Filas, formularios, paciencia y un fax: así es votar desde Latinoamérica

En las pasadas elecciones generales, solo el 5,6% de los españoles residentes en el extranjero depositó su voto en una urna

Los plazos ajustados y un proceso largo dificultan votar desde lejos

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Victoria Paniagua envía su voto a España desde una oficina de Correos en México
Victoria Paniagua envía su voto a España desde una oficina de Correos en México

Al cónsul adjunto de la embajada de España en México, José Pintor, le acaba de llegar un sobre amarillo cerrado. Es 7 de noviembre de 2019 y dentro, están las papeletas para votar en las próximas elecciones generales del 10-N. “Han llegado en el último momento. En las elecciones pasadas las recibí el sábado [un día antes del 28 de abril]”, dice el funcionario.

- ¿A un cónsul también se le complica rogar el voto?

- “Pues ya ves que sí”, dice Pintor con una sonrisa, mientras sujeta sus papeletas. Todavía tiene tiempo de meterlas en la urna hasta el domingo.

La mayoría de los españoles en el extranjero esperan estos días el sobre con las papeletas. Almudena Barragán

Más de dos millones de españoles están registrados como residentes en el extranjero, según datos del Instituto Nacional de Estadística de España (INE). Para poder votar cada vez que hay elecciones generales, es necesario solicitar el voto a las autoridades que se encargarán de enviar las papeletas por correo.

El procedimiento no garantiza que todas las personas que viven en el extranjero puedan votar aunque lo soliciten. Según cifras oficiales, en las pasadas elecciones rogaron el voto 182.545 personas, un 8% del total del censo, pero solo 116.921 de esos ruegos se convirtieron en un voto real, el 5.6%.

Desde que se aprobó en 2011 la reforma de la ley electoral, el porcentaje de participación de los españoles en el extranjero ha caído en picado, del 30% al 5%, según el Ministerio del Interior. Los plazos ajustados para la solicitud y un sistema que depende en gran medida de la eficiencia del correo de diferentes países pone límites a la participación de la diáspora española. Los ciudadanos se desmotivan y optan por no acudir a las urnas, según un informe del colectivo de españoles en el extranjero, Marea Granate.

“A mucha gente no le llegan las papeletas o no les devuelven el dinero de enviar el voto por correo urgente. Hay quienes se tienen que desplazar miles de kilómetros hasta el consulado más próximo o pagar un billete de tren, pedir horas en el trabajo y luego solo llegan dos tercios de los votos”, dice Berta Burguete, de Marea Granate, quien considera que se pone todo el peso de la participación en el elector cuando debería ser fomentado por el Estado.

Los apartados del sistema

Desde México, Victoria Paniagua (izda) dice que aunque está fuera de tiempo intentará enviar el voto por correo. Alejandro Orozco (dcha) recibió las papeletas tres días antes de que finalice el plazo de votación

“Hay una parte de desconocimiento y otra de no querer repetir cuando has hecho el experimento dos veces y no te ha salido”, replica Alejandro Orozco, un barcelonés de 39 años que vive en México desde hace siete. Después de cinco intentos, por primera vez, las papeletas han llegado a su buzón y podrá votar. Orozco considera que el voto exterior está menospreciado. “Más que los olvidados del sistema, somos los apartados. Pero ojo, dos millones de votos no son nada desdeñables ”, dice a Verne.

“Yo ni me planteo votar, me siento frustrado”, cuenta Antonio Fernández. “Vivo en Sonora (norte de México), el consulado más cercano está a 1.000 kilómetros de mi ciudad, son 19 horas de coche o dos horas de avión”, dice el empresario turístico de 28 años, nacido en Almagro, Ciudad Real.

En los últimos cinco años, el censo electoral en el extranjero creció un 13% según el Ministerio del Interior. De 1,9 millones a 2,1 millones de españoles viviendo fuera. América es el continente donde más españoles viven (1,5 millones) y donde más electores están registrados, según el INE. Argentina tiene más de 400.000 electores, Cuba 136.000, Venezuela 129.000, Estados Unidos 126.000, México 118.000 y Brasil con 112.000 electores son un ejemplo del peso de la comunidad española en el continente.

Buscar un fax en Caracas

Para tramitar el voto rogado hace falta una buena dosis de paciencia y ni siquiera eso es garantía de tener éxito en esta gincana democrática.

“Votar es un marrón”, dice sin pelos en la lengua Germán Campos, un canario de 62 años que lleva viviendo casi toda su vida en Caracas (Venezuela). “Cualquiera diría que el sistema está hecho para que la gente no vote”, opina a través del teléfono.

Germán Campos (Venezuela) y Héctor Pujols (Chile), dos de los españoles que no podrán votar estas elecciones pese a rogar el voto

Quien quiera votar desde fuera debe estar registrado en el censo del consulado de España en cada país, pedir la documentación junto a una copia de su pasaporte o DNI -esta puede hacerse por correo ordinario, con una clave telemática o por fax-. “¿Te imaginas lo que es buscar un fax en Caracas? Al final tuve que desempolvar uno que tenía metido en un cajón”, dice divertido Campos. El problema lo comparte Alejandro Orozco desde México. “Yo lo hice a través de un fax digital por Internet”, comenta.

Después hay que esperar a que lleguen las papeletas a casa una vez que se hayan cerrado las listas y luego votar por correo o en la urna de los consulados. Tal y como las cifras demuestran, si las papeletas no llegan a tiempo, muchos ciudadanos se quedan en el segundo paso.

Diez años sin votar

Eso les sucedió a Victoria Paniagua y a Héctor Pujols, ella, extremeña en Ciudad de México, él, catalán en Chile. Victoria recibió el sobre un día después de que se cerrara el plazo para votar por correo. “De todas maneras he ido a correos y las he enviado. Estoy súper cabreada porque pedí mi voto a principios de octubre, perdí una mañana de trabajo para hacer todo el proceso y ahora resulta que no me permiten ejercer mi derecho. ¡Es como una carrera de obstáculos!”, dice la joven de 27 años.

Pujols, de 29, ha puesto una queja ante la Junta Electoral Provincial de Barcelona. No ha podido votar en los últimos cuatro años. “No sé si sirve de mucho porque las quejas tienen que ser presenciales, pero espero que tenga algún impacto”, se lamenta desde Santiago de Chile. "Aquí el consulado ha estado cerrando antes por el toque de queda y las manifestaciones en las calles contra el Gobierno".

El voto rogado cumplirá el año que viene diez años y acumula infinitas quejas por parte de muchos españoles que se consideran subrepresentados. “No entramos en el debate de la agenda política, pero seríamos determinantes en la concepción del parlamento actual”, explica Héctor Pujols.

“Yo seguiría votando pese a que es una pesadilla. En estos tiempos que corren tenemos que aportar nuestro granito de arena”, dice convencida Victoria Paniagua desde México. Lo más probable es que su voto no cuente para las próximas elecciones por llegar un día tarde a los plazos de la democracia.

(Si tú también has votado en las elecciones españolas desde el extranjero, puedes contarnos tu experiencia a través de este formulario).

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