¿Qué tal andamos de humor?

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Qué necesario es el humor a veces. Ahora que llega la cuesta de enero, más nos vale tenerlo bien a mano. Por fortuna, España es potencia mundial en el asunto, a juzgar por la rapidez y calidad de los memes que surgen en redes sociales a cada momento de actualidad. Sin ir más lejos, con la esperada cabalgata de Reyes en el Madrid de Manuela Carmena.

El otro día a Robbie Williams se le ocurrió limpiarse con desinfectante de manos en medio de un concierto, después de haberse dado un baño de masas con sus fans. Lo hizo mientras ponía esa cara de chiste que tantas veces hemos visto en sus vídeos musicales y entrevistas. Era una broma que muchos no pillaron. Ni siquiera viniendo de él, la estrella que logró no ser un rey del pop al uso gracias a ese punto de payaso listo imposible de encontrar en sucesores como Justin Timberlake o Justin Bieber.

George Michael, quien era su referente directo, aprendió mucho de su discípulo en cuestiones de ironía. Si llega a ver lo poco que se entienden a estas alturas los accesibles chistes de Robbie, se muere de nuevo. El asunto le ha servido al cantante para seguir de cachondeo en Instagram.

Otro que se ha tomado con humor la polémica sobre el supuesto intento de vender su Goya en una tienda de segunda mano es el director Juanma Bajo Ulloa. Con un vídeo paródico sobre el asunto ha logrado más atención en internet que con sus últimas películas. La risa es necesaria siempre. Por ejemplo, una bromita justo en el momento en que tu padre congresista está jurando el cargo ante todo el país nunca sobra.

Igualmente irónico sonaba el discurso de Fernando Trueba cuando recogió el Premio Nacional de Cinematografía en septiembre de 2016. Para establecer el tono con claridad, recurría primero a la autoparodia, haciendo bromas sobre sí mismo. Luego ya comenzó a reírse a costa de las tres palabras que daban nombre a su galardón: “premio”, “nacional” y “cine”.

El director solo ofendió cuando se refirió al segundo de estos términos. Resulta curioso que sus palabras soliviantaran más justo antes de que se estrenara su nueva película, ya en diciembre, que en el momento en que las pronunció. El vídeo se puede ver pulsando sobre la siguiente imagen.

Todo el mundo es libre de decidir si algo le resulta gracioso, pero no hay justificación válida que permita negar la naturaleza humorística de determinados actos. Considerar que a Williams le dan asco sus admiradores o que Trueba es antiespañol por estos dos ejemplos supone basar la crítica hacia ellos en una mentira. ¿Ocurre porque no podemos o porque no queremos entender? Elige: susto o muerte.

El nuevo programa de sketches de BBC, Revolting se estrenó este martes con una buena (y convenientemente promocional) controversia. La culpa la tuvo una parodia del reality show Mujeres ricas protagonizado por mujeres occidentales que viajan a Oriente Medio para casarse con terroristas del ISIS. Las redes sociales, más que arder, explotaron como si llevaran un chaleco bomba.

Hasta a alguien tan audaz como Lena Dunham se le puede ir la mano de vez en cuando. Aseguró desear haber tenido un aborto al menos una vez en su vida al final de un podcast dedicado al asunto. Su arrepentimiento posterior parecía auténtico, per en The Daily Beast le cantaron las cuarenta.

Está claro que hay asuntos a los que nos cuesta más echarles algo de comedia. “Nación”, “terrorismo”, “aborto” y "feminismo" son algunos de ellos. El comprensible debate en estos casos se centra en establecer dónde se sitúan los límites del humor. Bien lo saben los integrantes de Vaya Semanita, que han pasado tantos años riéndose sin piedad del conflicto vasco. Esta Nochevieja, volvieron a llamar la atención a nivel nacional dándole un giro a la polémica del caranchoa, insulto reconvertido en cara Rajoy, carapedrosanchez y caracobra.

Pero es que a veces somos más papistas que el papa. O mejor dicho más Irene Villa que Irene Villa, como quizá piense el edil Guillermo Zapata. Los límites del humor son, en definitiva, los de la pantalla en la que lo miras.

Selección del contenido y redacción de la carta: Héctor Llanos Martínez @HLMartinez2010

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