La Comisión Europea propondrá la supresión del cambio de hora en la UE, después de la encuesta en la que el 80% de los 4,6 millones de votantes se mostraba a favor de esta medida. Se trata de una vieja reivindicación de algunas entidades y expertos a favor de la racionalización de los horarios. Sin embargo, lo que puede causar aún más polémica es la segunda parte de la propuesta de la Comisión: permanecer en el horario de verano (el que va de marzo a octubre).
La votación no es vinculante y la propuesta no se aprobará antes de 2020 o 2021, pero los únicos países que preferían mantener el horario de invierno eran Finlandia, Holanda, Dinamarca y República Checa. Si se llevara a cabo esta medida, esto supondría, por ejemplo, que en Madrid amanecería en torno a las 9 de la mañana durante el mes de diciembre y anochecería casi a las siete de la tarde.
En contra del cambio de hora… Y del horario de verano
El Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia está de acuerdo en eliminar el cambio de hora y ahorrarnos algunos de los inconvenientes en el sueño cada seis meses, que afectan sobre todo a personas mayores y niños. Pero considera que tomar la decisión de quedarnos en el horario de verano sería un error. Ellos apuestan por quedarnos todo el año en el horario de invierno (GMT +1). Aunque la UE puede acabar con el cambio de hora, cada país podría cambiar su huso horario. El ministro de Exteriores, Josep Borrell, no descarta ponerse en hora con Portugal.
Marian Rol, doctora en biología de este grupo de trabajo, opina que este horario sería el más adecuado para España, debido al retraso actual en los horarios de comer y dormir, que contribuyen a que durmamos menos de lo necesario. Este punto de vista viene fundamentado, apunta, por los resultados de las simulaciones realizadas por el laboratorio en las que se contemplan todas las posibilidades. El horario de invierno nos acercaría a la hora solar, ya que solo iría una hora por delante. Supondría quedarnos igual en invierno, pero en verano amanecería en torno a las 6:30 y anochecería algo antes, sobre las 20:30.
José Luis Casero, presidente de ARHOE, está de acuerdo con Rol y también considera que mantener el horario de invierno todo el año sería "lo más equilibrado". Casero recuerda que la votación de la UE contemplaba la posibilidad de que cada país optara por seguir la hora de verano o la de invierno, según sus peculiaridades geográficas. También apunta que ha trasladado la opinión de la entidad al Gobierno.
Quedarnos con el horario de verano, como propone la Comisión Europea, supone ir dos horas por delante del sol todo el año. En Galicia, por ejemplo, no amanecería hasta las 9:30 de la mañana en invierno y esto haría que muchos niños entrarían en el colegio cuando aún fuera de noche.
El hecho de que anochezca más tarde también puede perjudicar el sueño de los adolescentes, explica Rol. A estas edades no solo se necesita dormir algo más que de adultos (unas 9 horas), sino que los horarios son más vespertinos. “La luz brillante por las mañanas adelanta el reloj biológico -cuenta Rol-, mientras que por la tarde lo retrasa”. Mantener el horario de verano supondría que a estos adolescentes les costaría aún más conciliar el sueño por la noche y, en consecuencia, despertar en hora por las mañanas les sería más difícil.
Es cierto que hay gente a la que le parece buena idea poder contar con más horas de luz por la tarde, sobre todo en invierno. De hecho y según algunos estudios, estas horas de luz vespertinas ayudan al ocio y al turismo, además de favorecer el ejercicio, la socialización y la salud en general. “El ocio siempre entrará en conflicto con los horarios laborales y de estudio de cualquiera”, recuerda Rol, que recuerda que en España no solo se vive de turismo. “Quienes lleguen a trabajar por la mañana a oscuras lo acabarán pasando mal”.
Y es que, de hecho, los efectos no quedarán solo en niños y adultos. Lo recomendable (y saludable) es despertar al alba y poder comenzar la jornada con luz. Y que anochezca más tarde puede dificultar la conciliación del sueño, ya que necesitamos unas dos horas de oscuridad antes de acostarnos para dormir bien, como nos recordaba Juan Antonio Madrid, catedrático en Fisiología y director del mismo laboratorio. Y ya dormimos menos que la media europea: entre 30 y 40 minutos.
Cambiar de hora cada seis meses: una forma de adaptarnos al amanecer
El 20% de los votantes de esta encuesta de la UE está a favor de seguir cambiando la hora cada seis meses. Eso significa que hay gente que no está nada de acuerdo con la decisión. José María Martín Olalla, profesor de Física en la Universidad de Sevilla, recuerda que cambiar la hora sirve para adaptar nuestra actividad a las horas a las que amanece y anochece, que varían a lo largo del año.
“Es fácil pensar que el cambio de hora cada seis meses es una medida artificial, cuando en realidad es una medida bastante natural y racional -afirma-. De hecho, en España se practica el cambio de hora desde hace unos 40 años sin incidentes graves”. Si se elimina, “será problemático porque cada uno intentará ajustarse al cambio de luz natural de forma individual y será un proceso más caótico. Si en invierno amanece muy tarde, entre las 9 y las 10 de la mañana, habrá quien intente adaptar su horario de trabajo a esas circunstancias”.
Martín Olalla cree que quedarnos con cualquiera de los dos horarios en lugar de seguir con el cambio de hora “nos va a plantear problemas”. Y pone el ejemplo de Chile, “que regresó al cambio horario solo un año después de haberlo eliminado”.
En su opinión, “los cambios de hora no trastocan tanto nuestro sueño como otros factores. Un ejemplo son algunos países del norte de Europa, en los que en verano es prácticamente de día todo el día. Hay que tener en cuenta que la hora depende de la latitud, así que en un país como España, que no está precisamente en el Ecuador, va a haber cambios de luz solar de forma inevitable a lo largo del año”.
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