En la serie SKAM España, se puede ver cómo cuando el personaje de Amira lleva hijab en el instituto y en otros entornos, como por ejemplo la casa de su amiga Cris, la gente en ocasiones especula y mira con recelo su aspecto. La actriz que la interpreta, Hajar Brown (Madrid, 23 años), vivió una situación muy similar el primer día que decidió llevarlo a la universidad. E incluso peor: vivió con escepticismo cómo nadie quería sentarse a su lado. Para esta intérprete musulmana, la ficción de los capítulos tiene mucho que ver con su realidad.
Antes de la crisis de la Covid-19, Movistar+ ya había anunciado que lanzaría una nueva y cuarta temporada de la serie. En el momento en el que se produjo esta entrevista previa al confinamiento, aún no se había desvelado que Amira -el personaje que interpreta Hajar- sería la protagonista. Ahora, la actriz nos cuenta en pijama y desde su casa por teléfono que, cuando finalmente se estrene, “se entenderá bastante bien por qué Amira es cómo es. Siempre ha sido un personaje bastante misterioso, y se conocerá a su familia y entorno ”. Aunque la temporada quedó a medias de grabarse y todavía no hay fecha fija de retorno, la intérprete cuenta que afronta este reto con “mucha alegría, muchos miedos, mucha responsabilidad y muchas ganas”.
Brown empezó a tener contacto con la serie primero como fan, luego como documentalista y finalmente como intérprete. La actriz ya conocía la versión noruega -y original- de SKAM. Al igual que la española, esta ficción habla de cómo un grupo de adolescentes se enfrentan a diferentes cuestiones como la bisexualidad, el bullying y el racismo, entre muchas otras. Los guionistas se pusieron en contacto con ella porque habían visto por redes que hablaba sobre su día a día como practicante del islam. Querían trasladar a nuestro país el papel de Sana, una joven musulmana que vive su religión por elección, pero que por el camino tiene que lidiar con los prejuicios de su entorno.
“Me llamaron para ver cómo se podía explicar su historia en España, y como ya era superfan daba el 200%”, explicaba Brown en la primera entrevista presencial que hicimos antes del confinamiento, ataviada con un sobrio y urbano look en el que destacaban sus zapatillas deportivas de color carne. Tras meses trasladando su realidad con el equipo de la serie, Hajar se ofreció para interpretar un papel que ya la embaucó en la versión noruega. “Al principio me esperaba que, como en todas las series, apareciera la figura de la chica que no está contenta con su condición de musulmana”, cuenta, “pero al final fue todo lo contrario y por eso me gustó tanto”. Tras una prueba de casting, la actriz consiguió ser Amira, que es la versión españolizada de Sana.
Esta serie es la primera en la que Brown se estrena como actriz en la pequeña pantalla. Todas las actrices de esta versión española producida por Zeppelin eran hasta su estreno caras desconocidas para el público, algo elegido conscientemente por los creadores con el fin de aportar más realismo a la trama. Aunque la intérprete madrileña estudió interpretación de los 14 a los 18 años, lo aparcó para estudiar Ingeniería Civil. La escasa representación de mujeres con pañuelo en la ficción motivó en parte esta decisión. “No he tenido referentes, si hubiera tenido creo que nunca habría dejado el teatro”, cuenta.
Los escasos referentes artísticos no son la única dificultad a la que Hajar se ha tenido que enfrentar por su condición de musulmana. Hija de inmigrantes marroquíes y nacida en España, la actriz ha tenido que lidiar en multitud de ocasiones con la dualidad de vivir culturas en ocasiones tan diferentes entre sí. “Mi problema es que vivía entre dos mundos, era Hannah Montana”, afirma la intérprete. Durante años creyó que lo mejor era “hacer lo que hacía el resto para que no se notara tanto la diferencia” y optó por no llevar hijab al instituto. A los 19 años vio que “podía coger lo mejor de los dos mundos” y empezó a ponérselo en la universidad.
Sus primeras vivencias con el hijab puesto fueron “muy chocantes” ya que vio cómo gente que ya conocía previamente llegó incluso a dejar de hablarle y a pedirle explicaciones. “Fue como haberme quitado el velo que tenía en los ojos para ponérmelo en la cabeza”, explica la actriz. Según cuenta, el hecho de que las ficciones suelan representar a las mujeres musulmanas como oprimidas ayuda a alimentar los prejuicios del entorno. De esta manera, pese a seguir siendo “la misma persona”, cuando Hajar se puso el pañuelo se vio obligada a construir su “identidad desde el principio”.
La actriz aprendió con el paso de los años -y con la ayuda de otras mujeres en su misma situación- a vivir su nueva realidad sin dejar que los comentarios externos la afectaran. Las redes sociales le han servido para compartir su experiencia y “hacer activismo, pero SKAM España ha sido un megáfono”. La serie logra reflejar que, al igual que ella, Amira vive su vida como quiere sin que su religión suponga un obstáculo para ello. Pero claro, también existen diferencias, y es que, según cuenta Brown, “mi personaje se aburre pronto en las fiestas por no beber pero yo si estoy entretenida me quedo hasta el final”.
Ahora, “acostumbrada a estar en pijama todo el día”, pero “con muchas ganas de volver a grabar” la cuarta temporada de SKAM España, Brown consigue compaginar su faceta como actriz y estudiante con “disciplina de ejército”. La carrera de Ingeniería Civil es para ella una manera de tener estabilidad por lo que pueda deparar el futuro. Aunque quiere seguir continuando con su carrera como actriz, sostiene que no depende de ella. “Lo difícil es que las cadenas se atrevan a arriesgar con un perfil como el mío”, explica la intérprete, “yo animo a que prueben con algo nuevo y sepan ver que hay muchísima gente que tiene talento independientemente del color de su piel”.
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