Los recuerdos infantiles de verano huelen a pueblo. Saben -y manchan- como los bocadillos de filete empanado envueltos con papel de aluminio. La playa y la piscina - incluso la playa con el agua más transparente - no son más que accesorios de las historias que volveremos a contar en una cena, años después. “Recuerdo tu cara de terror cuando te metiste en aquel agua helada” o “Me acuerdo de las tardes que pasábamos en la piscina municipal, leyendo revistas adolescentes o jugando a las cartas aunque lloviera”. Algunas recordamos un helado artesanal que tenía unos trozos de chocolate especialmente grandes, pero solo por estar bien acompañadas.
Jamás recomendaría dormir en pareja en un colchón de 90 en agosto en Madrid, pero todo el mundo debería tener el recuerdo de una noche así. Podría vivir sin el recuerdo de la angustia que entra cuando sabes que perderás ese avión. Sé que ha llegado ese momento en el que una de las cosas que más recordaré del último verano será la sensación de no tener que hacer nada en un apartamento con piscina comunitaria en la costa catalana. El recuerdo de no hacer.
Lo único que le pedimos a las seis autoras a las que invitamos a escribir La Matrioska de las últimas semanas fue que hablaran del verano. No había límites de extensión ni de formato, ni les exigimos una temática en concreto. La mayoría escribió su texto antes de sus vacaciones. Pero aún así, en estas seis entregas hemos leído más recuerdos que proyectos; más nostalgia que futuro. El verano se ha convertido en un tiempo pasado, incluso aunque estemos a 30 de junio. Estamos enganchados a la nostalgia.
Si estás leyendo esta newsletter, probablemente hayas recibido las últimas entregas, escritas por nuestras autoras invitadas. Todas las ilustraciones son de Malte Müller, animadas por Anabel Bueno. No se nos ocurre mejor manera de alargar el sentimiento veraniego que releer estos textos, ahora que el moreno ya no brilla y que anochece a las 20.19, según la aplicación de mi teléfono.
La muerte del verano-niño y el final del amor, por Anna Pacheco
El verano y las ventanas abiertas, por Ana Gómez Pérez-Nievas
Mujeres que pasan calor, por Aroa Moreno Durán
Desdoblamiento y lycra mojada, por Elisa Victoria
Septiembre y la destrucción de las imágenes, por Rosa Berbel
Con el fin del verano, regresamos a La Matrioska quincenal, con temas que se escapan de la actualidad y recomendaciones de lectura. Y nos encantaría que nos respondierais a unas preguntas. Son cuatro solo:
¿Qué os gustaría encontrar en La Matrioska este curso?
- Historias interesantes aunque no sean de mujeres y feminismo
- Más análisis y reflexiones
- Más recomendaciones de artículos, series, libros... relacionados con el feminismo
- ¡Me gusta como es!
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Al igual que las muñecas rusas esconden otras muñecas dentro, nuestra newsletter lleva en su interior historias de mujeres reales y diversas, debates, actividades y recomendaciones de lectura. La Matяioska es la newsletter quincenal de Verne en la que compartimos contigo temas sobre feminismo y mujer.
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