El plástico forma parte de la vida cotidiana de los habitantes de la Ciudad de México. Miles de bolsas se otorgan gratuitamente en supermercados y tiendas de conveniencia. En un puesto de tacos es común que se sirvan en platos de plásticos cubiertos con otra bolsa. Fruta, esquites, antojitos y bebidas se entregan en utensilios que se cubren con varias capas de plástico y que finalmente se colocan en una bolsa.
Pero estas estampas están por cambiar. A partir de enero de 2021 bolsas, cubiertos, globos, popotes o pajitas, platos, vasos y cápsulas de café, entre una decena de artículos de plástico, no podrán venderse en Ciudad de México. El congreso de la capital mexicana aprobó varias reformas a la Ley de Residuos Sólidos local y estableció que no se podrán distribuir o entregar estos productos a menos que sean fabricados con material compostable.
Según lo publicado en la Gaceta Parlamentaria de la Ciudad de México, se contemplan sanciones al violar estas prohibiciones de 40.000 a 161.000 pesos, y deberá aplicarse en un periodo de 18 meses. Miguel Rivas, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace México, dice a Verne que aunque parece un periodo breve, el nivel de contaminación por plásticos de un solo uso lo vuelve un motivo urgente. “No se podía esperar más, entre más pronto ocurra la salida de los plásticos, mejor”, indica vía telefónica.
La capital produce muchos residuos, y buena parte de ellos son productos plásticos. Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente de la ciudad (Sedema), cada día se generan 12.816 toneladas de residuos sólidos, un promedio de 1,4 kilogramos por persona. Según Rivas, de este total, 123 toneladas son plásticos. “Solo 68 toneladas tienen una revalorización (reuso o reciclaje). Se trata de una corresponsabilidad entre ciudadanía, Gobierno y productores de plástico”, precisa.
Esta industria tiene un valor de 30.000 millones de dólares y genera un millón de empleos en México, según indica a Verne Aldimir Torres, presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac). “Estamos preocupados por esta medida porque generará un impacto económico negativo”, dice vía telefónica. “Será un golpe que afectará al 30% de los empleos”, estima.
El empresario considera que la legislación aprobada no toma en cuenta los procesos de reciclaje de la industria y no considera otros factores técnicos de la producción de plásticos. “Reconocemos que hay contaminación, pero esta situación no se va a arreglar en unos meses”, dice Torres. De acuerdo con la Anipac, el 97% de las bolsas que se entregan en establecimientos se usan para almacenar basura en los hogares. “Estamos preocupados, creemos que todos somos corresponsables, no solo la industria”, indicó.
La visión de corresponsabilidad también la comparte Rivas, pero indica que el cambio debe empezar por una reducción drástica del número de artículos de plástico que se producen. “Se trata de un primer paso, pero también debemos evitar las falsas soluciones como la producción de bioplásticos que siguen contaminando, no se trata de cambiar una cosa por otra, sino acabar con el consumo”, comenta el miembro de Greenpeace.
De las 12.816 toneladas diarias de basura que se generan en Ciudad de México, 48% proviene de casas, 15% de comercios, 15% de servicios, 10% de mercados, 5% de la Central de Abastos, 4% de otros lugares no identificados y 3% de residuos hospitalarios, de acuerdo con la Sedema.
Ciudad de México se suma a los otros veinte Estados del país que cuentan con algún tipo de regulación en cuanto al manejo y distribución de plásticos de un solo uso. En mayo de 2018 Veracruz fue la primera entidad en prohibir el uso de bolsas y popotes de plástico, mientras que en lugares como Puebla y Querétaro las medidas se promueven a nivel municipal. “Necesitamos que haya una legislación a nivel federal”, dice Rivas.
Para Torres, es el Congreso de la Unión quien debe elaborar una ley que sea incluyente y que considere varios aspectos en la cadena de producción y consumo del plástico. “Estamos en miras de presentar al senado para que se legisle de manera más responsable y que tome en cuenta aspectos técnicos”, finalizó el empresario.
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