Eran comienzos del siglo XIX, concretamente 1811. En Edimburgo una "señora de bien" enviaba a su nieta a un internado en el que conviviría solo con niñas y profesoras. Un día la niña le contó que dos de sus maestras dormían juntas y "movían la cama mientras respiraban muy fuerte". Es el comienzo de una historia real de la Escocia victoriana que la malagueña Cristina Domenech ha popularizado en Twitter. Desde su publicación el pasado día 7 de marzo, ha superado los 5.000 retuits, y su autora ha pasado de poco más de 100 seguidores a más 15.000.
Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de las dos señoras que se empotraron y luego no se sabía si eran lesbianas porque se regalaron una biblia. Hilo:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
En el hilo [puedes leerlo al completo en la parte inferior de este artículo], Domenech cuenta el surrealista juicio de las profesoras Marianne Woods y Jane Pirie contra Helen Cumming, la abuela de la niña. Esta contó a las madres de otras alumnas lo que su nieta había escuchado en los dormitorios, lo que provocó que retiraran a las niñas del internado. Así que las maestras la denunciaron por calumnias. "Encontré un breve pasaje en un libro que contaba la historia de estas dos señoras, me interesó mucho y busqué más información sobre ella", cuenta la autora a Verne. "Prometí a unas amigas que la contaría por Twitter, y este ha sido el resultado".
Un tabú utilizado como ventaja
En el juicio, según narra Domenech en el hilo, Woods y Pirie jugaban con una ventaja: en la época victoriana, el lesbianismo no es que estuviera mal visto, es que, para los más puritanos, no existía. Este escándalo surgió en un momento en el que la sociedad mejor educada no asumía la posibilidad de que dos mujeres tuvieran relaciones sexuales, tal y como señala el periódico escocés The Scotsman. "Hasta finales del siglo XIX la palabra lesbiana no se utilizaría para referirse a otra cosa que no sea la isla griega de Lesbos o una variedad de vino", dice el reportaje sobre este caso.
Así que las maestras defendieron su relación en el juicio como si se tratase de una purísima y profunda amistad. En el hilo, Domenech recoge algunas de las pruebas que los abogados de Woods y Pirie utilizaron en su defensa: cartas en las que se declaraban "cariño sincero y ardiente" o una biblia con una dedicatoria amorosa que Pirie había regalado a Woods.
Y por otro tenemos a los abogados de Woods y Pirie intentando demostrar que ellas nunca se empotrarían porque SE AMABAN CON LOCURA. Y como SE AMABAN CON LOCURA, ¡eso significa que no se podían empotrar! pic.twitter.com/56pTThmlXr
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Domenech incluye frases literales del jurado durante el juicio, que hoy en día resultan hilarantes: "Creo que estas damas son culpables de lo que se las acusa tanto como lo creo de mi propia esposa", o "si estas dos mujeres son culpables de algo, ¿dónde hay una mujer inocente en toda Escocia? Si sus señorías la conocen, yo desde luego no".
En el hilo, la autora explica que existe la transcripción del juicio, aunque es difícil de conseguir. "Para documentarme, utilicé de fuente Scotch Veredict, de Lillian Faderman, un libro dedicado solo a este caso", explica a Verne. Finalmente, la pareja de profesoras ganó el juicio, y la abuela que había contado lo que las docentes hacían en la cama tuvo que indemnizarlas.
El primero de muchos hilos
Debido a su interés –tanto personal como académico– por la época victoriana y sus referentes lésbicos y bisexuales, Cristina Domenech conocía más historias sorprendentes protagonizadas por lesbianas. Así que decidió contarlas: desde la publicación de su relato sobre Woods y Pirie, Domenech ha publicado más hilos similares con el hashtag #SeñorasQueSeEmpotraronHacemucho.
"He estudiado Literatura Inglesa y me he interesado por buscar referentes culturales e históricos de lesbianas y bisexuales, así que me conozco un montón de historias de este estilo", cuenta Domenech, que actualmente está investigando para su tesis doctoral. "Tengo una lista de anécdotas que podrían encajar en la temática de los hilos, así que voy seleccionado y, antes de escribirlos, dedico una tarde a comprobar fechas y datos". Los que va publicando los recopila en un moment de Twitter, en el que encontrarás historias como estas:
Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de las dos señoras a las que Jorge III les puso una pensión vitalicia por ser bolleras. Hilo:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 9 de marzo de 2018
Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de la señora que empotró a tanta gente y se batió tantas veces en duelo que el rey tuvo que perdonarle la vida… dos veces. Hilo:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 22 de marzo de 2018
Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de la señora que montó reuniones semanales de lesbianas en su club de intelectuales hasta que los heteros se quejaron, y luego siguió haciéndolo porque le daba igual. Hilo:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 29 de marzo de 2018
El mismo día que Domenech publicó su hilo, el tuitero Ramón Martínez –también filólogo especializado en diversidad sexual y de género– comenzó a publicar historias similares con hombres homosexuales como protagonistas, y recopiladas con el hashtag #MariconesDeAntaño. También están recopilados en un moment:
Aquí tienes a mis #MariconesDeAntaño, una madeja de hilos sobre señores que hicieron "cosas nefandas" con señores antes de que existiera Twitter.
— Ramón Martínez (@ramonmartz) 15 de marzo de 2018
https://t.co/hZjnslwTtV
Por el momento, los hilos de Domenech no tienen una periodicidad determinada, pero pretende continuar publicándolos. "Con el trabajo y la tesis estoy bastante liada, pero le dedico el tiempo que puedo", cuenta. "Intentaré sacar un hilo por semana".
"La historia de las dos señoras que se empotraron y luego no se sabía si eran lesbianas porque se regalaron una biblia"
Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de las dos señoras que se empotraron y luego no se sabía si eran lesbianas porque se regalaron una biblia. Hilo:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Edimburgo, 1811. Una Señora de Bien envía a su nieta (hija ilegítima de su hijo y una mujer que conoció en la India) a un internado para Señoritas de Bien dirigido por dos Señoritas de Bien, Miss Pirie y Miss Woods. Todo correcto.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Como el siglo XIX es la época de comerle la cara a tus amigas y no pasa nada porque las mujeres de clase media-alta y alta son todas asexuales y puras (#VictorianFact) lo normal era que las niñas compartieran cama y las profesoras igual.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Lo que no es normal es que a esta Señora de Bien su nieta le dijera un día que las dos directoras por la noche "movían la cama mientras respiraban muy fuerte".
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
También las había oído hablar cuando pasaban esas cosas. Como una vez que la señorita Woods le dijo a la señorita Pirie: “Creo que te he dejado lista para dormir.” pic.twitter.com/TOtAA0cafs
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
O como otra vez que oyó lo siguiente:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
“Estás en el sitio equivocado.”
“Lo sé.”
“¿Y entonces por qué lo haces?”
“Por diversión.” pic.twitter.com/5SeB0qSCfR
La Señora de Bien se escandaliza y se lo cuenta a las madres de otras alumnas y otra alumna confirma las sospechas diciendo que ha visto a la señorita Pirie “montar” [SIC] a la señorita Woods por las noches mientras sacudían la cama.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Total, que al final se monta un pollo enorme y retiran a todas las niñas del internado. Y Woods y Pirie, que se ve que les iba la jarana, denuncian a la Señora de Bien por calumnia.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Para quien no esté familiarizado con el siglo XIX y sus entretelas, dejadme que os diga que este juicio, sólo en concepto, ya huele a que esto va a salir por cualquier lado, porque partimos de la creencia de que las mujeres de bien no tienen deseo sexual.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Entonces aquí podemos admitir que había dos señoritas de bien practicando sexo lésbico anal o podemos admitir que estas niñas mienten y que conocían el concepto del sexo lésbico anal. PASE LO QUE PASE, LOS VICTORIANOS HAVE PLAYED THEMSELVES.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
El otro lío es que el sexo lésbico anal no estaba bien visto, ¿pero sabéis lo que estaba bien visto? Querer a una amiga pasional, profunda y posesivamente. Eso estaba considerado como algo que ennoblecía y ensalzaba a la mujer.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Así que en este juicio por un lado tenemos a los abogados de la Señora de Bien, intentando probar que el lesbianismo es una cosa que EXISTE (porque como ya hemos dicho, se consideraba que las mujeres de bien eran asexuales, así que el lesbianismo como concepto no podía existir).
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Y por otro tenemos a los abogados de Woods y Pirie intentando demostrar que ellas nunca se empotrarían porque SE AMABAN CON LOCURA. Y como SE AMABAN CON LOCURA, ¡eso significa que no se podían empotrar! pic.twitter.com/56pTThmlXr
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Así que las pruebas para demostrar que estas dos no se acostaban eran cosas como cartas de amor que se habían escrito. “Siempre la he amado como a mi propia alma”, “La he amado más de ocho años con cariño sincero y ardiente”, etc. MAGNÍFICO.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Una de las pruebas presentadas fue una biblia que Pirie le había regalado a Woods con una dedicatoria escrita a mano dentro que ya quisieran muchas bolleras haberle escrito alguna vez a sus mozas. Level up, my friends.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
El jurado pues, puf, entregadísimo. Un señor se quejó muchísimo de que los abogados de la Señora de Bien hubiesen intentado convencerle de que dos mujeres que se amaban y se metían en la cama juntas fueran culpables practicar sexo.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
“Si estas dos mujeres son culpables de algo, ¿dónde hay una mujer inocente en toda Escocia? Si sus señorías la conocen, yo desde luego no.” Eso dijo un señor, para mi regocijo.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
“Creo que estas damas son culpables de lo que se las acusa tanto como lo creo de mi propia esposa.” Eso dijo otro, para mi MÁS REGOCIJO.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Al final las declararon inocentes (para mi infinito recogijo) y la Señora de Bien tuvo que pagarles una indemnización por haber dicho que tuvieron sexo lésbico anal después de hartarse de tener sexo lésbico anal. pic.twitter.com/ZPIhPSmLHA
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Por cierto, la transcripción del juicio se puede comprar en formato libro a día de hoy, pero es muy difícil de encontrar y carísima. Además hicieron una obra de teatro sobre el caso después que es relativamente parecida a la realidad. Relativamente.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Y LUEGO DE LA OBRA DE TEATRO HICIERON UNA PELÍCULA DE AUDREY HEPBURN Y SHIRLEY MACLAINE. Pero no tiene nada que ver con nada, sólo una es lesbiana, el juicio lo pierden, hay suicidios... Vamos, que esto es estrictamente anecdótico, de histórica la película no tiene nada.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
Y colorín colorado, este hilo se ha acabado. Otro día os cuento la historia de las señoras a las que el rey Jorge III les puso una pensión vitalicia por ser bolleras.
— Cristina Domenech (@firecrackerx) 7 de marzo de 2018
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