Una exadicta recuperada publica fotos de su peor momento: "La heroína destrozó mi vida"

"Cualquier cosa que diga tiene un efecto menor que estas fotos. Por eso decidí compartirlas"

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Las dos fotografías que mostramos a continuación son de la misma persona, Melissa Lee Matos. La de la izquierda fue tomada hace tres años y la de la derecha, hace pocos días.

Cortesía de Melissa Lee Matos

Melissa era una adicta a la heroína, "una droga que destrozó mi vida casi por completo", dice a Verne por teléfono. Esta estadounidense de 39 años compartió el 16 de julio en Facebook varias imágenes de sus peores momentos, tomadas en 2014. "Cualquier cosa que diga tiene un efecto menor que estas fotos. Por eso decidí compartirlas, con la esperanza de que otros no cometan el mismo error que yo". La publicación suma más de 53.000 compartidos en una semana. En 2015 dos millones de estadounidenses tuvieron problemas con opiáceos de receta y 591.000 con heroína, y la epidemia de muertes por cócteles de opiáceos marca récords en los registros históricos del país.

"Nunca he compartido estas fotos. No creo que en ningún momento tuviese intención. Esto es algo muy difícil de hacer. Sin embargo, demasiadas personas están muriendo. Tengo amigos que necesitan ver esto". Así empieza el texto de Melissa que acompaña a sus fotografías. Compartió las imágenes una noche cualquiera, tras darle muchas vueltas. "Creía que de esta forma podía ayudar a alguien", añade en su conversación con Verne.

La adicción de Melissa empezó hace unos cuatro años y medio. Por entonces, trabajaba en una aseguradora de Nueva York. "Sufría unos dolores de espalda terribles. Padecía sobrepeso, lo que me generaba muchos problemas en la columna. Poco a poco, sin darme cuenta, me enganché a la medicación que me aliviaba el dolor", dice.

Según relata, llegó un momento en el que los dolores persistían, pero dejaron de recetarle la medicación: "Entonces, un conocido me habló de la heroína. Yo no la había probado nunca, pero me prometió que me quitaría los dolores inmediatamente. Estaba tan desesperada que lo probé. Y me enganché".

En ese momento, Melissa tenía 34 años y dos hijas, una de siete y otra de cinco. "La pareja con la que estaba en ese momento también era adicta, lo que empeoró las cosas. No te das cuenta de cómo has terminado consumiendo heroína, pero lo acabas haciendo". Empezó un periodo de tres años que cataloga como "el peor" de su vida.

"Perdí mi trabajo, hice polvo mi cuerpo y me distancié tanto de mi familia como de mis amigos. En ese momento, lo único que te importa es la droga", asegura. Una noche, su pareja de entonces le hizo las fotos que acompañan a su publicación de Facebook. "Me las hizo para que viera lo mal que estaba. Sinceramente, ni me importaron. Miraba las imágenes, pero no veía nada", añade.

Meses después, tras varios intentos de recuperación en clínicas de desintoxicación y dos sobredosis, sí asimiló el problema: "Estuvieron a punto de quitarme la custodia de mis hijas. Aquello lo cambió todo. No podía dejar que pasara eso. Con muchísimo esfuerzo y sufriendo una barbaridad, conseguí dejarlo".

Dejó a su pareja y abandonó su ciudad, New Jersey. "Necesitaba un cambio total. Me mudé a West Virginia. Desde hace un tiempo trabajo en un ultramarinos". Ahora, con casi 40 años, se considera una persona nueva: "Llevo un año y siete meses limpia. He compartido mis fotografías para que la gente sepa lo que la heroína puede hacerte".

Asegura que miles de personas se han puesto en contacto con ella, unos para contarle sus historias de recuperación y otros en busca de consejo: "A los segundos les digo que miren lo que tienen. Si quieren perderlo, están en el camino correcto". Ha abierto una página en Facebook, Recover me (Recupérame), para seguir contando su experiencia.

La heroína, al alza en Estados Unidos

La heroína, que vivió su cénit en los años ochenta, ha vuelto a las calles de Estados Unidos. La oficina contra las drogas de la ONU advierte del "alarmante aumento" del consumo de heroína, especialmente en Estados Unidos, en un informe que presentó en el 2016. Se habla ya de "epidemia de sobredosis". En ciudades como Ohio el número de víctimas se ha cuadruplicado.

El número de consumidores de sustancias opiacias ilegales, como la heroína, ronda los 17 millones de personas en todo el mundo. El consumo de heroína asciende en Estados Unidos, pero según el informe de la ONU permanece estable o se reduce en Europa. "No hay absolutamente ningún indicador que diga que está repuntando. Todavía hay un grueso de la población que vivió la epidemia de heroína de los ochenta y le tiene respeto. Hay quien consume, pero el porcentaje no significa nada con respecto al total de la población, estamos a años luz de aquello", indicaba el delegado del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas de España, Francisco Babín, en el artículo Cómo nos drogamos en España. Sin embargo, el número de incautaciones ha subido, con las Ríax Baixas de nuevo situadas en la ruta mundial del comercio de heroína.

El panorama de Estados Unidos, donde vive Melissa, es muy distinto. Según The New York Times, las muertes relacionadas con la heroína han aumentado en un 39% dle 2012 al 2013. Asimismo, del 2002 al 2013 la cifra se ha cuadriplicado. Tres de cada cuatro adictos a la heroína empiezan con medicamentos opiaceos con receta. Es el caso de Melissa.


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