Inseguridad y largas distancias: los retos de la bicicleta tras el confinamiento en Ciudad de México

La contingencia sanitaria por la covid-19 ha cambiado buena parte de los hábitos que se tenían en México. El Plan hacia una nueva normalidad, presentado en días pasados por las autoridades de la capital propone que los viajes que se hacen en la ciudad sean mejor planeados, siendo la bicicleta un medio principal para viajes individuales.

Arturo Aguirre usaba la bicicleta para transportarse hacia su trabajo, hasta que tuvo un accidente con un vehículo a inicios de año. “Me gusta mucho usar la bicicleta, pero da un poco de miedo porque los coches no respetan a los ciclistas”, comenta el diseñador de 34 años. De acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad de Ciudad de México, los accidentes de tránsito disminuyeron 53% entre marzo y abril, pero el exceso de velocidad provovó 49 decesos por estos eventos, entre los que murieron nueve ciclistas.

“Cuando baja el tránsito, como ha ocurrido en la contingencia, se observa también que los autos van más rápido”, detalla Areli Carreón, fundadora de la organización Bicitekas. Y aunque la bicicleta es un método de transporte que evita contagios por aglomeración, aún se tienen que mejorar las condiciones para circular con seguridad. “Uno de los principales miedos de las personas que aún no usan la bicicleta como medio de transporte es a sufrir un accidente con un auto, el ser atropellado por un vehículo”, indica.

Crear vialidades con carriles exclusivos para las bicicletas es una de las propuestas para mejorar la seguridad. “Este año teníamos presupuestado alrededor de 70 kilómetros, sin embargo como parte de la emergencia estamos evaluando la implementación de dos ciclovías emergentes y añadiremos 60 kilómetros más”, dice a Verne Andrés Lajous, secretario de Movilidad de Ciudad de México.

A partir de junio, detalla el funcionario, se habilitarán dos ciclovías temporales en Avenida Insurgentes y en Eje 4 sur para cubrir trayectos de norte a sur y de oriente a poniente. “Escogimos estas dos avenidas porque ya hay metrobús que va sobre el carril central y por ello podemos poner un carril derecho que puede ser ocupado con poco conflicto por las bicicletas”, comenta.

Las largas distancias que se tienen que recorrer para llegar a los lugares de trabajo es también uno de los obstáculos que enfrenta la bicicleta. Según la Encuesta Origen-Destino elaborada por el INEGI, en promedio los habitantes de Ciudad de México recorren 30 kilómetros para llegar a sus centros de trabajo. “No se trata de que todos usen bicicleta terminando el confinamiento, pero que sí la usen quienes hacen recorridos menores a 15 kilómetros”, dice a Verne Bernardo Baranda, director para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés).

Antes de la contingencia, Aguirre recorría unos quince kilómetros en su bicicleta, lo que consideraba que era una distancia aceptable. “Cuando trabajaba en Santa Fe (un distrito con edificios corporativos al poniente), ni de loco me hubiera ido en bici”, comenta.

El poniente de la ciudad, donde se concentra buena parte de los centros de negocios y de oficinas, es de difícil acceso por las pendientes y la gran cantidad de vehículos que hay en estas vialidades. “Las distancias parecen ser muy grandes, pero la mayor parte de la ciudad es plana”, dice Baranda. “Para el poniente se deben de planear esquemas de movilidad más eficientes que incluya también sistemas de transporte público”, dice.

Hasta antes de la pandemia se realizaban alrededor de 320.000 viajes en bicicleta y se espera que este número pueda aumentar en cuanto se vaya regresando a los centros de trabajo y estudio. “Se ha vuelto una necesidad pensar en cómo nos movemos y por eso tenemos que proporcionar espacios para que haya seguridad en los traslados”, finaliza Lajous.

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