'Instagrammers' y manifestaciones: una modelo, un vídeo y el debate sobre si es activismo o postureo

Kris Schatzel posó durante una de las manifestaciones para protestar por el asesinato de Floyd

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Así posó Schatzel durante una de las manifestaciones en Los Ángeles.
Así posó Schatzel durante una de las manifestaciones en Los Ángeles.

Los homenajes y las manifestaciones tras el asesinato de George Floyd se suceden y dejan cada día imágenes que nos ayudan a seguir lo que se está viviendo en Estado Unidos. Desde los 8 minutos y 46 segundos de silencio que guardan algunos ciudadanos y colectivos a las 8 y 16 hasta las imágenes del alcalde de Minneapolis desconsolado llorando a los pies del ataúd del afroamericano. Como ya ha ocurrido en otras ocasiones parecidas, las redes sociales han sido un escaparate más para denunciar el asesinato y millones de usuarios se han sumado subiendo una imagen totalmente negra. La instagrammer y modelo Kris Schatzel acudió a una de las manifestaciones de Los Ángeles de esta semana acompañada de una fotógrafa y posó en mitad de la calle. Un vídeo de ese momento fue subido el 5 de junio a Twitter desde varias cuentas y solo en la de @influencersinthewild, que recopila imágenes curiosas de influencers, ha alcanzado en un día 16 millones de visualizaciones. 

En el vídeo se ve cómo Schatzel, vestida de negro y con un cartel en el que puede leerse Black Lives Matter, uno de los lemas de las protestas antirracistas de estos días, posa en mitad de la manifestación. El linchamiento en redes tardó muy poco en llegar y la modelo cerró su perfil de Twitter; el de Instagram, donde suma 217.000 fans, ha pasado a ser privado. Antes de saltar al anonimato, tanto Schatzel como la fotógrafa que la acompañó, habían defendido que se trataba de un malentendido. “Es posible que no haya elegido la mejor vía para difundir el mensaje haciendo una sesión de fotos después de la protesta pacífica y asumo toda la responsabilidad (...) Realmente creo que este nivel de intolerancia y comentarios de odio son perjudiciales para el movimiento. Espero que podamos centrarnos en la verdadera causa por la que estamos aquí”, escribió la instagrammer.

La cuenta que difundió las polémicas imágenes es conocida también en Instagram por publicar vídeos y parodias de influencers. Suma casi 3 millones de seguidores y son famosas sus recopilaciones de gente haciéndose selfies al borde de acantilados y otros lugares poco seguros. A las cuatro horas de la publicación del vídeo de Schatzel, apareció en la cuenta de Twitter @influencersinthewild la siguiente reflexión: “No estoy aquí para arruinar la vida de las personas, solo trato de arrojar luz sobre los extremos a los que la gente puede llegar en redes sociales. Tenga eso en cuenta cuando vea lo que publico. No voy a dejar de publicar porque la gente necesita saber que no está bien hacer esta mierda y no me voy a sentir mal por eso”.

El debate que surge con este tipo de acciones no es nuevo y gira en torno a los límites, dónde está el límite entre el activismo y el postureo. Sobre este tema se ha hablado y escrito mucho en estos últimos años en los que las redes sociales han pasado a ser el diario de tantas personas. Una de esas reflexiones acerca de este tema es la de la escritora Desireé Bela-Lobedde, que en este artículo invita a pensar sobre la cooperación internacional y el tratamiento de esta por parte de algunos famosos. Bela recomienda un vídeo creado por el Fondo de Asistencia Internacional para Estudiantes y Académicos de Noruega en el que explica cómo no se deben conseguir likes en redes sociales cuando se hace cooperación internacional. Entre los consejos está el de no hacerse fotos con personas racializadas y mucho menos con menores.

Cuando compartimos en redes sociales una imagen o cambiamos nuestros avatares estamos lanzando un mensaje, sobre lo que nos parece el hecho en sí y sobre nosotros mismos. Lo hemos visto cuando Facebook habilitó la posibilidad de incorporar a la foto de perfil la bandera de Francia para mostrar apoyo en los atentados de París de 2015 o estos días en los que millones de personas han protestado contra el asesinato de Floyd. Es lo que se conoce como activismo de salón, sobre el que Megan Garber sugiere en The Atlantic que supone “un acto de compasión masiva”. Para ella este tipo de acciones funcionan como “botones de empatía” que intentan recordar que nos podría haber pasado a nosotros.

En contra de estas acciones encontramos a Eugeni Morozov, autor de To Save Everything Click Here, quien recuerda que la solidaridad a través de redes sociales puede parecernos suficiente y entonces provocar que nos alejemos de otras formas de actuación. Aunque en las redes cabe todo, lo que nos emociona y lo que nos ofende, según explica Enrique Echeburúa, catedrático de psicología clínica de la Universidad del País Vasco, “las personas son más dadas a compartir con desconocidos la indignación que la alegría. Sin duda la inmediatez de la respuesta y el amparo en el anonimato facilitan esta conducta”.

Fotos en barricadas y en el Memorial del Holocausto

La de la modelo rusa no ha sido las únicas imágenes polémicas de estos días en Estados Unidos. La misma cuenta que ha difundido el vídeo de Schatzel ha recopilado otros momentos parecidos, por ejemplo, un vídeo en el que aparece una pareja fotografiándose saltando delante de vehículos militares o el de una chica vestida con ropa de deporte posando frente a una tienda totalmente destrozada. Otros casos en los que se ha cuestionado el papel de la exposición en redes sociales de tragedias fueron los de la modelo rusa que posó en las revueltas de Barcelona después de la sentencia del procés y el polémico viaje de Dulceida a Ciudad del Cabo.

Pero si hay unas fotografías que llevan años cuestionándose son las que algunas personas se hacen en el Memorial del Holocausto de Berlín, ese conjunto de losas grises entre las que seguro que has visto en Instagram alguna vez a alguien posar. Hace tres años el artista judío Shahak Shapira presentó un polémico proyecto llamado Yolocaust en el que combinaba fotos de turistas con imágenes reales de campos de exterminio. "No pretendo decir a la gente lo que tiene o no tiene que hacer, sino invitar a la reflexión. Muchas personas ven el lugar como una herramienta de estilo, en vez de como un espacio para la memoria colectiva", explicaba Shapira a una revista alemana.

Una de las imágenes del proyecto de Shapira.

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