El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, acudió en 2001 a una fiesta pintado con maquillaje negro. La revista Time ha publicado la fotografía, que ha provocado críticas de representantes sociales y políticos. “El blackface es una parte de la historia que deshumaniza, que niega la categoría de ciudadano a las personas negras (...) Es el momento de detener los argumentos que describen el blackface como una broma”, ha escrito David Leonard, profesor de estudios de cultura, género y raza en la Universidad de Washington State, en un artículo publicado en The Huffington Post. Trudeau ya ha pedido disculpas.
La asociación SOS Racismo define el blackface como “una práctica que perpetúa el racismo hacia las personas negras mediante la ridiculización y exageración de los rasgos característicos de las mismas, usando como punto de partida maquillaje en el que se simula la piel negra y pelucas de pelo afro”.
En España, algunas personas han visto un paralelismo entre lo que hizo el político canadiense y una tradición que sigue vigente: que personas blancas se pinten la piel para desfilar como Baltasar en las cabalgatas de Reyes. En 2014, la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, fue cuestionada por el hecho de que una persona blanca con la cara pintada interpretase a Baltasar en la cabalgata de su ciudad. "Si tuviéramos un concejal negro, no habría desde luego ningún inconveniente en que tuviéramos un rey negro", respondió la alcaldesa, amparándose en la costumbre de que tres concejales del Ayuntamiento interpreten en las cabalgatas a Baltasar, Gaspar y Melchor.
Justin Trudeau pidiendo perdón por haberse maquillado la cara al disfrazarse de Aladín en 2001, cuando todavía no estaba en política.
— Rule (@que_rule) September 19, 2019
De verdad que lo de estos canadienses es acaso aparte. pic.twitter.com/nzWAjqci39
Si bien muchos artículos estadounidenses, como este de la web Vox, se remontan hasta el siglo XIX en busca de los precedentes más sonados de blackface, en España también encontramos ejemplos en las obras de teatro españolas del Siglo de Oro, que abarca los siglos XVI y XVII, cuando actores blancos aparecían sobre el escenario con la cara pintada.
“Ahí ya vemos ejemplos de blackface. Después de la expulsión de los musulmanes de la península Ibérica, se emplea esta forma de ridiculizarlos a través de los espectáculos. Esto coincide con un aumento de personas esclavizadas de origen africano”, explica a Verne por teléfono Antumi Toasijé, historiador y director del Centro de Estudios Panafricanos Kituo cha Wanafrika.
Los actores blancos de estas obras del siglo XVI y XVII se pintaban la cara con corcho quemado. “Se representaba a las personas negras como lujuriosas o con acentos que parecen un chiste”, añade el historiador. Asegura que en estas obras también participaban actores negros, normalmente para mostrar los mismos estereotipos que ridiculizaban los blancos con la cara pintada. “Era un tipo de comedia insultante y muy popular”, añade Toasijé.
El director del Centro de Estudios Panafricanos considera que el mayor exponente actual de blackface en España es la cabalgata de Reyes de Alcoy (Alicante), la más antigua de España. Se celebra desde 1885. En ella desfilan els negrets (los negritos). Son cientos de vecinos que se pintan la cara de color negro y los labios rojos. “Representan a personas esclavizadas. Alcoy es el lugar de España en el que se produce el blackface más masivo”, según Toasijé.
Pajes negros de L'@AjuntamentAlcoi, os decimos #alcoistopblackface porque el blackface es un ejemplo más de cosificación, humillación y despersonalización de personas afrodescendientes en España y tiene un trasfondo colonial. Es racismo. https://t.co/hOfxrIaSEH vía @Afrofeminas
— Es Racismo (@esracismosos) January 3, 2019
La cabalgata de Alcoy cuenta con el reconocimiento como Bien de Interés Cultural y Fiesta de Interés Turístico Nacional. “Nosotros no faltamos al respeto, no es un blackface, ni una manifestación racista", dijo a Eldiario.es el concejal de festejos del municipio alicantino antes de la última cabalgata, certificando la intención del Consistorio de mantener la celebración.
Toasijé cree que en España no está del todo instalada la conciencia del racismo que impregna al blackface. “La sociedad española tiene unas características distintas a las de Estados Unidos. Existiendo racismo y violencia racista, el nivel de agresividad social [contra las personas negras] no es el mismo que en Estados Unidos. Para ellos es más evidente. Aquí se camuflan como chistes”.
En diciembre de 2017, el futbolista Antoine Griezmann, entonces en las filas del Atlético de Madrid y ahora en las del Barcelona, compartió una fotografía en redes sociales en la que aparecía disfrazado de jugador de baloncesto con la cara pintada de negro y una peluca afro. La razón de la imagen es que acudía una fiesta de disfraces cuyo motivo eran los años ochenta. El futbolista francés acabó borrando la imagen después de los comentarios recibidos en sus propias redes sociales y las quejas de algunas organizaciones.
“Creo que las redes sociales han ayudado a que nuestras reclamaciones tengan un mayor impacto”, afirma Toasijé. Y si bien las protestas de la comunidad afrodescendiente no han modificado la cabalgata de Alcoy, sí lo han logrado en muchos otros casos. Por ejemplo, en Madrid, el año 2015, el siguiente a las declaraciones citadas de la exalcaldesa Ana Botella, el rey Baltasar ya fue interpretado por una persona negra. “Sigue habiendo algunas cabalgatas donde se hace blackface, pero cada vez son menos. Eso sí, aún sigue apareciendo algún Baltasar pintado en los colegios”, finaliza Toasijé.
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