Con el feminismo incorporado

No se trata solo de hablar de feminismo, sino de intentar entender el mundo teniéndolo en cuenta

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Tengo una amiga que dice que está saturada de leer libros sobre feminismo. Que no le da la vida con todo lo que se publica últimamente. Que a veces una quiere leerse una novela sin tener que estar aprendiendo todo el rato, pero que tenga “el feminismo incorporado”. Mi amiga, además, es una feminista comprometida en la teoría y la práctica, que ha leído a las clásicas y a las modernas (y conoce la teoría) y que intenta aplicar el feminismo todos los días. Y en esto vuelve a tener razón.

Cuando empezamos a escribir una newsletter sobre feminismo y mujer -en marzo de 2017- faltaban unos días para un 8-M que ya empezó a ser multitudinario y un año para una huelga feminista mundial que tuvo España como epicentro. En ese momento, pensamos que estaba bien dedicar una newsletter al mes a temas sobre feminismo y recomendar lecturas que nos habían gustado, más allá de los artículos que publicábamos en Verne. Y empezamos reivindicando que había que perder el miedo a declararse feminista. Ahora puede parecer obvio, pero hace solo tres años no lo era tanto: Merkel decía que estaba a favor de la igualdad pero que no era feminista. Un año después de empezar, decidimos hacer esta newsletter quincenal y bautizarla: La Matrioska tiene este nombre porque dentro caben muchas historias, muchas de mujeres, que os queremos contar.

En este tiempo han cambiado muchas cosas y la información feminista ha ido ganando páginas y lugares en las secciones. Con sus avances, La Matrioska ha ido adquiriendo esa idea que comenta mi amiga sobre los libros: llevar el feminismo incorporado. Intentar entender el mundo teniéndolo en cuenta. Aplicarlo. Así, hemos hablado de temas como la representación de las mujeres en las ciudades, el lenguaje, estar como un acto político o los complejos. Nos hemos confesado: amando nuestras canas y reconociendo que hemos llorado en el trabajo. Y también hemos abierto esta ventana para que entrara el fresco y las palabras de autoras a las que admiramos (aquí os dejo un par de recopilaciones: la veraniega de 2019 y la de 2020).

La semana pasada arrancaba con la celebración del día de las escritoras. Recuerdo que varios miembros del equipo de Verne nos sumamos entre 2015 y 2016 el reto de estar un año leyendo solo a autoras. Me gusta repasar la lista de los libros que he leído este año y ver que predominan los nombres femeninos, ahora ya sin retos y sin esfuerzos. El feminismo incorporado. Este Día de las escritoras ha sido el más celebrado que recuerdo, pero miro mi estantería y, a pesar de las incorporaciones recientes, la representación masculina sigue siendo mayoritaria. Si no lo has hecho nunca, te animo a echar un vistazo a tu estantería. A lo mejor también te sorprendes.

Este repaso temporal, este mirar hacia atrás y hacer balance, tiene una causa. A partir de ahora esta carta la escribirá Anabel Bueno, una de mis compañeras. Ya la conocéis: Anabel es la autora de las matrioskas sobre BoJack Horseman y es quien nos descubrió el podcast ¡Ay, campaneras!, de Lidia García. Además, es la responsable de que las matrioskas sean tan bonitas gráficamente. Es joven, lista y feminista, y estoy segura de que va coordinar estupendamente estas cartas y a cuidar el espacio que hemos contruido en estos años. Como en el reto de las escritoras, por mucho que haya parcelas de nuestra vida en las que estemos consiguiendo que el feminismo esté incorporado, sigue quedando muchísimo por hacer. Por eso, aunque la matrioska no siempre hable de feminismo y a veces abramos el foco - como en esta carta sobre los objetos prestados que nunca devolviste - estoy segura de que Anabel seguirá escribiéndola con el feminismo incorporado.

ÚLTIMAMENTE, ME HA GUSTADO MUCHO LEER

Soy adicta a las listas de cosas por hacer. Es la única manera que tengo de organizar mi día/mi semana y que no vaya olvidándome de las cosas por el camino (si a ti también te ocurre, te encantará rellenar las páginas de este cuaderno). Durante todo este tiempo he ido guardando links que quería compartir con vosotras en estas cartas. Os envío una batería final: algunos tienen varias semanas (e incluso meses) y estaban ahí esperando a servir de inspiración a textos futuros. Pero no quiero que se queden por el camino.

1. Amor con fronteras (The Guardian, en inglés). Un ensayo fotográfico en la frontera entre Suiza y Alemania, que quedaron cuyos habitantes quedaron separados por las restricciones por el coronavirus. Muchas parejas han pasado estos meses separadas. Aquí hablamos con algunas (que después nos contaron sus reencuentros). Las fotografías de Roland Schmid en The Guardian van más allá y nos enseñan picnics separados por una frontera y encuentros limítrofes.

2. ¡Qué gusto da viajar cuando se va en el tren! La noticia de que el Lusitania, el tren nocturno que unía Madrid y Lisboa, había quejado de hacer ese trayecto se perdió entre las novedades del coronavirus. El tren siempre ha sido, con mucho, mi medio de transporte favorito. Y los trenes nocturnos me han dejado algunas historias memorables, incluido este, donde vi cómo la selección portuguesa de fútbol ganaba la Eurocopa de 2016. Decenas de pasajeros arremolinados en torno a una tablet; viajeros portugueses que aguantaban la respiración cada vez que la conexión se perdía porque pasábamos por un túnel. ¿Alguna vez hiciste ese trayecto nocturno y amaneciste en Lisboa? ¿Tienes historias en trenes nocturnos?

3. Más halar (Traveler). Nunca me había hecho esta pregunta hasta que la vi es este titular: ¿Por qué no sabemos absolutamente nada de la cocina gitana? Y me di cuenta de que, efectivamente, yo no tengo ni idea. Además del tirón, este artículo nos descubre un estupendo trabajo de la Fundació Alicia que puede descargarse gratuitamente: el libro Halar, cuina gitana a Catalunya (en catalán).

4. No pidas perdón (Verne). Ya sabéis que en Verne intentamos hablar sobre salud mental con naturalidad, para evitar los estigmas sobre temas como la ansiedad. En nuestra última colaboración con Sara Caballería, ilustramos una historia real (que le ocurrió a Nacho Rosell y que este compartió en Twitter con mucho éxito). ¿Por qué alguien que sufre un ataque de ansiedad siente culpabilidad? ¿Pediría perdón si en vez de un ataque de ansiedad hubiera sufrido un infarto? ¿Por qué son necesarias justificaciones y excusas en los casos de salud mental?

5. Mariana Enríquez y el miedo que sentimos todos (Revista de la Universidad de México). Precisamente, este texto se titula La ansiedad. Es parte del número Diario de la Pandemia y, en él, la escritora y autora de Nuestra parte de la noche reflexiona sobre el miedo y las inseguridades que nos atacan en estos momentos. Y sobre la imposibilidad de encontrar palabras, incluso de pensar claramente. “Pensar corto”, lo llama ella.

6.Eso no es querer (eldiario.es). Obviamente, este texto de Paula Bonet sobre el acoso que está sufriendo no es algo que me haya gustado leer. Ojalá no tuviera que haberlo escrito. Pero es lo que está viviendo y es necesario que se sepa. Y como ella (como ella dice también), muchas más.

7. Y por último, un libro. Una de esas lecturas con el feminismo incorporado que le recomendaron a mi amiga en la Librería Mujeres y que ella me legó a mí: Pequeños fuegos por todas partes, de Celeste Ng (Alba Editorial). Tal vez os suene porque se ha estrenado una (estupenda) miniserie basada en el libro y protagonizada por Reese Witherspoon y Kerry Washington. Los dos personajes principales son femeninos y son riquísimos, con matices, dudas y contradicciones. Y la trama nos invita a reflexionar sobre conflictos de clase social, expectativas y autoexigencia.

ESTO HAY QUE VERLO

Como en estas cartas hemos hablado de muchas cosas personales, aunque con un poco de pudor vengo a presumir de algo que cuelga en el pasillo de mi casa desde hace unos meses. Mi cumpleaños coincidió con el inicio de la desescalada, ese momento en el que creíamos que poco a poco recuperaríamos nuestra vida o al menos algo parecido a una “nueva normalidad”. Al menos podríamos patearnos la ciudad. Basado en esos paseos recibí un regalo maravilloso: una ilustración de María Castelló con las placas que hay en Madrid dedicadas a mujeres. Son apenas cinco decenas (¡en todo Madrid!). Os dejo algunas de las ilustraciones que María Castelló compartió en su cuenta de Instagram. Y os invito -os pido- dos cosas: la primera es que paseéis por vuestras calles, pueblos y ciudades fijándonos en las placas y los nombres. La segunda es que queráis mucho a las ilustradoras. Para mí, con su trabajo se han convertido en un canal fundamental de cultura y también de feminismo.

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