Árboles decorados en las casas y por las ciudades, luces en los balcones y pesebres de todos los tamaños. En Nochebuena y Nochevieja, comidas familiares o conmemoraciones con amigos. Y luego, hacer regalos a los niños el día de Reyes. Estas escenas tan comunes por aquí, sin embargo, no son la norma para personas de otras culturas o religiones diferentes a la cristiana.
En Verne, hemos hablado con seis personas de distintas tradiciones que nos cuentan cómo celebran (o no) estas fiestas.
Janucá: buñuelos y regalos
Para el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Benzaquén (Melilla, 69 años), la Navidad es una fiesta muy emotiva, aunque él no siga rituales ni costumbres religiosas navideñas. “Compartimos y participamos de la alegría de nuestros compañeros, vecinos y amigos cristianos en estos días tan especiales”, cuenta a Verne por correo.
Mientras los cristianos se preparan para celebrar la Navidad, los judíos celebran la Janucá (o la Fiesta de las Luces) que en 2020 fue entre los días 10 y 18 de diciembre. Aunque el motivo de estas fiestas es diferente, las celebraciones guardan algunas semejanzas. “En estos días se comen sufganiot (buñuelos fritos) y se hacen regalos a los niños”, explica Benzaquén.
Una comunidad bien integrada
Ramesh Chandiramani nació en Puna (India), pero ha vivido casi toda su vida (68 años) en España. El presidente de la Comunidad Hindú de Ceuta explica a Verne por teléfono que la religión hindú es muy abierta y que sus integrantes están muy incorporados a la sociedad ceutí. Por eso, muchos suelen celebrar la Navidad como los cristianos. Este es incluso el caso de Chandiramani: “Tengo tres hijas, todas con parejas cristianas. Cuando llega la Navidad la celebramos unidos en la casa de una de ellas”.
Además, Chandiramani destaca que los hindúes en Ceuta también suelen celebrar fechas importantes para otras religiones, como el último día del Ramadán (el mes sagrado de los musulmanes) o el Yom Kippur (la principal celebración judía).
Para los hindúes Jesucristo también es importante, porque se considera un maestro espiritual o gurú. “En el hinduismo no tenemos una figura representativa como el Papa para los católicos, por ejemplo. Tenemos escuelas filosóficas a las que debemos atender y cuyas enseñanzas debemos seguir. Jesucristo es un gurú con su escuela filosófica”, explica Chandiramani.
Una celebración para los hijos
El paso del tiempo acaba cambiando las costumbres. Es lo que piensa Jun Liu, chino de 34 años, que vive en España desde hace 15. Liu recuerda que en su país, cuando aún vivía allí, nadie celebraba la Navidad, era solo un día normal y corriente de trabajo. Ahora, cree que las cosas han cambiado en China por la influencia occidental en el país, y aunque siga siendo un día laboral, sí que hoy en día muchas tiendas ponen decoración de Navidad para animar el consumo.
A Liu no le gustan mucho las fiestas en general, pero cuenta que al final acaba celebrando la Navidad con las tradiciones españolas. “Cenamos en familia y compramos los regalos para que los niños lo pasen bien”, cuenta. Incluso el árbol de Navidad está presente en su casa: “La pongo cada año porque mi hija me lo pide”. Sin embargo, ha trabajado con normalidad en su bazar los días 24 y 25.
Liu recuerda que la gran celebración China es el año nuevo Chino, que se suele celebrar entre finales de enero y febrero, según el calendario lunar. “Son muchos días de fiesta. Cuando era niño, viajaba con mis padres y abuelos para visitar a los parientes”, explica. Pero aquí en España, Liu no tiene la costumbre de celebrarlo.
Un día de tranquilidad y oración
Dasia Madalina Carasel tiene 40 años y nació en Rumanía. Vive en Madrid desde hace 14. Esta cuidadora de niños se crió en una familia cristiana y solía celebrar la Navidad, pero hace poco más de un año se convertió al Islam. Ahora, el 25 de diciembre es más una fecha de reflexión que celebración. “Antes de convertirme, el enfoque estaba en la comida, los regalos, si la gente iba a venir o no. Ahora es mucho más tranquilo. Nos enfocamos en hacer donaciones, dar de comer a otros, hacer caridad o el zakat, como lo llamamos, ayudar a un ser querido que lo necesite”, explica a Verne por videollamada.
Jesús es uno de los profetas del mundo musulmán, pero, según Carasel, el Corán no dice que se deban celebrar los nacimientos de los profetas. Así que, en días como este, ella prefiere ir a la mezquita o rezar en casa y después volver a su rutina. Este año, por la pandemia, no fue al templo: “Puede que haga un viaje, después seguiré con el trabajo.”
Navidades más largas
Marc Malapitan y Macrina Alcedo Reconsal sí celebran la Navidad, pero de una manera diferente. Ella tiene 74 años, vino de Filipinas hace 42 años. Él nació en Barcelona de padres filipinos y tiene 31 años. En Filipinas es tradicional celebrar la Navidad durante todos los meses terminados en “-bre”, o sea, desde septiembre hasta diciembre. En España, no suelen hacer lo mismo, pero hay una “mezcla de culturas”, según Reconsal.
En Filipinas, algo muy común durante esta época son los coros de vecinos que van de casa en casa cantando villancicos. “Ellos visitan negocios, bares, y empiezan a cantar, esperando que los dueños les den algo en cambio”, explica Malapitan por videollamada. Reconsal afirma que esta es una de las tradiciones que se trasladaron a su comunidad en Barcelona: “Vamos a cantar villancicos a los amigos y conocidos y los que escuchan nos dan un poquito de dinero”. Otra tradición que mantienen en España es adornar las casas con paroles, farolas navideñas muy típicas en Filipinas. En la parroquia de Reconsal hay incluso un concurso que premia las más bonitas. Este año no ocurrirá por causa de la pandemia.
Así como en España, la Navidad filipina es una fiesta muy familiar, y tanto Malpitan como Reconsal creen que tiene aún más importancia y un carácter menos consumista en las islas. Este año la celebraron en sus respectivas casas, sin aglomeraciones. Ella, de una manera más española, con la familia de su marido. Él, con un lechón a la filipina.
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