Lo primero que hizo Dani Mateo cuando terminó de rodar el sketch en el que simulaba sonarse con una bandera de España fue llamar a su madre. “Vi el silencio en el plató, la llamé y le dije: creo que la he liado. Ella me preguntó qué había hecho y yo le contesté: mis cosas”.
Así comenzaba el cómico su intervención en la segunda jornada del V Congreso Nacional de Comedia, celebrado en la Universidad Autónoma de Madrid el 28 y 29 de marzo. Mateo participaba en un coloquio titulado “Algún día nos reiremos de esto”, en el que también estaba presente Rober Bodegas, que habló de la polémica de sus chistes sobre gitanos de finales de agosto de 2018. Lo moderaba Andrés Barba, novelista y autor del ensayo La risa caníbal.
En el coloquio hablaron de unas experiencias que llevaron a Mateo a los tribunales (aunque el juez desestimó la causa) y que motivó centenares de amenazas a Bodegas, según denunció el cómico. Estas son algunas de las reflexiones sobre el humor y sus límites que los tres plantearon.
Chistes sobre banderas y lazos
Cuando hablaba de sus cosas, Dani Mateo se refería a su trabajo como cómico en El Intermedio, que le llevó a rodar este sketch en octubre del año pasado. “¿Qué esperabais?”, preguntaba, con ironía, aludiendo al conocido carácter político de este espacio presentado por el Gran Wyoming. Mateo defendió que “había que hacer un chiste con todo lo que estaba pasando con las banderas y los lazos. Igual no era el mejor, pero algún chiste había que hacer”. Y afirmó: “Volvería a hacerlo. Supongo”.
El humorista defendió que le seguía pareciendo bueno recordar que la bandera también es un trapo, a lo que Barba añadió que "una forma de poner a prueba el discurso idealista para ver si se quiebra es con la literalidad. Así es cómo este discurso se convierte en algo cómico".
Mateo afirmó que el humor es un momento de catarsis que permite al cómico y al público reírse “de la muerte y de lo perra que es la vida”, y apuntó que los cómicos tienen “la obligación de ir contra la gente que nos quiere todo el día serios y llorando".
Estereotipos y prejuicios
Rober Bodegas recordó que su monólogo se había grabado dos años antes de la polémica y que hasta este mes de agosto no había tenido ninguna repercusión negativa. “Entiendo que pueda molestar, pero no que se quiera matar a una persona por un chiste”.
También defendió la idea detrás de su monólogo, en el que, según explica, quería darle la vuelta a estereotipos sobre los gitanos con comentarios como: "Esto es un payo que va conduciendo, lo para la Guardia Civil y tiene la ITV, el seguro, el coche es suyo…”. Bodegas explicó que “presentaba un chiste incompleto. Y si tú eres capaz de completar esa premisa, es porque tienes prejuicios en tu cabeza”. Su objetivo era “jugar con la imposibilidad de hacer un chiste. Y como no puedo, lo vais a hacer vosotros”.
En otro momento del coloquio, Bodegas relativizó la responsabilidad de los cómicos: “Una persona es muy voluble de mente si un chiste hace que cambie de idea. No creo que nadie diga yo no era racista, pero desde que oí tu chiste lo soy. Ya lo era antes”.
En agosto se reprochó a Bodegas que se burlara de un colectivo en situación de desventaja y se recordó que lo que parece un chiste transgresor puede ser en realidad conservador y excluyente. También se criticó que Pantomima no aprovechara su vídeo para hacer autocrítica, en lugar de reírse de la gente que se había mostrado molesta o dolida por su monólogo.
Los chistes y su contexto
Barba apuntó que “si algo tienen en común los ataques politizados a los humoristas es que se presenta el chiste descontextualizado”. Bodegas afirmó que mucha gente solo vio los dos minutos polémicos, sin el resto del monólogo, y Mateo recordó que, en su caso, muchos no criticaron el sketch, sino que se quedaron en la foto.
Barba citó al filósofo Peter Sloterdijk para hablar de la “cursilería trascendental”, que definió como “una forma de blindar los discursos al exponer sentimientos y no ideas”. Cualquier crítica a un sentimiento se convierte en este contexto “en una agresión personal", lo que lleva a "teatralizar la ofensa" y, por ejemplo, a enfadarse mucho en Twitter por un chiste que se ha oído infinidad de veces y que muchos incluso han contado en privado.
“El problema son las redes sociales -afirmó Mateo-. Hay contenidos de humor que llegan a gente que no tiene ganas de reír ni ganas de verme. Y lo entiendo porque no tocaba. Tocaba en El Intermedio, cuando la gente puso el programa porque quería reírse”.
Bodegas aseguró que “hay gente que dice que está ofendida y en realidad no está ofendida”, añadiendo que “se ha vuelto cool estar mal". Esta respuesta está en línea con el vídeo de Pantomima Full, dúo cómico del que forma parte, que se titulaba Ofendiditos y con el que quisieron responder a la polémica. Mateo coincidió, apuntando que “parece que estamos obligados a sentir muy fuerte durante muy poco tiempo. Lo importante es que el Instagram sea variadito. Lo importante es la imagen”.
5 años analizando el humor
El V Congreso Nacional de Comedia se celebró en la Universidad Autónoma de Madrid durante el jueves y el viernes 28 y 29 de marzo. Dirigido por el cómico y filólogo Dani Alés, contó con la participación de lingüistas, filósofos y cómicos.
Abrió el evento el humorista Ángel Martín con una charla titulada “La comedia es verdad y dolor”. Esa primera jornada contó también con la intervención del filósofo Fernando Castro Flórez, que aprovechó el lema del congreso (“vamos a contar mentiras”) para presentarse como un enemigo de la comedia, género que presentó de forma provocadora como a punto de extinguirse y basado en el fracaso.
También participaron cómicos como Paco Calavera y Luis Álvaro, además de lingüistas como Esther Linares y Leonor Ruiz-Gurillo, ambas de Griale, el grupo de investigación sobre lengua y humor de la Universidad de Alicante.
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