¿Vas a visitar un piso en alquiler? No olvides preparar estas nueve cosas

La ilustradora La Mandanga, que se ha mudado cinco veces en Barcelona, comparte contigo su sabiduría y humor

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El mercado inmobiliario no está hecho para vivir solo. Ve buscando tu 'pareja de techo'
El mercado inmobiliario no está hecho para vivir solo. Ve buscando tu 'pareja de techo'

Desde que vivo en Barcelona me he mudado unas cinco veces, suficientes para ver cómo encontrar piso se complicaba más cada año. A los 30 años, vivir sola era ya una necesidad. Hubo un momento en el que ya no podía ni usar el baño a gusto, porque siempre estaba ocupado, incluso por desconocidos. Pero mientras mi sueldo seguía intacto, el alquiler no paraba de subir. Según un informe de Infojobs y Fotocasa, en los últimos seis años los alquileres en Catalunya subieron unas 30 veces más que los sueldos. Insostenible. Así que al final sucumbí al erotismo de la gentrificación y me mudé a un pequeño zulo pagando más de lo que puedo pagar. Lo que sea por poder ir al baño tranquila.

Y es que las toallas de cisne encima de las camas han hecho mucho daño. Hemos necesitado una pandemia mundial para frenar los pisos turísticos y que el mercado del alquiler respire. Ilusa de mí, hace unas semanas pensé que era un buen momento para buscar un hogar mejor. Me lancé a la aventura y, después de filtrar estafas de pisos fantasma, contratos por temporada “ideal estudiantes”, bajos sin ventanas -eso sí, ¡con ascensor!- y lofts diáfanos con la nevera al lado de la ducha, conseguí una visita. ¡Qué ingenua y qué poco preparada! Para conseguir un alquiler necesitas un montón de cosas que ni sabía. Por eso he decidido compartirlas con el mundo. Si quieres alquilar, yo te recomendaría que llevaras preparadas:

1. La sesión de Facebook abierta para demostrar que estás en una “relación seria”

El capitalismo no está pensado para la gente soltera. Los postres de chocolate van de cuatro en cuatro, los paquetes de pasta fresca son de proporciones raras y las cuentas de Netflix salen más caras. El sector inmobiliario no puede ser menos, así que si vas a vivir con tu pareja y podéis aportar dos nóminas, ¡enhorabuena!, tienes un boleto extra para que te seleccionen. Según datos que me acabo de sacar de la manga, muchas parejas siguen juntas porque no pueden pagar el alquiler solos y les horroriza adentrarse en el oscuro mundo de buscar piso: las parejas de techo.

2. Ropa deportiva

Si hace falta, pasa antes por una tienda de deporte, porque en tu visita habrá que hacer ejercicio. Los “preciosos áticos con vigas a la vista” son buhardillas de medio metro de altura, así que tendrás que andar de cuclillas. Y los pisos “tipo duplex” son zulos con camas colgando del techo, necesitarás escalar. Eso sin olvidar los 10 pisos sin ascensor que te comerás y el contorsionismo que tendrás que hacer para entrar en algunos baños.

3. Un carpesano mucha documentación

Las inmobiliarias tienen un fetiche: la documentación. Me imagino a un montón de señores con traje y actitud rapera, lanzando nóminas, extractos bancarios y cartas de recomendación al aire como si fueran billetes. Lleva las nóminas de tu pareja, tu ligue, tu familia y tus amigos, nunca está de más. Y trapichea todo lo que puedas con las cartas de recomendación solo para enseñarles que tienes DOCUMENTOS, MUCHOS DOCUMENTOS. Les encanta.

Así imagino a los agentes inmobiliarios con todas las nóminas, cartas de recomendación, extractos bancarios...

4. Un amigo para asustar a posibles inquilinos

Siempre habrá alguien con más dinero que tú y más nóminas que tú. Busca a un amigo que se quiera sacar unas pesetillas y págale para que vigile el portal y asuste a posibles inquilinos. El tema es libre, aunque comentar en voz alta temas de narcotráfico, robos o goteras tiene garantía de éxito.

5. Un micrófono oculto

El viernes dices “hoy de tranquis” y el sábado te despiertas con una resaca monumental y Melendi o un taladro como banda sonora. ¿Te suena? Visitar pisos un martes a las 11 de la mañana no es realista. ¿Y si el vecino de arriba es bailarín de claqué? ¿O al lado vive una familia del Opus y sus 11 hijos juegan al fútbol en casa? No te la juegues y oculta un micrófono para saber a lo que te puedes enfrentar.

6. Un tupper de croquetas mágicas

Esto sabe a soborno, sí, pero disimula. Saca un tupper de croquetas y comenta que son para llevar a la oficina, pero que te salen riquísimas y que tienen que probarlas. Dejar un retrogusto de felicidad entre los agentes inmobiliarios te dará muchos puntos. Eso sí, aunque sean las mejores croquetas de su vida, no te perdonarán ni un euro. 

7. Un guion con para interpretar tu papelón dramático

Buscar piso en una gran ciudad es como Los juegos del hambre pero con ladrillos. La competencia es dura y necesitarás una estrategia. Yo te propongo hacer el papelón. Habla de lo emotivo que sería volver a este barrio, donde pasaste tu infancia. Deja caer que tu casero soltó alguna lagrimilla cuando dijiste que te mudabas, que tenéis una relación súper especial. También de la alegría que tuviste el mes pasado cuando te ascendieron. Incluso puedes fingir alguna llamada tipo broker para que vean que eres currante 24/7.

8. Un rodillo anti pelusas para disimular que tienes mascota

El piso tiene mucha luz, las ventanas no dan a una pared de ladrillos, parece que todo funciona, has bordado el papelón, os habéis caído de maravilla, has notado erecciones con tu carpesano de nóminas... ¡Pero, de repente, aparece un pelo de tu gato en la camiseta! Game over, estás fuera. Los propietarios tienen una especie de fobia a los animales y, aunque la mayoría de mascotas acaban infiltradas, repasa tus pelusillas antes de entrar y mantén tu secreto a salvo.

9. Mucho dinero en efectivo

¿Crees que has encontrado el piso perfecto y has conseguido superar todas las pruebas? ¡Cuidado! El piso no es para el primero que dice sí, sino para el que paga antes el sablazo. Mientras haces cola en el banco para poder ir a firmar, alguien más rápido podría quitarte la plaza. Lo más efectivo es llevar efectivo. Necesitarás unos 5.000 € para pagar los tres meses de fianza, el 20% de honorarios, el mes en curso y un pequeño soborno, por si el agente inmobiliario es intolerante a la lactosa y ha rechazado tus croquetas.

Suerte, mucha suerte.

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