes a lo largo del día a través de las redes.
"¿Me ha quedado la duda de si el rosario de Ana de Austria también es un retoque posterior", consulta un usuario de Instagram acerca de ua publicación del museo. En ella se muestran los retratos de Ana de Austria y Felipe II, ambos pintados en el siglo XVI por la italiana Sofonisba Anguissola. "No, el retrato de ella no tiene retoques posteriores, al contrario que el de Felipe II, que se realiza en 1565 y se modifica en 1573 para que haga de pareja con el de la reina", contesta el Prado a través de la sección se comentarios.
"Hay que cambiar el patrón de visita. No nos gusta la idea de esa persona que llega al Prado porque hay que pasar por aquí al menos una vez en la vida. Luego se tira 7 horas dentro del museo, acaba agotado, disfruta solo la primera hora y sigue hasta el final porque no sabe cuándo va a poder volver. Así pueden volver cuando quieran", dice el responsable de estos directos.
El perfil del espectador que se encuentra al otro lado del teléfono: mujeres 25 a 34 años que viven en ciudades grandes como Madrid, Ciudad de México, Buenos Aires, Moscú y Nueva York.
La visita virtual
Los museos cada vez están más presentes fuera de sus sedes. Plataformas digitales y las propias redes sociales de los centros culturales hacen que la pintura, la escultura e incluso la arquitectura sean accesibles sin necesidad de salir de casa.
A través de Google Arts & Culture se puede visitar de forma virtual, por ejemplo, el Palacio Nacional de Sintra (Portugal), con fotografías en 360 grados.
Baidu (el equivalente asiático de Google) tiene una propuesta similar, a través de acuerdos con otras instituciones culturales. Los planes de expansión del Prado pasan por colaborar con el buscador chino. Ya mantiene conversaciones con el gigante tecnológico para formar parte de su catálogo artístico, explican a Verne desde el Prado.
De cerrarse el acuerdo, sería el segundo centro fuera de China que firme esta colaboración, después de la Fundación Gaudí.
Aunque una visita virtual no pueda compararse con admirar las obras de arte en vivo y en directo, a los museos les ayuda a conectar con la gente. "Gracias a nuestros Instragam Stories llegamos a todo tipo de personas. Algunos quieren rememorar su visita al Prado y otros nos ven porque se están formando en el campo de la Historia del Arte. Hay quien llega a ellos de una forma completamente aspiracional: planean visitar el museo en breve y, de esta forma, avanzan la experiencia", cuenta Javier Sainz de los Terreros.
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