En medio de la sierra Tarahumara, Chihuahua (norte de México) hay un lugar conocido como Guachochi (El Hormiguero), donde no llega el ruido del tráfico ni el humo de las fábricas. Tampoco se escuchan los gritos de apoyo ni los flashes de las cámaras. Cuando sopla el viento, en El Hormiguero solo se mueven las ramas de los árboles y poco más.
En medio de toda esa inmensidad, Lorena Ramírez, la famosa corredora rarámuri, aparece vestida de amarillo brillante. Su falda, camisa y huaraches (sandalias) se mueven con energía en medio de los riscos, mientras cuida de sus cabras.
Esta joven rarámuri de 24 años -de 22 cuando grabaron el documental-, camina como corre. Es una mujer veloz que a veces parece que está impulsada por un motorcito, sus pies se despegan del suelo con facilidad. Dice que sus huaraches llevan 500 kilómetros a cuestas. Los ha paseado por Tenerife (España), Ciudad de México, Puebla y Chihuahua. Cada carrera le ha valido reconocimientos y premios. A sus espaldas lleva más de 15 carreras.
La miniserie documental de Netflix Río Grande, Río Bravo, dedica uno de sus episodios a la corredora. Producido por Gael García Bernal y dirigido por Juan Carlos Rulfo, el capítulo de 28 minutos –titulado Lorena, la de pies ligeros– sigue a Ramírez en varias de sus carreras y enseña algunos aspectos de su vida junto a su familia. Está disponible en la plataforma desde el pasado 20 de noviembre.
Del Ultra Trail Cerro Rojo, al mundo
Equipada con su vestimenta tradicional y sus sandalias, la joven rarámuri se hizo famosa hace un par de años tras ganar el UltraTrail Cerro Rojo, una carrera de 50 kilómetros en Puebla. En 2016 quedó tercera en los 80 kilómetros del Ultramaratón Caballo Blanco y en 2015 obtuvo la cuarta posición en la categoría de 100 kilómetros en el ultramaratón de los Cañoñes en Guachochi, Chihuahua. Una de las carreras más duras y salvajes que existen en México.
Desde que su nombre se hiciera conocido dentro y fuera del país, Ramírez ha protagonizado varias entrevistas, portadas de revista y hasta algún que otro anuncio en televisión. También ha participado en carreras en el extranjero –como la Tenerifle Bluetrail, en España– y ha protagonizado un videoclip de Jorge Drexler. Le dicen “Lorena, la de la raza de bronce” o “la de los pies ligeros”. Aunque varias marcas deportivas le hacen regalos, la joven prefiere sus huaraches. "No sería Lorena sin mi falda", dice mientras mira sus medallas colgadas en la pared.
En la mayor parte del documental, Lorena corre. Con viento, lluvia o sol, corre y habla poco. Con el rostro serio la mayor parte del tiempo, lo que dice lo hace en lengua rarámuri o tarahumara. No sabe mucho español por ello, en las entrevistas está acompañada de su hermano, quien habla por ella. "A los ganadores no les gusta hablar", sentencia el padre de la chica. "Mis hermanas no pudieron ir a la escuela, tenían que cuidar a los animales", agrega el hermano de la joven.
El fenómeno Lorena hace que todos quieran pararse a su lado, llevarse una foto de recuerdo, un souvenir junto a este portento de la naturaleza. Ninguno habla con ella. "Seguirán tomando fotos mientras gane. ¿Me seguirán tomando fotos cuando me detenga?", dice la corredora. Después desaparece entre la gente.
Sigue a Verne México en Facebook, Twitter e Instagram y no te pierdas tu ración diaria de maravillas de Internet.