Desde la relevancia histórica hasta la belleza natural, son muchos los motivos que pueden llevar a que un lugar adquiera relevancia turística. Otra de las razones es el arte. La casa de Monet en Giverny, por ejemplo, se ha convertido en una auténtica atracción por su relación con el pintor impresionista. Y aunque un pequeño vistazo en Tripadvisor revela comentarios para todos los gustos (desde quienes lo consideran "el lugar más bello que han conocido" hasta quienes lo califican como una visita "sobrevalorada") lo cierto es que este pequeño pueblo francés aparece en el mapa de muchos viajeros gracias a su relación con el arte. Pero, además del caso de Giverny, hay otros que también repasamos a continuación.
Giverny - Claude Monet
Giverny es un pequeño pueblo de Normandía, en Francia, con un encanto muy especial: en él vivió gran parte de su vida una de las figuras centrales del movimiento impresionista, Claude Monet. Instalado en 1883, cuando ya tenía más de 40 años, Monet tomó su jardín como referencia central para sus estudios pictóricos de la incidencia de la luz. Fue este espacio el que le permitió explorar sus intereses por la botánica, invirtiendo tiempo y trabajo en su diseño y cuidado. No sin motivo lo consideraba "su obra maestra más bella". Florido casi todo el año, este fue el lugar que, entre otras, inspiró multitud de obras de su serie más famosa, los Nenúfares. Hoy, tanto el jardín como la casa del padre del Impresionismo están abiertos al público y se han convertido en auténticas atracciones turísticas, que atraen a unos 500.000 visitantes al año.
Arlés – Vincent Van Gogh
Vincent Van Gogh se instaló en Arlés en febrero de 1888, poniendo fin a dos años frenéticos en los que inmortalizó el bullicio parisino. Iniciaba así una de sus etapas más prolíferas, en la que su fascinación por los colores cálidos del sur de Francia le llevó a crear su estilo propio caracterizado por el dinamismo de sus pinceladas y la brillantez de sus tonalidades. Durante los años en los que Van Gogh vivió allí, inmortalizó varias zonas de la ciudad y alrededores. La Casa amarilla, estudio y residencia emblemática del pintor holandés, es tan solo uno de los ejemplos más conocidos de las obras pintadas en este periodo. Hoy, multitud de turistas visitan la ciudad para conocer en vivo los paisajes que inspiraron al pintor, algunos de los cuales están recogidos en esta página web. La cafetería de Terraza de café por la noche, una de sus pinturas más conocidas, se ha convertido en una auténtica atracción turística. No tiene el mismo color ni mobiliario, y seguramente tampoco el mismo ambiente, pero su atmósfera sigue atrapando a los visitantes, que por un instante se sienten sumergidos en una de las pinturas de Van Gogh.
Portlligat y Cadaqués – Salvador Dalí
En la Costa Brava hay un pueblecito blanco con mil historias escondidas en su aparente sencillez. La belleza de Cadaqués atrajo e inspiró a muchos artistas, entre ellos Pablo Ruíz Picasso o Federico García Lorca. Pero si uno de ellos entabló una relación especial con las calles y monumentos de este pueblo ese fue Salvador Dalí, pues allí conoció la inspiración para muchas de sus grandes obras de arte y a la que fue su musa y esposa, Gala. La casa de Dalí en Portlligat, a escasos kilómetros de Cadaqués, es hoy un fuerte foco turístico. En 2018, 149.363 personas se acercaron a conocer la antigua barraca de pescadores que acabó convertida en vivienda y estudio del pintor por más de 50 años. Su construcción, de hecho, fue ideada por el propio artista junto a sus esposa, en una estructura laberíntica que entronca a la perfección con los principios surrealistas a los que él estaba adscrito. Y su seña de identidad: ventanas de diferente forma y tamaño, pero todas hacia el que fue uno de los puntos de inspiración clave para la obra de Dalí, la costa de Portlligat.
La Casa Olson en Maine – Andrew Wyeth
Todo un icono del arte norteamericano, muchos consideran que El mundo de Cristina es una obra inquietante; tal vez porque a primera vista es complicado discernir qué representa la escena capturada por Andrew Wyeth. La cosa cambia al conocer la identidad de la retratada: se trata de Christina Olson, vecina del pintor en Maine y que desde niña padecía de invalidez, causada por la polio. La imagen permite varias interpretaciones: para algunos la niña parece descansar sobre el césped, captado con sumo verismo; para otros, más bien, se arrastra. Pero lo que nos interesa aquí, en realidad, es la casa. Wyeth afirmaba que la construcción llegaba a recoger la personalidad de sus habitantes: "En los retratos de esa casa, las ventanas son casi ojos o pedazos del alma. Para mí, cada ventana refleja una parte distinta de la vida de Christina". Hoy, la Casa Olson (así es como se la conoce) ha sido declarada patrimonio histórico y es totalmente visitable. En 2018, alrededor de 4300 personas se acercaron a conocer el lugar que inspiró la obra de uno de los más célebres artistas americanos. Sin duda una vivienda con un increíble potencial para convertirse en un centro turístico.
Ekeberg Hageby – Edvard Munch
Como te contábamos en este artículo, existen varias versiones de El Grito, la obra más emblemática de Edvard Munch. Pintadas entre 1893 hasta 1910, aunque con sutiles diferencias, lo que comparten todas ellas es una supuesta ubicación: un mirador situado en la colina Ekeberg, en Oslo. Munch solía pasear por la zona y fue en una de esas caminatas en las que encontró la inspiración para retratar la escena que, sin siquiera plantearlo, se convertiría en un auténtico icono universal. Dejó constancia de ello en uno de sus diarios: "Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Me detuve; me apoyé en la barandilla preso de una fatiga mortal (...) Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza". Aunque no podemos confirmar que esta es la ubicación exacta, en la actualidad muchos de los que visitan Oslo deciden acercarse a disfrutar del paraje y sentirse un poco más cerca de la que se considera una de las obras más importantes que ha dado la historia.
Calle Vlamingstraat, en Delft - Johannes Vermeer
A Johannes Vermeer se le considera uno de los maestros barrocos más célebres. Entre las obras que se le atribuyen se encuentra La callejuela, un paisaje urbano pintado en el siglo XVII cuya ubicación estuvo durante años en tela de juicio. Fue localizado de manera definitiva por Frans Grijenzhout, historiador del arte en la Universidad de Ámsterdam, después de finalizar un profuso estudio de los registros fiscales de la ciudad de Delf. Tras sus investigaciones, la calle Vlamingstraat en su número 40-42, fue la única que pareció encajar con las dimensiones de las edificaciones colindantes representadas en el cuadro de Vermeer, que hoy lucen una apariencia diferente. Sus teorías se verían confirmadas al descubrir que, efectivamente, la casa de la derecha pertenecía a la tía del pintor barroco. Así que, si algún día visitas la ciudad de Delft, no dudes en acercarte a descubrir en vivo uno de los pocos paisajes inmortalizados por Vermeer, más interesado por lo general en las escenas de interior.
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