Tras las lluvias de los últimos días en el sudeste de la península, muchos podemos caer en la tentación de pensar que el agua puede ayudar a llenar los embalses. La depresión aislada en niveles altos o gota fría, que remitió el domingo, fue el peor temporal de los últimos 140 años en la zona, según recogía EL PAÍS.
Aunque, naturalmente, esta lluvia ayudará a mejorar la situación de los embalses, tampoco será suficiente.
De entrada, solo una pequeña parte del agua de las lluvias se puede almacenar en embalses y pantanos, como apuntábamos en un artículo publicado el año pasado. Por ejemplo, 2018 fue el quinto año más húmedo desde 1965 y el segundo del siglo XXI, por detrás de 2010. Se recogieron 808 litros por metro cuadrado de promedio, lo que significa que llovieron más de 400 mil millones de toneladas de agua en España.
La capacidad de los pantanos está en torno a los 56.000 hectómetros cúbicos, es decir, 56.000 millones de toneladas de agua, un valor que no llega al 15 % de la precipitación del año pasado. Aun así, los embalses cerraron el año apenas superando el 50 % de su capacidad, según datos recogidos por Europa Press, aunque en otoño se llegó a superar el 70 %.
Hasta ahora, 2019 ha sido más seco. Antes del verano había llovido un 25 % menos de lo habitual, por ejemplo, aunque julio mejoró la tendencia, según recoge la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su último informe mensual. A 15 de septiembre, tras las lluvias, los embalses están a un 42,44 % de su capacidad, casi un punto porcentual menos que la semana anterior y por debajo de la media de los últimos 10 años, que está en el 56,01 %. Las reservas de la Cuenca del Segura están en el 25,96 %, después de crecer un 4,9 %. La media de la década está por encima del 41 %.
Como apunta el Ministerio para la Transición Ecológica, son datos que incluyen "la media de días sin lluvia y días de la gota fría". La semana que viene "se podrá comprobar en qué estado queda la reserva almacenada en las zonas que han sufrido las inundaciones".
Las cifras de precipitaciones pueden parecer inmensas, pero hay que recordar que se distribuyen de manera desigual (en general, más en el noroeste y menos en el sureste), sobre una superficie muy extensa y durante un tiempo muy largo (un año). La mayor parte de esa lluvia no puede aprovecharse y se pierde por evaporación o filtración hacia los acuíferos. Otra gran parte va a parar a los ríos y luego al mar.
Por ejemplo y tal y como recogía la agencia EFE, el río Segura echó al mar el agua de 20 500 piscinas en los cuatro días de lluvias más intensas (unas 51 000 toneladas).
🔴 #GotaFría 🌧️ La plaza de Toros de #Orihuela se ha convertido en una piscina ⚠️ pic.twitter.com/ubY2N6S9yf
— VegaBajaDigital (@vegabajadigital) September 12, 2019
Según el Instituto Nacional de Estadística, el consumo de agua en los hogares durante 2016 (último año con datos) fue de 2 297 hectómetros cúbicos, 136 litros por persona y día. La cifra supone en torno al 6,5% de la precipitación de ese año.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!