El segundo debate presidencial estadounidense no fue muy agradable. “El debate más tenso”, se leía en el titular de la crónica de EL PAÍS, que recogía cómo Donald Trump amenazó a Hillary Clinton con la cárcel. De Trump se dice que estuvo “tenso y crispado” y que tuvo que esforzarse por “no perder los nervios”. Clinton siguió con su táctica de dejar que Trump se metiera en jardines de los que no podía salir, pero también se mostró más contundente que en el primer debate.
Aun así, hubo un momento amable. Una de las personas del público les pidió que dijeran una cosa positiva del otro. El público recibió la pregunta con aplausos. Y risas.
Clinton aseguró que respetaba a los hijos de Trump. “Sus hijos son increíblemente capaces y dedicados, y creo que eso dice mucho de Donald. No estoy de acuerdo con casi nada de lo que dice o hace, pero sí respeto eso. Y, como madre y abuela, eso es algo muy importante para mí”.
Trump aseguró que lo que Clinton había dicho sobre sus hijos le parecía “un cumplido muy bonito”, aunque enseguida añadió: “No sé si tenía la intención de ser un cumplido, pero así lo considero. Estoy muy orgulloso de mis hijos. Han hecho un gran trabajo y son unos chicos maravillosos”.
Su elogio para su adversaria: “Diré esto de Hillary: no renuncia, no se rinde. Respeto eso. Lo digo tal y como es. Es una luchadora. No estoy de acuerdo con lo que quiere conseguir. No estoy de acuerdo con sus opiniones en muchos casos, pero lucha duro, no renuncia, no se rinde y considero que eso es un rasgo muy positivo”.
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