La teoría del duende de Lorca, hoy: de Nick Cave a Rafa Nadal

El músico australiano Nick Cave la menciona en un libro que acaba de publicarse en castellano

  • Comentar
  • Imprimir
Lorca, Cave y Nadal
Lorca, Cave y Nadal

En uno de los episodios de la última temporada de El Ministerio del Tiempo, Julián, uno de los agentes, lleva a Federico García Lorca a 1979 a las cuevas del Sacromonte, en Granada, para que escuche a Camarón cantar La leyenda del tiempo.

Son muchos los lugares y los momentos a los que se podría llevar a un Lorca viajero en el tiempo a entender el impacto que han tenido sus palabras. Aunque hubiese incumplido las reglas del ministerio ficticio, que solo permite viajar por territorio español, Julián podría haberlo llevado a Viena en 1999, donde un músico de rock australiano, Nick Cave, ofreció una conferencia —cuyo contenido acaba de publicarse en castellano en el libro Nick Cave. Obra lírica completa 1978-2019— en la que explicó que "todas las canciones de amor tienen que tener duende". O a París en 2005, cuando Rafa Nadal ganó su primer Roland Garros y un periodista británico escribió que el tenista balear tenía "duende". O a Nueva York en 2019, donde una periodista usó el mismo término para referirse a la cantante Rosalía.

Estos tres casos prueban la pervivencia, el embrujo y el largo recorrido de un término, "duende", con el que Lorca bautizó una conferencia suya en Buenos Aires en 1933: Teoría y juego del duende. No era la primera vez que el poeta granadino hablaba del duende, pero es en esta conferencia cuando se explaya sobre el tema y consigue perfilar y moldear el concepto al mismo tiempo que alude a su inefabilidad, a su cualidad de inexplicable. Se apoya en lo que supuestamente habían dicho otros (atribuye al cantaor Manuel Torre la frase "todo lo que tiene sonidos negros tiene duende"), cita a Goethe y a Nietzsche y cosas que ha oído ("Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: 'El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies'", dice en la conferencia) y, anécdota tras anécdota, va dando forma a un duende que está en boca de todos. A veces, en demasía.

"Yo doy clases de flamenco para extranjeros y los alumnos que han leído la conferencia ven el duende hasta debajo de las cucarachas", asegura José Javier León, doctor en Filología Española, experto en Lorca y autor de dos libros (pronto tres) sobre el duende lorquiano. ¿Le sorprendería a Lorca todo esto? León cree que Lorca estaría "autosatisfecho y molesto" al ver "lo que ha dado de sí (y de no) su docena de páginas sobre el duende", pero no sorprendido. El poeta, señala el experto, "era consciente de su propio duende".

Federico García Lorca, retratado en 1919, a sus 20 años. Photo12/Universal Images Group (Getty Images)

El origen de todo

Según el Diccionario de la Lengua Española, duende —etimológicamente "dueño de la casa"— significa "espíritu fantástico, con figura de viejo o de niño en las narraciones tradicionales, que habita en algunas casas y causa en ellas trastorno y estruendo". Es la segunda acepción la que nos lleva de ese duende con el que se convive al duende que se tiene: "Encanto misterioso e inefable".

En su conferencia de 1933, Federico García Lorca afirma que "en toda Andalucía, roca de Jaén y caracola de Cádiz, la gente habla constantemente del duende y lo descubre en cuanto sale con instinto eficaz". Pese a la omnipresencia que le atribuye el poeta, esa segunda acepción de la palabra no aparece en el diccionario hasta 1956. Las palabras de Lorca hay que tomarlas teniendo en cuenta que, si bien no mentía, sí "exageraba siempre", explica José Javier León.

León construye una genealogía del término y menciona tres posibles usos metafóricos en el mundo de la música de los que podría haber tirado Lorca. "Los primeros que he logrado datar, mencionados por Felipe Pedrell, en 1914, constituyen la metáfora musical inaugural: falsetas, floreos o adornos de las cuerdas de la guitarra tras la frase cantada o bailada", explica León. Después estarían los duendes que surgen en la Sevilla de los primeros años 20, de los que "da cuenta el periodista Galerín, y son 'gorgoritos sin letra', quejíos, ayeos, interpolaciones vocales, juegos melismáticos y guturales". En tercer lugar, León señala los duendes de los Álvarez Quintero en su obra Los duendes de Sevilla, que inician el camino esotérico. "Son los de la voz o la guitarra, pero ya evocan el misterio, el embrujo", asegura.

Partiendo de estos precedentes y de un sentimiento aún sin nombre, Lorca los une y crea un neologismo de sentido al que disfraza de término conocidísimo y extendidísimo, casi como si supiera lo que iba a ocurrir con su invención en el futuro.

Nick Cave, en un concierto en Düsseldorf (Alemania), en 2017. Brill/ullstein bild (Getty Images)

El secreto del éxito

Marco Antonio de la Ossa, musicólogo que ha dedicado parte de su investigación a la relación de Lorca con la música, alude para explicar el éxito del concepto a la fama internacional del poeta, explicada por su "magnetismo" y "la enorme calidad de su obra literaria". Además, su asesinato "tapado por los sublevados y posteriormente por la dictadura", hizo que su fama creciera aún más y lo convirtió "en símbolo de la libertad y del arte a nivel mundial".

José Javier León señala otros factores que ayudaron a crecer al duende, como que "el poderío lírico de Lorca es imbatible". Además, apunta que Lorca cumple con ese texto "su labor de poeta: renovar una lengua que gastamos de continuo, al usarla, darle nuevo brillo, estampar con un nombre una impresión que existía, o que latía, difuminada".

Por otra parte, al señalar en la conferencia que el duende puede existir en cualquier arte y cualquier país, pero que se da más en la música y la danza y en España, Lorca prepara al duende para su lanzamiento internacional. "España y la fascinación que ejerce nuestro bien despachado exotismo a los ojos extranjeros desde el siglo XIX", asegura León, son otra de las razones por las que gente de más allá de nuestras fronteras se atreve a pronunciar la palabra duende, sin traducción, con más o menos éxito.

¿Cuánto es demasiado?

En una columna publicada en el diario británico The Guardian en 2005, poco después de que Rafa Nadal ganara su primer Roland Garros, el periodista se deshace en elogios hacia el tenista balear, al que augura un futuro brillante. Y ofrece como una de las razones que "está bendecido con la cualidad que los españoles llaman duende".

Rafael Nadal, en un partido de la edición de Roland Garros de 2020. Anne-Christine Poujoulat (AFP)

Si Nadal hubiese sido de cualquier otro país, posiblemente la fórmula para explicar el je ne sais quoi de su juego hubiese sido otra, pero el duende, en boca extranjera, casi siempre se asocia a lo español. Acudiendo al texto de Lorca, que para dibujar su duende se vale de palabras como herida, oscuridad, negro, muerte, dolor, desgarro, sangre o lucha, entre otras de ese sombrío campo semántico, es difícil ver lo que el periodista intentaba transmitir. De hecho, él —el periodista— explica el duende como estilo, clase o magnetismo.

Ejemplos tan alejados del arte como el de Nadal no son tan frecuentes. Donde encuentran el duende los periodistas extranjeros es normalmente en el flamenco y actos asociados. En los últimos tiempos, eso significa principalmente Rosalía. En un reportaje sobre la artista catalana de hace un año en The New York Times Magazine le conceden el don, que definen como "la habilidad de transmitir emociones intensas y auténticas". Sin entrar en si Rosalía tiene o no duende, en la definición de la periodista no hay rastro de herida ni oscuridad.

Rosalía, en la gala de los Grammy celebrada en enero de 2020 en Los Ángeles. Emma McIntyre (Getty Images)

"Es una inflamación, es un exceso, es un empalago", asegura José Javier León sobre lo que él llama "duendismo". "A partir de la conferencia de Lorca y de su recepción y éxito, el duende se ha transformado en un cliché", afirma, y añade que en Granada cada dos pasos te encuentras con una taberna que se llama "el noséqué del duende" y que de cualquier espectáculo se dice que ha tenido duende. El experto puntualiza también que, aunque ahora se relacione el duende con el flamenco, tradicionalmente en este mundo el concepto que se usó siempre fue el de "ángel", ya que el duende es "una invención" del poeta. "Los flamencos han incorporado el concepto de duende por Lorca", explica.

Eso sí, en cierto modo el único culpable del exceso de duende en la actualidad es, según León, el propio poeta. "En Lorca siempre está la semilla de su propio desbordamiento", asegura.

* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!

  • Comentar
  • Imprimir

Comentar Normas

Lo más visto en Verne