En el año de 1653, Gabriel Tepórame, un líder rebelde de los indígenas rarámuris, fue condenado a morir en la horca tras encabezar una rebelión contra los españoles asentados en lo que hoy se conoce como el municipio de Tomochi (Chihuahua, al norte de México). Se trata de uno de los dirigentes indígenas más importantes de finales del siglo XVII, según cuenta Enrique Servín (Chihuahua, 1958), jefe del departamento de culturas étnicas y diversidad de la Secretaría de Cultura en este Estado.
“La rebelión indígena más exitosa fue liderado por Tepórame, al derrotar a los mineros y expulsarlos de sus tierras”, relata Servín a Verne, vía telefónica. Este abogado y promotor cultural lideró el proyecto que llevó la vida de este héroe rarámuri a las páginas del cómic Tepórame, ralámuli irétari, un material escrito únicamente en lengua rarámuri.
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— Secretaría Cultura (@cultura_mx) July 25, 2019
Tepórame, una historia rarámuri entre la realidad y la ficción 😱
El cómic, como medio cultural, explota diversos modos de narrativa, tanto gráfica como literaria.✍️🏽
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Jorge Luis Barraza (Delicias, Chihuahua, 1985) fue el encargado de ilustrar este proyecto gráfico. “En la ciudad de Chihuahua hay una estatua a Tepórame, por eso lo conocía, pero no fue hasta que me uní a este proyecto que supe de la importancia de este personaje y de las rebeliones que lideró”, dice el ilustrador a Verne, vía telefónica.
Gabriel Tepórame ha estado muy ausente de la tradición oral entre los miembros de la comunidad tarahumara. Barraza cuenta que tiene escenas muy poderosas que fueron llevadas al cómic. “Teporaca es un héroe muy realista, por eso procuré hacer las viñetas con ese poder, con mucha expresividad a la hora de la acción”, dice Barraza.
Según indica el escritor Ángel Acuña Delgado en su libro La construcción cultural del cuerpo en la sociedad Rarámuri de la sierra Tarahumara, Gabriel fue el nombre cristiano con el que fue bautizado este líder. Se le conoce a nivel popular como Teporaka, que procede de la palabra Tepora, que significa “el hachero” o “el que lleva el hacha”.
De acuerdo con un documento histórico del Archivo Histórico de Parral al que hace referencia Servín, el momento en el que condenan a Tepórame a la muerte es uno de los más significativos. “El sacerdote que lo estaba juzgando le dijo ‘tu alma se puede salvar si besas el crucifijo’. A lo que él contestó ‘yo beso el crucifijo si el sacerdote me demuestra que se va al cielo y regresa con los zapatos puestos’ y posteriormente lo escupe. Una escena muy fuerte y que seguro quedó grabada en los testigos”, relata Servín.
Hay pocos documentos que cuenten la historia de Gabriel Tepórame antes de los levantamientos indígenas. “Por el juicio sabemos que era un jinete y que trabajaba con los misioneros, pero no nacemos dónde nació, ni de su juventud”, dice Servín. “Podemos deducir algunas cosas: que era huérfano y que trabajó desde muy temprana edad con los españoles”, comenta.
Aunque no existe un registro de la juventud de este líder, se sabe que trabajó al lado de los misioneros españoles y sabía cabalgar, producir armas y hablaba con fluidez el idioma español. “Tiempo después de expulsar a los españoles de la sierra tarahumara, fue traicionado por un grupo de indígenas conversos que entran en contacto con la autoridad virreinal”, relata Servín. “Lo hacen prisionero en las inmediaciones de lo que conocemos hoy como ciudad Tomochi y fue condenado a la horca”, dice.
Para los creadores de este cómic, se trata de un material que no busca ser estricto en cuanto a los hechos históricos, sino fomentar la identidad indígena en torno a la figura de este héroe. “Por ello pensamos en producir un cómic monolingüe en tarahumara para promover las habilidades de lectura y escritura entre los miembros de la comunidad”, dice Servín.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas en 2015, había poco más de 73.500 hablantes de lengua rarámuri en Chihuahua. De ellos, el 87,5% también hablaba español y lo usaba antes que su lengua natal. “Esta historia está contada solo en lengua rarámuri”, dice Barraza. “Nosotros [los hispanohablantes] vemos los dibujitos y los entendemos, pero es un material que ayudará a los indígenas a reforzar su cultura”, detalla.
Este material ya se comienza a distribuir en centros educativos y por el momento solo se distribuye en lengua rarámuri, aunque no se descarta que se haga una edición en lengua española en el futuro. “Las lenguas indígenas son tesoros culturales, cada idioma es una manera diferente de entender la realidad, hay matices en cada uno que encierran grandes verdades”, indica Servín. “Cuando desaparece una lengua desaparece la riqueza y el conjunto de una cultura, un tesoro así no debe desaparecer”, finaliza el promotor cultural.
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