La primera vez que Viridiana Álvarez Chávez (Aguascalientes, 1983) escaló una montaña alta fue en su propio país. Fue el Citlaltépetl, mejor conocido como Pico de Orizaba, en Veracruz. “Junto con el Nevado de Toluca, son mis montañas favoritas de México”, dice a Verne, vía telefónica. A los 37 años, la montañista ha logrado conseguir un Récord Guinness por ser la mujer con el ascenso más rápido en tres de las cumbres más altas del mundo: el Everest (8.848 metros), el K2 (8.611) y el Kanchenjunga (8.586). La historia empezó hace casi una década, cuando se propuso la meta de hacer más ejercicio.
3 of the world’s highest mountains in a total of 2 years. See why we are amazed by the empowering achievements of Latin American Viridiana Álvarez Chávez https://t.co/3WmzWc8Ikf @virialvarezmx pic.twitter.com/JxdUFSSr3v
— GuinnessWorldRecords (@GWR) August 12, 2020
Empezó ejercitándose con una carrera de 10 kilómetros y meses más tarde se encontraba en el llamado techo del mundo. Sin embargo, la ascendente carrera de alpinismo de Álvarez ahora se encuentra en pausa. La pandemia por la covid-19 ha detenido indefinidamente su proyecto de subir las catorce ochomiles (las catorce montañas más altas del mundo, que superan los 8.000 metros de altitud por encima del nivel del mar). “Tenía un viaje planeado en abril para subir el Makalu (8.463 metros), con lo que que habría completado mi quinta montaña más alta”, relata.
La contingencia sanitaria no es la primera barrera a la que se enfrenta Álvarez. Estudió Administración de Empresas en su ciudad natal y cuando planteó la idea de subir el Everest, con un trabajo de tiempo completo y pidiendo licencias sin goce de sueldo para cumplir su sueño, mucha gente la tildó de ‘loca’. “Mi familia siempre me apoyó, pero cuando me despedí de ellos en el aeropuerto, llegué a pensar si no era la última vez que los veía”, detalla.
Del Bajío al Himalaya
Ubicada en el Bajío de México, en la ciudad de Aguascalientes se halla el Cerro del Muerto. Con apenas 2.440 metros de elevación sobre el nivel del mar, era el lugar donde la hidrocálida hacía sus entrenamientos, aunque está muy lejos de ser una montaña. “Subía y bajaba decenas de veces en un día con una mochila de 15 kilos en la espalda”, narra Álvarez.
Cuando se internó en la cordillera del Himalaya, se encontró con varias desventajas. “Mis compañeros de expedición, la mayoría europeos, tenían los Alpes para entrenar, y yo tenía que seguirles el paso”, recuerda.
La cima más alta
Al superar los 6.000 metros de altitud, la falta de oxígeno y las fuertes tormentas son dos de los grandes problemas a los que se enfrentan los montañistas. “Las jornadas de caminar y subir son de ocho a más de veinte horas en un solo día”, indica Álvarez. “De pronto no sientes los dedos (por el frío) y tienes que preguntarte cuánto quieres estar ahí, pensar en lo que has trabajado y entrenado”, dice.
Alcanzar la cumbre más alta del mundo no es, sin embargo, lo más duro que ha enfrentado esta atleta. “Buscar patrocinios para poder hacer mis expediciones es frustrante”, dice. A diferencia de deportes tan populares como el futbol o el atletismo, la poca cantidad de montañistas en México le ha puesto una cumbre mucho más alta de alcanzar. “Como mujer y atleta, tienes que demostrar doblemente el trabajo que haces”, señala.
Con menos de una década dedicada a la escalada, la hidrocálida se ha enfrentado a severos cuestionamientos de sus colegas. “He tenido algunas críticas, me han cuestionado mis credenciales y mi preparación”, dice. Con todo, Álvarez cree que se vive una nueva época en el montañismo, no solo para los atletas, sino para las mujeres. “Esta montaña la escalamos todas”, finaliza, con el propósito de subir otras cinco montañas de más de 8.000 metros en 2021, cuando la pandemia lo permita.
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