Ahora que vemos más cerca la vuelta a la normalidad (algunos territorios españoles ya están avanzando en las fases de desescalada), empezamos a imaginar cómo será nuestra vida cuando todo esto acabe. Una vida que seguro será diferente y en la que tendremos que seguir extremando las precauciones hasta que se descubra una vacuna contra el virus o un fármaco que rebaje su agresividad.
Pero esta nueva etapa no tiene por qué ser peor. Aunque a veces se hayan hecho duros, estos dos meses confinados en casa nos han servido para valorar aquellas cosas de nuestra vida que nos hacen felices, pero que quizás antes no reparábamos en ellas. Por ejemplo: estar con la familia y los amigos o el contacto con la naturaleza. Así lo refleja el estudio “Los españoles y el medioambiente en tiempos del COVID-19”, elaborado por Ecovidrio –entidad sin ánimo de lucro encargada de la gestión del reciclado de residuos de envases de vidrio en España– en colaboración con la empresa GfK.
El confinamiento también nos ha servido para saber en qué tipo de sociedad queremos vivir: una más solidaria, que se preocupe por las personas vulnerables, como los mayores, y que cuide del medioambiente. En Verne, hemos elaborado una serie de propósitos para la vida después del confinamiento a partir de los deseos de los participantes del estudio.
Pasar más tiempo con los seres queridos y cuidar a los mayores
Durante el confinamiento y gracias a Internet y las distintas aplicaciones de videollamada que existen, hemos podido seguir viendo a nuestros amigos y familiares aunque estuviesemos en casas diferentes. Sin embargo, aunque la hiperconectividad nos ha ayudado a sentirnos más cerca de los nuestros, no ha sido suficiente para calmar nuestro deseo de encontrarnos físicamente, como revela el estudio de Ecovidrio. Un 90% de los encuestados reconoce que lo que más ha echado de menos ha sido estar con la familia y los amigos. Como explicaba la psicóloga Shelley Taylor en esta entrevista para EL PAÍS, “somos seres sociales. Necesitamos salir con un amigo, que venga gente a cenar a casa, reencontrarnos… “. El propósito de muchos para esta nueva vida será el de recuperar la relación con amigos y familiares –un poco erosionada, como señala la experta, por la falta de interacción física– pasando más tiempo con ellos.
Entre esos seres queridos que hemos echado tanto de menos se encuentran nuestros mayores, la población más vulnerable en esta crisis sanitaria. La cantante Rozalén lo expresaba así en la canción Aves enjauladas, compuesta durante la cuarentena y en la que le dedica una estrofa a su abuela: “Me pondré ante mi abuela y de rodillas le pediré perdón por las veces que la descuidé”. Su fragilidad ante este virus que los amenazaba, pero también su resiliencia, nos ha hecho darnos cuenta de que necesitamos prestarles más atención como sociedad. Casi la totalidad de los encuestados desearía que se cuidase más a las personas mayores a partir de ahora.
Autocuidados y bienestar
Esta cuarenta nos ha demostrado que, si queremos, podemos, y que cualquier lugar es bueno para ejercitarse, incluso nuestras casas. En estos meses hemos descubierto multitud de cuentas de redes sociales dedicadas al deporte y a la meditación, otra práctica recomendada por profesionales de la salud para alcanzar un mejor bienestar. Recursos virtuales que nos seguirán siendo útiles para mantenernos en forma en el futuro ahora que muchos se han propuesto cuidarse más (el 73% de los participantes), ya sea a través del ejercicio físico o de la alimentación.
Para este segundo apartado, también nos valdrá lo que hemos aprendido durante este confinamiento, en el que mucha gente ha descubierto el maravilloso mundo de sus cocinas. De la mano de prestigiosos chefs que compartían en redes sociales lo que cocinaban en sus casas, hemos conseguido elaborar sencillas y saludables recetas que podremos seguir replicando. Y si a partir de ahora lo que queremos es engordar nuestro recetario, podemos acudir a cuentas de Instagram como las de Futurlife, Yo cocino en casa o Gloria Carrión, que también han estado al pie del cañón durante este confinamiento, mostrándonos que comer sano no es ni difícil ni caro.
Cuidar el medioambiente
Nuestras neveras y despensas han estado un poco más llenas en la cuarentena, pero no por ello hemos dejado de reciclar, especialmente el vidrio. Según el estudio, el 75% continúa con esos pequeños paseos semanales hasta el contenedor verde. El reciclaje de residuos seguirá siendo uno de los propósitos de los españoles tras el confinamiento. El 93,5% dice que reciclará todos los residuos una vez que volvamos a la normalidad. De ellos, los más comprometidos son los mayores de 45 años (95,4%), cuatro puntos por encima de los millennials y centennials (entre 18 y 34 años). Para contribuir a la sostenibilidad del planeta también hay quien se propone hacer un uso más eficiente del agua y de la energía (95,7%) o consumir de forma más responsable (94%).
Cuidar el medioambiente será “importante o muy importante” a partir de ahora, como respondió el 93% de los encuestados. Por eso, hay quien se plantea reducir el uso del coche privado (75,4%). Y es que la crisis de la COVID-19 ha supuesto una oportunidad para redistribuir el espacio urbano en beneficio de las bicicletas y los peatones. Durante el primer fin de semana de la fase 0 vimos como las bicis llenaban las calzadas de ciudades españolas como Madrid (prácticamente vacías de vehículos). Fue precisamente la limitación del tráfico durante el confinamiento lo que demostró que así se pueden reducir los niveles de contaminación.
Ser más solidarios
Si algo nos ha demostrado esta crisis sanitaria es que ante las adversidades es mejor estar unidos. Ya en los primeros días de estado de alarma la sociedad española sacó su lado más solidario y por las redes sociales empezaron a circular iniciativas altruistas de ciudadanos para ayudar a todo aquel que lo necesitara; en este artículo recogimos algunas de ellas. La palabra comunidad cobró más sentido que nunca y vecinos de multitud de barrios del país también se organizaron para llevar la compra a los más vulnerables, cuidar de niños cuyos padres debían seguir trabajando o pasear a mascotas de los que lo necesitaran.
También vimos la solidaridad del sector de la cultura que, aún siendo uno de los peor parado, no dejaron de crear y ofrecer sus contenidos a través de las redes sociales para hacernos más llevadero el confinamiento. Y por supuesto, fuimos testigos del altruismo y la vocación de los sanitarios, a los que todavía agradecemos su labor y esfuerzo cada noche desde nuestro balcón.
Esa solidaridad es la que desea el 97% de los encuestados para la vida después de la crisis de la covid-19; “que nos ayudemos los unos a los otros”, como espera otro altísimo porcentaje de participantes.
Contacto con la naturaleza
Una de las cosas de las que nos privó este confinamiento fue la de pasear al aire libre, disfrutar de las zonas verdes de nuestras ciudades y contemplar la explosión primaveral de estos meses. El único contacto con la naturaleza que podíamos tener se daba a través de nuestras ventanas, por eso surgieron iniciativas como la de Aver Aves, promovida por el periodista medioambiental Javier Rico y con la que proponía observar las aves que viven en nuestros barrios y aprender a reconocerlas. Aunque no fueron las únicas especies que pudimos ver desde nuestras casas. El confinamiento provocó que muchos otros animales que viven en libertad y a los que no estamos acostumbrados a ver, se acercasen a los núcleos urbanos y paseasen por sus calles como si tal cosa.
Pasar tanto tiempo confinados nos hizo darnos cuenta de lo importante que es la naturaleza en nuestras vidas, como le ocurrió al 90,3% de los encuestados por Ecovidrio. La actriz Nathalie Pozas contaba hace unos días en el programa Late Motiv tiene tantas ganas de reencontrarse con la naturaleza que cuando lo haga, “le voy a presentar mis respetos”. Ya el 2 de mayo, cuando se reanudaron los paseos y el deporte al aire libre, se notó el ansia de naturaleza que había: las playas y los parques de España –reabiertos por sus ayuntamientos– se volvieron a llenar de gente.
Volver a viajar
Otro aspecto importante que nos ha enseñado este confinamiento es que se puede viajar sin moverse del salón. Hemos visitado ciudades, monumentos, museos, enclaves arqueológicos… desde el móvil o el ordenador a través de aplicaciones y páginas web, a veces incluso con videojuegos. Los libros, por supuesto, también nos han permitido viajar (con la imaginación) en estos momentos en los que no se podía físicamente. Aunque todas estas opciones no han sido suficientes para algunos: el 77% de los participantes del estudio ha echado de menos viajar. Para ellos, un mensaje tranquilizador de los expertos: volveremos a hacerlo.
Mientras llega la vacuna de la covid-19, haremos, sobre todo, un turismo de proximidad a destinos españoles. Si de algo podemos presumir, es de riqueza geográfica, magníficas zonas de costa, pero también maravillosas zonas rurales y de montaña. Buscaremos lugares sin masificar, con lo que estaremos contribuyendo a crear un turismo sostenible. Quizás este verano nos apetezca volver al confinamiento, pero esta vez alquilando una casa para toda la familia con jardín y piscina o en un paraje rodeados de naturaleza.
¿Y tú? ¿Cuáles son tus propósitos? Para que queden por escrito y puedas compartirlos, te traemos dos ilustraciones de Bárbara Alca. Puedes rellenarlas y compartirlas en tus stories o enviárselas a otra persona con aquellas cosas que piensas hacer o no volver a hacer después cuando "todo esto pase".
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