"¿Cuál es la diferencia entre sexo y género?". "¿Es lo mismo estar mala que tener la regla?". "¿Chicos y chicas recibimos la misma educación sexual?". "¿La sexualidad sigue siendo tabú?". "¿Quién debe asumir mayor responsabilidad en el uso de los métodos anticonceptivos, los hombres o las mujeres?".
Estas son algunas de las preguntas que se plantean en las aulas mientras los estudiantes juegan a Sapiensex, una especie de trivial creado en 2010 por la psicóloga Rocío Carmona para mayores de 14 años. "Al hacer educación sexual salen miedos, inhibiciones, prejuicios. Cuando se plantean en forma de juego, todas estas resistencias desaparecen y se aprende mucho mejor", nos comenta la propia Rocío.
Las preguntas de este juego se distribuyen en cuatro ámbitos temáticos: el cuerpo, el amor, las relaciones eróticas y riesgos y prevención. Y también hay pruebas de acción en las que un equipo reta a otro a poner un preservativo, escenificar alguna situación o trabajar con ilustraciones, por ejemplo.
Durante diez años, unos 1.500 estudiantes de diferentes institutos lo han jugado. En la educación española, los contenidos sobre educación sexual y afectividad están dispersos entre diferentes asignaturas. La inexistencia de una asignatura específica deja las enseñanzas en manos de los centros y el profesorado.
Si el instituto está más sensibilizado, el alumnado recibirá más formación afectivo-sexual. Si lo está menos, es probable que los alumnos atraviesen su ciclo escolar habiendo escuchado tan solo alguna charla esporádica sobre riesgos, prevención y poco más.
Un videojuego sobre relaciones
Acercar la educación sexual a los jóvenes con las nuevas tecnologías es la estrategia de SexuMuxu, un videojuego para alumnos de 3º y 4º de la ESO encargado por el Gobierno Vasco.
Cada alumno escoge un personaje virtual y se va encontrando con situaciones sobre las que debe tomar decisiones vinculadas a las relaciones sentimentales y sexuales, tanto propias como de su círculo de amistades. El juego se completa con cuestionarios sobre salud sexual y afectiva.
El objetivo, según Javier Gómez Zapiain, director del proyecto, es "educar en actitudes y emociones, que es donde debemos intervenir". Como todo juego, es importante conocer sus reglas. En el caso de SexuMuxu se resumen en los siete puntos que debe tener toda relación: consentimiento, placer compartido, salud sexual, lealtad, igualdad, vinculación y cuidados.
Javier Gómez ya había colaborado con el Gobierno vasco en otros programas educativos sobre sexualidad y afectividad y cree que, durante los últimos años no hemos avanzado mucho: "La educación sexual era un tema incómodo cuando empecé a impartir clases de Psicología de la Sexualidad, y 30 años más tarde sigue siéndolo".
La dispersión en las materias no afecta únicamente a los alumnos de Primaria y Secundaria: la Universidad arrastra carencias parecidas. Según la investigación Formación del profesorado en educación sexual: pasado, presente y futuro, realizada en 2013 por profesores de las universidades de Salamanca y Cantabria, solo tres universidades españolas impartían una asignatura específica de educación sexual, optativa, en sus estudios de grado de educación infantil y primaria.
Este mismo estudio señalaba que sí había mayor presencia (en 49 de las 58 universidades analizadas) de materias transversales que abordan contenidos como la igualdad de género, la educación en valores o la educación para la salud. En cualquier caso, concluye el estudio, "las posibilidades formativas siguen siendo escasas, parcializadas y heterogéneas".
Grupo arcoíris
Los grupos arcoíris son grupos de apoyo a la diversidad en institutos. Están formados por alumnos y alumnas que colaboran en actividades de visibilidad y defensa de las personas LGBTI. El IES Galileo de Alhaurín de la Torre (Málaga) ha puesto en marcha recientemente uno de estos grupos.
Su director, Juan Cuadra, nos explica que "este alumnado colabora en las efemérides a conmemorar, ayuda a organizar diferentes actividades y, en esencia, está por si cualquier compañero o compañera LGTBI les necesita".
No es la única acción que hacen desde el instituto. "Nos esforzamos en que la educación sexual esté presente, en primer lugar utilizando los recursos de la Junta de Andalucía y apoyándonos en otros tipos de profesionales, como psicólogas y educadores que trabajan en educación sexual, sea de forma presencial o con recursos digitales".
Proxecto Bata
La educación en igualdad de género es uno de los principios necesarios para una educación afectivo-sexual basada en actitudes y valores. Eso lo sabe Mercedes Oliveira, que lleva 30 años formando en las aulas y que recientemente implicó a todo el profesorado y a 500 alumnos —de entre 13 y 18 años— del instituto Alexandre Bóveda de Vigo en el Proxecto Bata.
Mercedes escogió la bata como símbolo del trabajo no reconocido de muchas mujeres. Y, a partir de ella, se realizaron numerosas actividades: videos, fotos, relatos, microrrelatos, poemas, cómics, investigaciones... El proyecto finalizó el 8 de marzo con una gran fiesta reivindicativa que incluso contó con una instalación en el vestíbulo gracias a que una fábrica de batas le prestó más de 100 modelos diferentes.
Hace poco despertó polémica un programa de educación afectivo-sexual del Gobierno de Navarra, Skolae. También ocuparon titulares las "chochocharlas", unos talleres de empoderamiento femenino programados por el Ayuntamiento de Palma. En cambio, Mercedes explica que ella nunca se ha encontrado problemas así durante sus 30 años como formadora. Es más, destaca los comentarios de agradecimiento que recibe por parte de los padres y las madres. "Se normaliza hablar de sexo. Desde el centro se hace una parte que les da pie a que ellos hagan otra", nos dice.
Los otros expertos consultados sí se han encontrado algunas resistencias en el desempeño de su labor, aunque pequeñas. Durante la década que lleva trabajando Rocío Carmona con su Sapiensex, solo dos centros rechazaron los talleres (que estaban subvencionados), uno de ellos "por motivos religiosos".
Juan Cuadra, por su parte, reconoce que "algunos padres y madres consideran que no debería tratarse ningún tema de sexualidad o diversidad". Javier Gómez, por último, ha encontrado a veces cierta resistencia del profesorado "por carga de trabajo y, en algunos casos, por cuestiones ideológicas".
Y una asignatura específica, ¿para cuándo?
La asignatura de Educación para la Ciudadanía, que empezó a impartirse en 2007 y sucumbió con la reforma educativa de 2013, incluía contenidos específicos sobre sexualidad. Desde su desaparición, como hemos visto, la educación sexual volvió a depender de iniciativas aisladas.
No solo los educadores reclaman más contenidos específicos sobre sexo. Entre las reivindicaciones de la huelga celebrada el pasado noviembre por estudiantes de institutos y universidades se encontraba la creación de una asignatura de educación sexual "inclusiva, evaluable y obligatoria".
El actual Gobierno afirma haber escuchado estas demandas, ya que en el Congreso Español de Sexología, celebrado en Barcelona el pasado diciembre, la Ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, anunció la colaboración con el Ministerio de Educación para incluir de "manera transversal y efectiva la educación sexual en el entorno escolar".
Sin embargo, Javier Gómez no oculta sus dudas: "Una asignatura estaría muy bien, pero con el panorama actual lo veo utópico". Para este especialista, con tantos años de experiencia a sus espaldas, mientras llega la ansiada asignatura específica, conviene seguir trabajando la sexualidad "desde la transversalidad, incluyendo el discurso en las diferentes materias".
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