15 años del “Pásalo”, un mensaje viral cuando no había redes sociales

Miles de personas se concentraron ante sedes del PP en toda España exigiendo la verdad sobre los atentados del 11-M

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Uno de los mensajes compartidos en 2004
Uno de los mensajes compartidos en 2004.

“¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, c/Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!”.

Este mensaje de texto se compartió miles de veces de móvil a móvil el 13 de marzo de 2004, dos días después de los atentados de Atocha y un día antes de las elecciones generales. El autor de este SMS, que aún hoy permanece en el anonimato, tuvo que cuidar que su texto “no sobrepasara los 160 caracteres que tenían los sms como máximo”, explica Carlos E. Cué, que ya habló entonces con esta persona.

Cué, periodista de EL PAÍS y autor del libro Pásalo, apunta que esta fue la primera vez que el móvil se usó para organizar una manifestación y la difusión de información “de forma ajena a los partidos” en España. Por primera vez, “el tejido social emplea la tecnología móvil para una convocatoria ciudadana”, añade Víctor Sampedro, catedrático de Opinión Pública y Comunicación Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y editor del libro 13-M: Multitudes online.

De “¿quién ha sido?” a “¿qué está pasando?”

El 11 de marzo de 2004 un atentado en cuatro trenes de Cercanías de Madrid provocó 193 muertos y cerca de 2.000 heridos. El Gobierno responsabilizó de estos asesinatos a ETA, versión que mantuvo los días 12 y 13 de marzo. Esos días, Ángel Acebes, entonces ministro del Interior, insistía en que había dos líneas de investigación y que la principal seguía siendo ETA, a pesar de que las pruebas apuntaban en dirección de Al Qaeda desde el jueves 11 de marzo.

Cué considera las manifestaciones del 12-M, convocadas por el Gobierno, como uno de los puntos de inflexión de estas cuatro jornadas. En la de Madrid, bajo el lema "con las víctimas, con la Constitución y contra el terrorismo", José María Aznar tuvo que oír los gritos de quienes coreaban “¿quién ha sido?”. “Ana Botella lloraba”, recuerda Cué. No solo eso: tal y como recoge EL PAÍS, Mariano Rajoy preguntaba “una y otra vez: ¿Qué está pasando?”.

El periodista explica que la persona que envió ese SMS “no fue a la manifestación del día 12 porque estaba enfadado con las mentiras del Gobierno. Sus amigos le enviaron mensajes relatándole este ambiente” y la mañana siguiente escribió su mensaje.

La plaza de Atocha de Madrid, con la estación de fondo, en la gran manifestación en protesta por el 11-M. Gorka Lejarcegui

Las microrredes del 13-M

Según explica Cué, la persona que envió ese primer sms formaba parte de un grupo activista de izquierdas, cercano a IU y a la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense. Este grupo ya estaba activo, por ejemplo, en las protestas contra la guerra de Irak.

Víctor Sampedro también menciona experiencias previas como las manifestaciones contra la reforma laboral de 2002 (el “decretazo”) y contra la gestión del accidente del Prestige del mismo año, antecedentes que “alimentaron el descontento en amplios sectores de la población siempre con la sospecha de manipulación informativa como telón de fondo”, como recoge su libro.

Los primeros destinatarios y remitentes de este mensaje no esperaban una respuesta masiva. De hecho, muchas de sus convocatorias para otros actos de protesta apenas reunían a un puñado de convencidos. Cué coincidió con algunos de ellos en el Tanatorio Sur, poco después de que se enviara el mensaje (él estaba trabajando en un especial para el periódico y ellos acudían al entierro de un profesor, sin relación con los atentados). Cué les saludó y les comentó que había recibido el SMS ya tres o cuatro veces: “Se quedaron blancos. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que se estaba armando algo muy grande”.

Sampedro cree que el motivo del impacto del mensaje no hay que buscarlo en la tecnología, sino en el contexto: “Hay una irrupción de la ciudadanía tras el intento de manipulación de Aznar y de su gabinete de un hecho que golpeó a la sociedad”.

En la actualidad, “el panorama ha cambiado totalmente”, opina Sampedro, que recuerda que esos mensajes se enviaban a destinatarios a los que se conocía personalmente: “Eran agendas que nos pertenecían. Pero ahora esas agendas pertenecen a las redes sociales corporativas”.

“Conéctate a Bloomberg”

Tal y como recogía EL PAÍS pocos días después, el tráfico de SMS creció en España el 20% el sábado 13 de marzo por la tarde. El domingo, el incremento fue del 40%, debido también a los comentarios sobre los resultados electorales, las alertas de los medios y, también, los resultados deportivos. Aparte de ese primer mensaje, el sábado se compartieron otros, con referencias a la prensa internacional y también en catalán y gallego:

-Queremos a verdade antes de votar. Mani sede PP 20h. Pasao.

-¿La llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Pásalo.

-A las 19.00 es convoca a tothom amb cassoles, a les fonts de Canaletes. Passa'l.

-Conéctate a bloomberg.com y new york times todo el mundo escandalizado x la manipulación y mentiras del PP. Pásalo.

Las manifestaciones de la noche del 13-M frente a las sedes del PP no son multitudinarias: en Madrid y en Barcelona, por ejemplo, hay unas 5.000 personas que corean “¡queremos la verdad antes de votar!”. A primera hora, solo TV3 y CNN+ hacen conexiones en directo, además de otros medios extranjeros. El libro 13-M: Multitudes online, que recoge las declaraciones de Daniel Anido, director de la Ser, que explicaba que la cadena se limitó a contar que había manifestaciones, "e hicimos llamamientos para que se fuesen a casa, ya que aquello podía arder".

Pero entonces Mariano Rajoy aparece en directo en el Telediario de TVE para denunciar estas protestas. “Gracias a él se entera un montón de gente que no lo sabía”, añade Cué. Además, esa noche TVE cambió la programación y emitió la película Asesinato de febrero”, sobre el atentado de ETA que mató al socialista Fernando Buesa y a un miembro de su escolta.

El 14 de marzo, el PSOE ganó las elecciones, quedándose a 12 escaños de la mayoría absoluta.

Blogs y foros

A las seis de la tarde del 13-M ya había personas concentradas ante la sede del Partido Popular en la calle Génova de Madrid. Gorka Lejarcegui

La mayor parte de medios incrementaron sus audiencias durante esos días, como era de esperar. Pero los que más crecieron no solo fueron los que recogían de forma más clara las dudas frente a la versión del Gobierno de Aznar, como la Cadena Ser, sino también blogs y foros al margen de los medios tradicionales, como Nodo50 y Escolar.net, según recuerda el libro de Sampedro 

“Fue la primera vez que en los medios nos dimos cuenta de que muchas cosas sucedían por debajo del radar”, explica Cué acerca de cómo muchos ciudadanos acudieron a estos nuevos medios y plataformas para compartir sospechas y análisis sobre lo que estaba ocurriendo.

En ese momento también había una protoburbuja de filtros: muchos medios y blogs defendían una de las versiones, y los lectores acudían principalmente a aquellos medios con los que estaban de acuerdo. Eso sí, Sampedro apunta que “las burbujas no se vieron tanto en la esfera digital, que aún estaba emergiendo, como en la prensa tradicional”.

El catedrático también recuerda la importancia de una audiencia que pasó a ser activa y no solo receptora de mensajes: “Por primera vez la ciudadanía se reivindica como sujeto político y comunitario de pleno derecho y denuncia las mentiras del Gobierno”. En su opinión, sin estas protestas convocadas con un SMS habríamos estado ante unos resultados electorales ilegítimos.

De la confianza a los bulos

Concentración frente al PP de Barcelona el 13 de marzo. Jordi Roviralta

Uno de los motivos por los que se propagó tan rápidamente el mensaje es porque nos llegaba de alguien conocido, en quien confiábamos, lo cual tiene especial importancia en un momento en el que no se confiaba en las fuentes oficiales. Toda esta experiencia se usaría años más tarde en iniciativas como el 15M y el Movimiento por una Vivienda Digna, del que surgiría la PAH, explica también Sampedro.

En 2014, Pablo Iglesias comentó que el SMS del Pásalo se gestó en su entorno. En 2004 faltaban diez años para que se fundara Podemos, pero, como comentaba EL PAÍS al hilo de estas afirmaciones de Iglesias, el autor del mensaje revisó los primeros 17 que envió, confirmando que entre los destinatarios había cinco personas que acabarían pasando por el Consejo Ciudadano, órgano de dirección de Podemos.

Pero tras el atentado también se difundieron noticias falsas. No solo la versión que dio y mantuvo el Gobierno a pesar de que la realidad la iba negando, sino también con la difusión de las teorías de la conspiración de los peones negros. La teoría, que apuntaba a una alambicada conspiración entre las “cloacas del Estado” y ETA, ya era disparatada cuando surgió, pero los 100.000 folios del sumario del juicio de 2007 acabaron de desmontarla y de demostrar su irresponsabilidad.

En opinión de Sampedro, “la teoría de la conspiración del 11-M es una de las noticias falsas de mayor calado y duración”, mucho antes de que llegara Trump. Y recuerda que aún hay gente, incluidos políticos y periodistas, que la sostiene.

Y es que no solo los ciudadanos aprendieron a usar el móvil y las redes como herramienta política: los partidos también tomaron nota y las aprovechan para difundir sus mensajes. Aunque estas plataformas también sirven para amplificar y difundir información falsa, como muestra la influencia de WhatsApp en las elecciones brasileñas que llevaron a Jair Bolsonaro a la presidencia del país, a la que podemos sumar la estrategia de provocaciones en redes sociales de Vox, por ejemplo.

Sampedro opina que gracias a estas redes, hoy es posible segmentar mensajes y difundir “las mentiras que los partidarios quieren oír y deslegitimar al adversario”. Y añade: “Hay más sofisticación tecnológica, pero en detrimento de nuestra autonomía”.

No todo ha ido a peor desde entonces: “La tecnopolítica también está en manos de asociaciones como la PAH”, apunta Sampedro, que recuerda movimientos como el de los estudiantes de instituto que hacen paros los viernes para pedir acciones contra el cambio climático. Todavía hay, asegura, “una solidaridad de carne y hueso”.

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