La importancia de que Nieves Herrero haya hablado de los abusos sexuales que sufrió de niña

Que la periodista hable de los abusos en su infancia es bueno para otras víctimas

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Nieves Herrero, durante una firma de libros en Madrid
Nieves Herrero, durante una firma de libros en Madrid. Getty Images Europe

No recuerdo la edad que tenía exactamente. Cuando tenía entre tres y cinco años sufrí abusos de un amigo de mis padres. Dicen que no se tiene memoria y conciencia de las cosas hasta los cinco años, pero yo recuerdo todo aquello perfectamente. El cerebro no te engaña y te lo recuerda. Hasta que prefieres olvidarlo para evitar el daño.

La periodista Nieves Herrero, presentadora de Madrid Directo en la emisora de radio pública regional Onda Madrid, desvela así en una entrevista concedida a Público que sufrió abuso sexual cuando era una niña. "Sus cosquillas que no tenían que existir porque llegaban donde no tenían que llegar. Eran manos de plomo, manos que pesan. Desde entonces siento que hay manos de plomo que pesan en el alma", dice en la entrevista.

La propia Herrero explica en Twitter que ese es el motivo por el que se ha sincerado en Público: "Me animé a hacerlo por si sirve para defender a los niños". Como ha demostrado el movimiento #MeToo, según los expertos, el hecho de que las víctimas cuenten lo que han sufrido anima a otras a hacer lo mismo. Y hace que algunos violadores y acosadores se lo piensen dos veces.

"Creo que hay que tener mil ojos con ellos y con el entorno que les rodea. En mi caso, no fue a mayores por la rápida intervención de mi familia, pero en cuantos lugares del mundo a los niños no se les escucha sus señales de alarma", añade Herrero en Twitter.

El peso de la culpa

Según la psicóloga especialista en trauma Vanesa Clemente, revelaciones como la de Herrero ayudan en gran medida a otras víctimas: "Cuantas más personas salgan a explicar a estas vivencias y cómo se sintieron, saldrán más casos". Clemente, que atiende a Verne por teléfono, destaca la importancia de que estos testimonios procedan de referentes sociales, como Herrero: "Si una persona con tantos recursos y tan posicionada, con una imagen tan fuerte, pasa por algo así y lo cuenta, ayuda a rebajar el sentimiento de culpa".

Aunque resulte paradójico, muchas víctimas tienen sentimiento de culpa tras una agresión. A eso se le une que el resto de la sociedad también cae en este error, intentando buscar alguna justificación externa a la agresión. Esta lógica perversa se ha hecho palpable en España en los últimos meses a raíz del caso de La Manada: la víctima fue discutida desde parte de la sociedad.

El gráfico que mejor explica la única causa de las violaciones

El caso de Herrero es diferente, al tratarse de abusos sufridos en la infancia, pero Clemente considera que la visibilización es igual de importante: "Las personas solemos pensar por qué esto me ha pasado a mí. Creemos que algo que hemos hecho nos ha conducido a esa situación". Por ejemplo, otra víctima de abusos a menores en la iglesia, explica en este artículo de EL PAÍS que siente culpa: "Como víctima, puedo decir que los recuerdos, el sentimiento de culpa, la vergüenza y la ira viven conmigo todos los días. Destruye tu fe en las personas".

"No es la solución, pero sí afecta a un parte de acosadores y violadores"

La explosión de testimonios del #MeToo ha hecho que miles de mujeres de todo el mundo cuenten sus historias de abusos y agresiones sexuales. En España, también hubo muchas mujeres que dieron el paso tras la sentencia de La Manada, que condenaba a los autores del delito por abuso en vez de por agresión: con el hashtag #cuéntalo, las mujeres expresaron en Twitter historias que hasta entonces, en muchos casos, no habían compartido.

"Para cada persona, superar estos traumas requiere un trabajo individual. Pero el hecho de que haya tantas historias públicas, como ha pasado con #MeToo, es importante para que otras personas vean que es posible superar estos traumas", indica Clemente. Antes del #MeToo, pocas muejres se atrevían a hacer público que hubieran sido víctimas de agresiones sexuales. Uno de los casos más representativos es el de Carmen Maura: en 2015, antes de este movimiento, la actriz contó que la violaron cuando tenía 30 años.

Clemente cree que el clima social que se ha generado gracias a estos movimientos "puede" evitar algunas violaciones. "Un enfermo psiquiátrico se va a seguir comportando igual, pero cuando no hay un trastorno de este tipo, cuando es un hombre narcisista que odia a las mujeres, este clima social puede coaccionarles. El hecho de que las mujeres se hayan unido hace ver que tenemos más herramientas para plantarnos. No es la solución, pero sí afecta a una parte de los acosadores y violadores", indica.

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