Los asistentes a fiestas madrileñas como Minitel, Volta y El puñal dorao desafían desde la espontaneidad nocturna los códigos relacionados con la sexualidad y el género. "Allí encuentras a la subcomunidad de la subcomunidad", dice a Verne el fotógrafo madrileño Rainer Torrado (1983) acerca de estos encuentros que celebran la cultura queer, a menudo oculta tras la cara amable del colectivo.
Se cuela en ellos con su cámara y recopila sus capturas a través de Instagram en el proyecto Generation XXY, que podrá verse en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) del 28 de junio al 12 de julio.
Con él recuerda en imágenes que el hedonismo de discoteca también es una forma de activismo casi tan antiguo como el de pancarta. Lo era antes de la redada al pub gay neoyorquino Stonewall de hace 50 años y también en los bares de la movida madrileña de los 80. Las libertades individuales también se conquistan bailando: "Es una forma de defender nuestro territorio y reformular el mundo", cuenta por teléfono desde Hong Kong (ciudad donde expone a menudo sus trabajos).
Torrado saltó de la arquitectura a la fotografía de moda y a los retratos de diseñadores como Felipe Oliveira Baptista y Jean Paul Gaultier. En 2016, le encargaron hacer fotos en fiestas alternativas de París, la ciudad en la que vive. Poco después llegó la oportunidad de hacerlo en su Madrid natal.
"No era mi prioridad profesional, pero después de un tiempo me di cuenta de que lo que me encontraba allí merecía una visibilidad más amplia. Es la realidad de una generación de jóvenes que está buscándose y evolucionando", recuerda. Sus imágenes encontraron una nueva vida en las redes sociales.
Ocultar a través del encuadre los rostros de unos modelos a menudo desprevenidos asegura cierta intimidad similar a la de una foto robada. "La noche es un terreno muy fértil para captar momentos. Se acaba la jornada laboral y es el momento en el que nos desprendemos de nuestros compromisos; somos libres y nos rodeamos solo de quien nos apetece. Aunque son un negocio como cualquier otro, en estas discotecas hay cierta sensación de intimidad y surge la posibilidad de ser uno mismo", explica.
A pesar de que la comunidad LGTBI+ tiene cada vez más visibilidad, Torrado lamenta que es un avance que llega a cambio de mantenerse dentro de los valores heteronormativos. "Pasa incluso dentro de la comunidad queer. Debería estar más sensibilizada a la diversidad. Las imágenes de Generation XXY que despiertan más reacciones en Instagram son las que muestran a chicos blancos".
Y eso que las noches que documenta ahora han cambiado mucho de los tiempos del Nasti, sala madrileña a la que él acudía a principios del milenio: "Salir por la noche se ha convertido en una batalla sutil y universal. Antes, las fiestas se dividían entre las que eran gay o no. En 2019 el espectro no es binario. Se trata de manifestar quién eres, no de con quién te acuestas", defiende.
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