Tiempo de vacaciones (1 de 4): ¡Bienvenido al pasado!

Primera entrega (de cuatro) del relato seriado de 'Verne' para estas vacaciones

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Admito que el tuit era de mal gusto. Pero solo era una broma. Hoy en día la gente se molesta por nada. Total, que tuve que explicar el chiste varias veces, lo que, por algún motivo, lo empeoró todo. La gente en Twitter no tiene sentido del humor. Y ya me deberían conocer: las mañanas de domingos siempre intento tuitear algo provocador. Soy todo un elephant terrible, como dicen los italianos.

Los agentes de policía que se personaron en mi casa con la intención de arrestarme por el tuit tampoco entendían mi humor.

—¿Tuit? No, en absoluto. Los vecinos se quejan del ruido.

—¡Necesito golpear cacerolas para concentrarme y tuitear! ¡No impediréis mi libre ejercicio de la libertad de expresión! ¡Fascistas! ¡Ofendiditos!

Aunque me defendí lanzando un ataque preventivo con una sartén, los agentes lograron arrestarme y me hicieron pasar la noche en el calabozo, rodeado de gente que había cometido delitos de verdad, imaginaba, como robar, matar o evadir impuestos. De hecho, para hacerme respetar decidí que no revelaría el verdadero motivo de mi encarcelamiento.

—¡HE MATADO A TU PADRE! — Grité, después de media hora pensando qué crimen daría más miedo a mis compañeros.

Creo que no medí bien mis palabras, porque mis seis o siete compañeros de celda se pusieron a llorar desconsolados y no había forma de que se calmaran.

—Que era broma, que solo le he dado una paliza…

Total, que entre una cosa y otra perdí todo el fin de semana. Aunque eso fue lo de menos: mi tuit salió en varios periódicos y hubo gente que le dedicó incluso hilos enteros. Imagino: no leo la prensa y no me atrevía a abrir la aplicación.

El lunes llegué a la oficina y me esperaba mi jefe:

—Mira, Jaime, lo siento mucho, pero estamos recibiendo llamadas, mensajes…

—Me queréis despedir por mi tuit.

—¿Qué?

—Está llamando gente para quejarse por lo que solo era un chiste y vosotros no aguantáis la presión.

—¿De qué tuit hablas?

—¿La gente no está llamando por eso?

—Son tus clientes. Llevas meses de retraso en todos los proyectos.

—Bueno, son proyectos. Como su propio nombre indica, no hace falta terminarlos.

A pesar de que tenía razón (yo, no él) y de que el tuit no era para tanto, la empresa prefirió despedirme.

Decidí emplear el finiquito y lo que había conseguido mediante el robo de varias docenas de huevos en granjas de los alrededores disfrazado de zorro (esa es otra historia) para irme de vacaciones. Pero no un viaje en el espacio, sino en el tiempo.

Había caído hacía poco en mis manos un folleto que anunciaba la apertura de una agencia de viajes en el tiempo, llamada Agencia de Viajes en el Tiempo, así que decidí pasar e informarme. Me gustaba el hecho de que no tuvieran página web: siempre me han gustado los negocios tradicionales de ciencia ficción. Y este lo era: un escaparate sucio, una mesa desvencijada, un tipo calvo y con un traje que le venía grande.

—¡Bienvenido al futuro! —Me gritó, nada más entrar—. O al pasado.

—¿Qué le recomendaría a un tipo que ha escrito un tuit sumamente desagradable?

—¿Quizás un viaje a un pasado más tranquilo, sin tanta tecnología tóxica?

—Quiero conocer la India de Gandhi.

—Ojo, que esta máquina solo es del tiempo, no del espacio. Cuando salga por esa puerta seguirá en Barcelona y la India está lejísimos. Al menos dos transbordos de metro.

Barajamos varias opciones: y al final optamos por 1973, el año del atentado a Carrero Blanco, el año en el que nació el humor en España.

El comercial me explicó cómo funcionaba la máquina del tiempo. Bastaba con entrar en una sala y salir por otra puerta que daba a la calle. Sin más.

—¿Así de fácil?

—Para usted sí, pero esta sala es un agujero de gusano que necesita casi la mitad de la energía del universo para mantenerse abierto. No se imagina las facturas de la luz que nos llegan.

—¿Y para volver?

—La misma puerta. Llame al timbre.

—¿No será un timo? ¿Me está diciendo la verdad?

—¿Qué motivos tendría yo para mentirle? Si ni siquiera nos conocemos. No es como si quisiera vengarme.

—Por mi tuit, ¿quizás?

—¿Qué tuit?

—¿No tiene Twitter? Todo el mundo hablaba de él este fin de semana durante al menos diez minutos.

—Oh, no. Piense que mi empresa en realidad abrirá en 2217.

—No me fío.

—Bueno, para volver tendrá que venir aquí desde el pasado, así que podrá cantarme las cincuenta en caso necesario.

—Querrá decir las cuarenta.

—No, las cincuenta. Yo vengo del futuro y no vea cómo ha subido la inflación.

Total, que firmé los papeles que había que firmar por “esas cosillas del seguro” (se ve que si me come un hombre del medievo, no puedo reclamarle nada a la empresa) y acordé que me pasaría al día siguiente a disfrutar de mis vacaciones.

—¿Y qué ropa llevo? ¿Qué tiempo hace en 1973?

—Pues en 1973 hizo todo un año entero.

Algunas precauciones que debe tomar antes de viajar en el tiempo (de la página web del Ministerio de Exteriores)

Si ha contratado un viaje en el tiempo, no olvide tomar las siguientes precauciones:

- Consulte la tabla temporal de epidemias para vacunarse. Le recordamos que está prohibido viajar a Europa entre 1346 y 1361 por la peste negra.

- Apunte la dirección de la agencia de viajes para poder volver. Recuerde que los nombres de las calles pueden cambiar con el tiempo. No se fíe del gps de su móvil, sobre todo si viaja a épocas sin satélites, como el periodo 2021-2036, durante el que cayeron todos al mar.

- Consulte la legislación local antes de salir. Por ejemplo, a partir de 2025 fue obligatorio durante varios años ser siempre un hombre blanco heterosexual de 43 años llamado Alonso.

- Consulte la dirección del consulado: la mayor parte de siglos tienen uno.

- Recuerde que la agencia del tiempo se fundó en 2217 y cerró en 2090: asegúrese de que puede volver.

- Recuerde también que los agujeros de gusano son muy inestables y los errores en los viajes son frecuentes. En todo caso, si viaja al pasado y tiene cualquier problema, recuerde que todo se soluciona esperando.

- Deje de llevarle a Shakespeare las obras completas de Shakespeare. Lo mismo vale para cualquier autor.

- Intente no cambiar la historia. También si viaja al futuro, ya que estará cambiando el pasado de la gente que está aún más en el futuro. En caso de duda, no haga nada o vote a la derecha.

- No mate a su padre para ver qué ocurre. ¿Para qué? Paradoja.

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