Decenas de miles de familias en México no han podido despedirse de sus seres queridos por la pandemia. Esa herida, obligada a cerrar de golpe, ha generado tristeza, depresión y desesperanza. Un duelo extraño que ha generado maneras ingeniosas de tratar de recordar a los que se han ido. Eréndira Guerrero es una artesana de 55 años originaria de Ciudad Juárez, la ciudad más poblada de Chihuahua (norte de México) que fabrica osos de tela con la ropa de las personas fallecidas por covid-19 para que sus familiares puedan recordarlos.
“Hay gente que me dice que tener ese pedacito de tela de su ser querido es simbólico. Ellos se reconfortan y se sienten conectados a su familiar. Cuando lo reciben muestran mucha ternura, caras de alivio, de tranquilidad”, dice Guerrero a través del teléfono.
Chihuahua, ahora en semáforo naranja, ha sido un Estado fuertemente golpeado por la pandemia con más de 37.500 casos detectados hasta ahora y más de 4.500 personas fallecidas. “En México recordar a los seres queridos es parte de nuestra cultura. Nosotros creemos que nuestros familiares no se van, sino que trascienden a otro plano y saberlos junto a nosotros, representados con algo como este oso, es como si estuvieran aquí”, dice emocionada la artesana.
Aunque ya fabricaba estos muñecos antes de la pandemia, ahora la demanda ha crecido y tiene pedidos para las próximas dos semanas. A través de su página en Facebook y con un pequeño taller en su casa, atiende las peticiones del público y realiza envíos a toda la República y a Estados Unidos. Guerrero apunta que los osos pueden estar fabricados con tela recién comprada y ser un bonito regalo para cumpleaños, aniversarios y otras celebraciones. Cada muñeco representa un día entero de trabajo. Además de la tela personalizada, el osito lleva un mensaje bordado que recuerda a quien está dedicado y próximamente su autora quiere incluir grabaciones de voz.
Eréndira Guerrero dice que durante la pandemia la sociedad necesita ser más sensible con el sufrimiento y la tristeza por la que están pasando muchas personas. “Ciudad Juárez es una ciudad muy golpeada primero por la delincuencia y luego por la pandemia. Eso nos ha hecho más inmunes al dolor ajeno y necesitamos ser más empáticos con los demás, tanto en lo emocional, como en lo económico”, recuerda.
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